Río Cuarto |

Un empleado del Banco Nación, imputado por un robo millonario en la sucursal de Adelia María

Una auditoría detectó movimientos sospechosos a inicios de este año. El BNA denunció a Federico Tártara, un riocuartense que hacía tareas de contaduría. La cifra: $ 3 millones.

Vacaciones en Las Vegas y un paseo en helicóptero en esa mítica ciudad del juego y el dinero. Cuando esa foto de Federico Tártara llegó a los celulares del Banco Nación de Adelia María, causó sorpresa. Pero las preguntas comenzaron a encontrar respuesta poco después, cuando una auditoría que llegó desde Buenos Aires confirmó que algo andaba mal: había movimientos internos sospechosos en las cuentas del banco.

Hoy, Tártara, un riocuartense que fue enviado a la sucursal de Adelia María, está imputado y enfrenta la posibilidad de un procesamiento en el Juzgado Federal. El Banco Nación lo denunció en mayo de este año, después de detectar que el empleado, que hacía tareas de contaduría en la sucursal, habría transferido 3 millones de pesos a sus propias cuentas.

En el Juzgado están esperando una última pericia que se encargó a un grupo especial de la Policía Federal. Con esa información en la mano, se definirá su situación procesal.

La maniobra que se le adjudica a Tártara no es sofisticada, ni mucho menos. Es más bien burda. El Banco Nación lo acusa de malversación de fondos y un delito contra la administración pública. Porque, según la denuncia, no habría captado dinero de los clientes sino directamente de la entidad.

Según relataron fuentes relacionadas al caso, Tártara tenía autorización y clave para realizar operaciones internas. No necesitaba disponer de un aval especial de la jefatura. Y habría aprovechado esa situación para tomar dinero del Nación y transferirlo directamente a sus cuentas, sin que nadie lo notara durante un año. No saltaron los controles internos hasta que Tártara fue reemplazado durante unas vacaciones. Tampoco lo detectaron los departamentos especiales que el Banco tiene en Buenos Aires y que han sido creados especialmente para evitar cualquier irregularidad con las cuentas internas.

Esa es una de las razones por las cuales el robo, que motivó una auditoría en enero, no trascendió hasta ahora: porque el propio Banco Nación queda en una posición incómoda por la impericia de sus controles. La conducta delictiva se habría extendido al menos durante los 12 meses de 2017.

Pero también el gremio de La Bancaria se ve salpicado por el escándalo. Porque Tártara tenía inmunidad gremial cuando se descubrieron las maniobras. La sede central reclamó el desafuero. El abogado Facundo Carranza fue su defensor: se opuso al desafuero gremial con el argumento de que la resolución sumarial no está firme.

Sin embargo, Tártara dejó de tener inmunidad. Más que nada, porque hoy, con menos de 40 años, se acogió a la jubilación por invalidez, que se fundamenta en problemas psicológicos y de visión.

“La verdad, a nadie le conviene que este caso se exponga. Ni al Banco, porque es un papelón, ni al sindicato porque nos deja a todos pegados”, relató un compañero de Tártara.

Uno de los aspectos que están investigándose es si el imputado fue el único beneficiado con la maniobra o si podrían haber intervenido otras personas. En la sucursal existía la versión de que el empleado transfería rápidamente los fondos a un tercero; sin embargo, esa es una situación que no consta en el expediente judicial.

Ni bien se hicieron las primeras investigaciones, Tártara fue indagado y hubo allanamientos tanto en la sucursal como en su domicilio de Adelia María.

Hoy, en el Banco reina el malestar. La desaparición de 3 millones de pesos provocó que la sucursal perdiera un nivel en la categorización interna que establece el Nación y que se utiliza, entre otros aspectos, para establecer un plus salarial para todos los empleados. Hoy, con los sueldos menguados por el dinero faltante, la figura de Tártara no ha dejado precisamente un buen recuerdo.



Marcos Jure.  Redacción Puntal