Por años colaborando desde el anonimato, pero listas para trabajar a la par de sus compañeros, tres mujeres de la región lograron finalmente llegar a cargos jerárquicos dentro de los cuerpos de bomberos voluntarios de la zona.
En la región, tres mujeres son jefas de cuarteles de bomberos
Alicia Rolotto y Analía Aparicio accedieron a los máximos cargos en Serrano y Mackenna. En tanto, en Alcira Gigena, Norma Alovero, exbombera, preside la comisión directiva.
En Serrano, Alicia Rolotto es la jefa del cuerpo activo; en Vicuña Mackenna, Analía Aparicio comanda uno de los cuarteles más grandes del sur provincial, mientras que Norma Alovero, en Alcira Gigena, ya retirada de la actividad, preside de la comisión directiva de la institución.
Son mujeres que con su trabajo demuestran que los cargos no tienen género y lograron escalar posiciones producto de la perseverancia y el trabajo.
Se han capacitado para ejercer su función y llega el momento en que se erigen en conductoras de un cuerpo de Bomberos Voluntarios. La tarea no es menor. Hay que actuar en siniestros de diversa índole, en situaciones donde el peligro acecha. Hay que tener temple de acero cuando ocurren los accidentes y asumir el rol contenedor y materno cuando entre las víctimas hay niños.
Familia de bomberos
Alicia Rolotto calza impecable el traje con las insignias del cuerpo de Bomberos de Voluntarios de Serrano.
Consultada cuál era su cargo, sin dudarlo respondió: “Soy bombera voluntaria desde hace 19 años, no me queda mucho tiempo porque ya vendrá el retiro el año que viene, cuando cumpla 20 años de servicio. Hace más de tres años que ocupo el cargo de la jefatura del cuerpo activo. Tengo el grado de subcomisario. Me he preparado y capacitado para actuar cuando nos requieren igual que los hombres. Y eso pasa en todo sentido de la vida. Hoy las mujeres trabajamos codo a codo con los hombres. Tengo un hijo que también es bombero voluntario, y su esposa (mi nuera) también es bombera, su hijo igual y el más pequeño es aspirante. Somos una familia bomberil".
Alicia, además de comandar el cuerpo de servidores públicos de su localidad tiene otras ocupaciones. Pero todos saben que ante el toque de sirena hay que salir presurosa al cuartel, interiorizarse de la emergencia y salir a actuar. Allí donde el peligro, el fuego, el dolor o la tragedia siempre están acechando. El cuerpo de Serrano se encuentra en la Regional 3.
"No tenemos temor porque estamos seguros de lo que hacemos. Es tanta la experiencia que a veces cuando ocurre por ejemplo un incendio trabajamos en forma normal".
Alicia manifiesta que siempre se preparó para brindarle todos los servicios a la comunidad. "No me he preparado para ser jefe. Eso llega solo. Formamos un equipo y cada uno sabe cómo debe actuar. El cuerpo activo trabaja en conjunto, no se levanta la voz. Y si llega a ocurrir un error, después en la intimidad del cuartel lo analizamos. Es mucha responsabilidad y si llegara a sucederle algo a los integrantes del cuerpo no es responsabilidad de los efectivos, sino del jefe", sostuvo.
Por estar en una zona atravesada por un trazado nacional, como lo es la ruta 7, donde la estadística de accidentes alarma, la jefa del cuerpo de Serrano admite que es un problema que preocupa y ocupa. “Se viaja muy rápido, con rutas no aptas para vehículos de la actualidad que circulan a 140 o más; (los accidentes) son moneda corriente”.
No obstante, admitió que hay otros factores que también llevan a la tragedia: “Hay problemas de ingesta de alcohol cuando se conduce, muchas veces desconcentrados o fatigados; se sabe que el sueño es traicionero. Lo malo es que algunas irresponsabilidades al volante pueden llegar a perjudicar a otros conductores que nada tienen que ver con esto. Por eso hay tantas tragedias".
Una vocación
Analía Aparicio es la jefa del cuartel de Bomberos de Vicuña Mackenna.
Comenzó realizando un interinato en la jefatura del cuartel de la ciudad, uno de los más importantes y antiguos de esa región. Desde el 2 de junio del corriente año pasó a convertirse en jefa del cuerpo activo de Vicuña Mackenna. Su cargo en la jerarquía bomberil es el de suboficial principal. Ingresó el 20 de noviembre de 1991 y desde ese momento se desempeña en la institución.
El número de efectivos que revisten en el cuartel mackennense es de 38 en el cuerpo activo, 19 aspirantes menores, 8 aspirantes mayores, de los cuales están realizando el primer nivel. Son de la Regional 3.
"Con el tema de la sequía nos está yendo mal porque ocurren incendios por cualquier causa. Obviamente estamos pendientes de que en cualquier momento nos llamen. Pero lo que más nos pone en alerta es cuando hay noches de lluvia o neblina. Esos estados de la ruta son complicados. Existen otros casos, como humo o tierra en suspensión, que disminuyen la visión de los conductores y ahí el nivel de peligro se eleva", señala.
Cuando fue el tiempo de formar una familia el tema de ser voluntario no resultaba fácil. Hoy tiene su esposo y un hijo de 12 años.
Ante la posibilidad de ocupar la subjefatura primero y luego conducir el cuartel, primero hubo que sentarse a dialogar en familia antes de aceptar.
"Les pedí el apoyo y pregunté si estaban de acuerdo. Una vez que lo obtuve recién acepté. Si esto se hace en forma mancomunada es mucho mejor", aseguró.
Analía también se hizo un tiempo para analizar los accidentes.
"Siempre llegamos a la misma conclusión: quien es el principal responsable de los accidentes es el hombre. Además, no tenemos rutas ni banquinas para circular a 160 kilómetros por hora".
También reflexionó sobre la fatiga de muchos conductores que por esas razones se accidentan. "Estamos a mitad de camino entre Mendoza y Buenos Aires. Hay unos 70 kilómetros desde Mackenna a Justo Daract donde no hay absolutamente nada. Ocurre algo similar en dirección a General Levalle y peor aún desde allí a Laboulaye, y eso acelera el cansancio en la conducción. A todas estas cuestiones debemos agregarles el uso indebido del celular. Aquí mismo en nuestra localidad la principal causa de accidentes es la utilización de celular conduciendo un auto o una motocicleta".
Por último, Analía sostuvo que ser bombero voluntario es una vocación y que se ha preparado convenientemente para servir a quienes lo necesitan en momentos de emergencia.
Son mujeres que con su trabajo demuestran que los cargos no tienen género y lograron escalar posiciones producto de la perseverancia y el trabajo.
Se han capacitado para ejercer su función y llega el momento en que se erigen en conductoras de un cuerpo de Bomberos Voluntarios. La tarea no es menor. Hay que actuar en siniestros de diversa índole, en situaciones donde el peligro acecha. Hay que tener temple de acero cuando ocurren los accidentes y asumir el rol contenedor y materno cuando entre las víctimas hay niños.
Familia de bomberos
Alicia Rolotto calza impecable el traje con las insignias del cuerpo de Bomberos de Voluntarios de Serrano.
Consultada cuál era su cargo, sin dudarlo respondió: “Soy bombera voluntaria desde hace 19 años, no me queda mucho tiempo porque ya vendrá el retiro el año que viene, cuando cumpla 20 años de servicio. Hace más de tres años que ocupo el cargo de la jefatura del cuerpo activo. Tengo el grado de subcomisario. Me he preparado y capacitado para actuar cuando nos requieren igual que los hombres. Y eso pasa en todo sentido de la vida. Hoy las mujeres trabajamos codo a codo con los hombres. Tengo un hijo que también es bombero voluntario, y su esposa (mi nuera) también es bombera, su hijo igual y el más pequeño es aspirante. Somos una familia bomberil".
Alicia, además de comandar el cuerpo de servidores públicos de su localidad tiene otras ocupaciones. Pero todos saben que ante el toque de sirena hay que salir presurosa al cuartel, interiorizarse de la emergencia y salir a actuar. Allí donde el peligro, el fuego, el dolor o la tragedia siempre están acechando. El cuerpo de Serrano se encuentra en la Regional 3.
"No tenemos temor porque estamos seguros de lo que hacemos. Es tanta la experiencia que a veces cuando ocurre por ejemplo un incendio trabajamos en forma normal".
Alicia manifiesta que siempre se preparó para brindarle todos los servicios a la comunidad. "No me he preparado para ser jefe. Eso llega solo. Formamos un equipo y cada uno sabe cómo debe actuar. El cuerpo activo trabaja en conjunto, no se levanta la voz. Y si llega a ocurrir un error, después en la intimidad del cuartel lo analizamos. Es mucha responsabilidad y si llegara a sucederle algo a los integrantes del cuerpo no es responsabilidad de los efectivos, sino del jefe", sostuvo.
Por estar en una zona atravesada por un trazado nacional, como lo es la ruta 7, donde la estadística de accidentes alarma, la jefa del cuerpo de Serrano admite que es un problema que preocupa y ocupa. “Se viaja muy rápido, con rutas no aptas para vehículos de la actualidad que circulan a 140 o más; (los accidentes) son moneda corriente”.
No obstante, admitió que hay otros factores que también llevan a la tragedia: “Hay problemas de ingesta de alcohol cuando se conduce, muchas veces desconcentrados o fatigados; se sabe que el sueño es traicionero. Lo malo es que algunas irresponsabilidades al volante pueden llegar a perjudicar a otros conductores que nada tienen que ver con esto. Por eso hay tantas tragedias".
Una vocación
Analía Aparicio es la jefa del cuartel de Bomberos de Vicuña Mackenna.
Comenzó realizando un interinato en la jefatura del cuartel de la ciudad, uno de los más importantes y antiguos de esa región. Desde el 2 de junio del corriente año pasó a convertirse en jefa del cuerpo activo de Vicuña Mackenna. Su cargo en la jerarquía bomberil es el de suboficial principal. Ingresó el 20 de noviembre de 1991 y desde ese momento se desempeña en la institución.
El número de efectivos que revisten en el cuartel mackennense es de 38 en el cuerpo activo, 19 aspirantes menores, 8 aspirantes mayores, de los cuales están realizando el primer nivel. Son de la Regional 3.
"Con el tema de la sequía nos está yendo mal porque ocurren incendios por cualquier causa. Obviamente estamos pendientes de que en cualquier momento nos llamen. Pero lo que más nos pone en alerta es cuando hay noches de lluvia o neblina. Esos estados de la ruta son complicados. Existen otros casos, como humo o tierra en suspensión, que disminuyen la visión de los conductores y ahí el nivel de peligro se eleva", señala.
Cuando fue el tiempo de formar una familia el tema de ser voluntario no resultaba fácil. Hoy tiene su esposo y un hijo de 12 años.
Ante la posibilidad de ocupar la subjefatura primero y luego conducir el cuartel, primero hubo que sentarse a dialogar en familia antes de aceptar.
"Les pedí el apoyo y pregunté si estaban de acuerdo. Una vez que lo obtuve recién acepté. Si esto se hace en forma mancomunada es mucho mejor", aseguró.
Analía también se hizo un tiempo para analizar los accidentes.
"Siempre llegamos a la misma conclusión: quien es el principal responsable de los accidentes es el hombre. Además, no tenemos rutas ni banquinas para circular a 160 kilómetros por hora".
También reflexionó sobre la fatiga de muchos conductores que por esas razones se accidentan. "Estamos a mitad de camino entre Mendoza y Buenos Aires. Hay unos 70 kilómetros desde Mackenna a Justo Daract donde no hay absolutamente nada. Ocurre algo similar en dirección a General Levalle y peor aún desde allí a Laboulaye, y eso acelera el cansancio en la conducción. A todas estas cuestiones debemos agregarles el uso indebido del celular. Aquí mismo en nuestra localidad la principal causa de accidentes es la utilización de celular conduciendo un auto o una motocicleta".
Por último, Analía sostuvo que ser bombero voluntario es una vocación y que se ha preparado convenientemente para servir a quienes lo necesitan en momentos de emergencia.
Héctor Domingo Amaya
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