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Embarazos juveniles: las adolescentes son madres por primera vez a los 14

El dato surge de un relevamiento que Niñez municipal realizó en los dispensarios a partir del proyecto “Sintiendo Juntos”

Un relevamiento de la Subsecretaría de Género, Niñez, Adolescencia y Familia realizado en centros periféricos, a partir del programa “Sintiendo Juntos”, dio cuenta de que la edad en la que las jóvenes son madres por primera vez está entre los 14 y 15 años. El trabajo desarrollado en espacios de consejería de estos puntos indicó, además, que la edad de iniciación sexual se encuentra a los 12 años y que en la mayoría de los casos hay una gran falta de información sobre educación sexual.

El programa municipal comenzó a funcionar a fines de mayo de este año, como propuesta generada en el Presupuesto Participativo Joven, y se desarrolló a partir de la información que había en los dispensarios sobre listados de las jóvenes en período gestacional. Desde Niñez explicaron que allí articularon con los profesionales de los centros y referentes barriales, para participar en los controles de embarazo y ofrecerles a las madres un espacio individual de acompañamiento.

Junto a Niñez articuló el trabajo la Secretaría de Salud y Deportes, con el objetivo de brindar una respuesta integral a cada caso, contemplando que lo que se manifestaba en los encuentros con las jóvenes embarazadas indicaba que había aspectos psicológicos, biológicos, culturales y sociales que impactan negativamente en el desarrollo de su embarazo.

“Es importante luego de esta experiencia dejar asentado el trabajo como programa dentro de la Subsecretaria”, indicó a Puntal Ana Medina, subsecretaria de Niñez, quien explicó que “como sistema de protección de derecho observamos la necesidad de acompañar y estar como Estado, no sólo desde el ámbito de la salud sino también brindado estrategias o herramientas para trabajar con estas jóvenes”.

En cuanto a la maternidad, el relevamiento presentó que las jóvenes son madres por primera vez entre los 14 y 15 años. “La mayoría de éstas presentan dificultades en cuanto al control prenatal, se advierte una gran ausencia de información en cuanto a la importancia de los recaudos pertinentes para la prevención de enfermedades de transmisión sexual, falta de información y confusión para la realización de trámites en cuanto a la inclusión a Programas Sociales, documentación requerida en cuanto al Documento Nacional de Identidad para su actualización y Asignación Universal por Hijo, entre otros”, explicaron desde el área.

Otro punto sobre el que indicaron que se debe trabajar es sobre la deserción escolar. Señalaron que en su mayoría las jóvenes no continúan sus estudios una vez que son madres, manifestando falta de interés para retomarlos y, comenzando una vida en pareja durante la preadolescencia. Esto, explican, es por diversos motivos como: deseo de ser madre, presión familiar, situaciones de violencia familiar y asunción de roles maternos otorgados transgeneracionalmente, “por lo que en muchas de ellas el proyecto de vida está destinado a formar una familia a temprana edad, independientemente de la situación económica, social y cultural en la cual se encuentre con la pareja”, destacaron desde Niñez, y señalaron que en muchos casos el único deseo vivo es la maternidad entendida como la necesidad de “tener algo propio”.

“Es preciso trabajar en un espacio de consejería que contemple el periodo gestacional como también en la etapa de puerperio”, sostuvo Medina, mientras que consideró que la propuesta se debe enmarcar “desde una perspectiva de derecho con una mirada de género centrada en las potencialidades de las adolescentes”.

- ¿Cómo se trabajaría en este eje de contención?

- Para ello se hace necesario generar estrategias y acciones tendientes a desarrollar y mejorar sus fortalezas subjetivas considerándolas como sujetos de derecho. En este sentido, el espacio de consejería deberá generar condiciones que les permitan a las adolescentes embarazadas poner en práctica habilidades cognitivas y afectivas así como también conocer y ejercitar sus derechos brindando las herramientas necesarias para enfrentar y superar posibles situaciones que pongan en riesgo su integridad y salud o la del niño por nacer.

El trabajo de la madre

El trabajo desarrollado desde el proyecto “Sintiendo Juntos” mostró otros datos sobre los que se consideró fundamental trabajar desde Niñez, como el sometimiento que tiene la mayoría de las jóvenes en relación a sus parejas. Indicaron que muchas de ellas se deben quedar al cuidado de los niños y “abandonar todo deseo propio e individual y realizar salidas con previa autorización de la pareja”. Explicaron que en la mayoría de los casos el hombre es mayor de edad y vive de changas, lo que lo lleva a estar muchas horas fuera de la casa, y la madre debe hacerse cargo de todo el cuidado de los niños.

“La mayor parte de la franja de jóvenes embarazadas inicia la convivencia con su pareja en los hogares constituidos por la familia de éste”, señalan desde la dependencia municipal y comentan que “durante el proceso de embarazo se advierte que en su mayoría inician los controles correspondientes al período gestacional solas o acompañadas de una amiga o hermana”. Pocas van a los espacios de consulta con su pareja, y la mayoría son mujeres que ya han tenido entre 2 y 3 hijos, la mayoría  concebidos con diferentes progenitores.

El informe señala, finalmente, que las mujeres construyen y fortalecen vínculos con la familia de origen de su pareja, debido a que dejan muchos aspectos de su vida social cotidiana, a sus amistades y las actividades que solían desarrollar con estas. “Muchas de ellas al quedar embarazadas se abocan a su pareja y a sus hijos, dejando de tener vida social, esto se agudiza aún más por la presión de su pareja en tanto la pareja lo disponga”, dicen desde el área municipal, y agregan: “Hemos observado ausencia de un proyecto de vida, lo cual se podría pensar como una despersonalización y dificultad para reconocer gustos propios, deseos y proyectos de vida individuales”.

En este contexto, desde Niñez se planteó la necesidad de trabajar sobre espacios de escucha y acompañamiento en la situación particular de cada joven, y establecer que un acompañamiento bajo la modalidad de taller no es suficiente para el abordaje de cada joven, “ya que las situaciones de vida de éstas requieren de un acompañamiento personalizado e integral”, explican.

Sostienen que estos espacios de conserjería, que funcionen de manera articulada con los profesionales de los centros periféricos y de los servicios de protección de derechos, deben trabajar sobre el acceso a programas de seguridad social y vincularse con organismos educativos que garanticen la continuidad y permanencia de las jóvenes embarazadas en la escolaridad. 

Luis Schlossberg

Redacción Puntal