Río Cuarto |

Luis Juez: “Le hubiera metido un abrazo para agradecerle la pasión que me contagió”

El líder del Frente Cívico aseguró que el exgobernador fue su profesor en la política.

La relación de Luis Juez con José Manuel de la Sota no conoció de grises. Pasó del amor al odio en una corta transición. Fue el exgobernador el responsable de que el exsenador y embajador en Ecuador se volcara a la actividad política, a comienzos de la democracia. Pero en los últimos 15 años ese acercamiento dio un vuelco dramático.

“Quiero recordar a De la Sota por los primeros 20 años de mi vida política y no por los últimos 15, que nos encontraron enfrentados, lastimándonos, agraviándonos, con causa seguramente. Si estoy haciendo política es porque De la Sota me incorporó hace más de 30 años. Lo conocí en un otoño frío de 1982, cuando fui con mi papá a una reunión en un barrio muy pobre de Córdoba y en ese momento ya se comentaba que la dictadura iba a convocar a elecciones y se hablaba de la reorganización del Partido Justicialista. Me sorprendió la inteligencia de un tipo muy joven, de menos de 40 años, con definiciones muy importantes. Y la verdad es que me encantó, me enamoró, me ilusionó, y me atrapó. Y por eso milité 20 años, los mejores 20 años de mi vida, incondicionalmente al lado de De la Sota, del que aprendí lo poco o mucho que sé”, recordó Juez sobre el inicio de su relación. 

“Aprendí a levantarme de cada una de las derrotas y eso es bueno contarlo porque hoy la política se ha vuelto una cosa fuertemente marketinera. Hoy un dirigente es un tipo que maneja redes, que sabe dónde tocar timbre para que le financien la campaña y que hizo algún curso de oratoria. En cambio De la Sota era un cuadro político en serio”, remarcó el líder del Frente Cívico.

Juez destaca el vínculo que lograba De la Sota en el cara a cara, “como tiene que ser la política, con la gente, para bien o para mal, para que te digan lo que opina sin filtros. No sé si habrá otro tipo que lo conozca más a De la Sota que yo, probablemente haya alguno de los últimos años. Pero recuerdo reuniones de 4, de 5, de 40, de 500, en el mano a mano, en donde fue construyendo a partir de las derrotas. Perdíamos y esto es como la carrera del deportista exitoso que por ahí no se le conoce todo el derrotero que debió transitar hasta ese momento. Atrás hay una historia de la mamá que lo llevaba al predio a entrenar, de los hermanos que se privaban de cosas para comprarle los botines. En la política pasa lo mismo, porque De la Sota hoy luce como estadista, pero atrás hubo una etapa en la que perdía todo”, indicó Juez. 

Y enumeró: “En 1983 perdimos la elección a intendente con Mestre padre en la capital provincial; en 1985 fue candidato a diputado nacional y también la perdimos aunque igual entró; en 1987 fue la elección a gobernador y perdimos por 10 mil votos contra Angeloz; después la de 1991, la de 1993, la de 1995 y recién ganamos la de 1999. Si algo aprendí de De la Sota era a levantarme a partir de las derrotas. Era increíble cómo ese tipo se sacudía el polvo cuando muchos lo iban abandonando. Cuando llegamos a ganar la provincia en 1999, casi el 90% de los que habían arrancado con nosotros ya no estaban. De la Sota  siempre me decía que un sueño se abandona después que se cumple. Y él tenía sueños, y lo encontró la muerte soñando con ser presidente. No sé si lo alcanzaría o no, pero sí estoy seguro de que iba a dar pelea”, agregó.

En referencia a su presencia en el velatorio, Juez explicó que pensó “en ir, pero también pensé que a alguien podía molestarle, porque nos peleamos mal. Por eso me quedó esa cosa de no poder despedirme. Si Dios me hubiera dado 30 segundos le metería un abrazo y le daría las gracias por haberme contagiado esta pasión. Pero vayan mis respetos y mi reconocimiento a quien considero mi profesor”.



Gonzalo Dal Bianco.  Redacción Puntal