Deportes | ascenso | pueblo | Gobbato

"La Juve es mi orgullo"

Diego Gobbato resaltó que "cuando me invitaron a jugar con los futbolistas de la Primera del club, que veía desde chico, no dudé. A los 15 años, con Hernán Lorenzatti y Sergio Volta iniciamos el recambio. El ascenso en 2009 fue lo máximo"

Diego Gobbato es un referente de Juventud River Plate de Ausonia, que hoy celebra 85 años de vida.

Casado con Yanina, ambos nacidos en Ausonia, donde Domingo y Alicia se encargaron de mimar y educar al histórico “goleador del pueblo”, que es padre de Vicente (hoy juega en Española) y Kiara.

La sangre y la tierra tiran. Tras jugar en el baby en El Porvenir y comenzar con Marcelo Alamo en las poderosas inferiores de River Plate, “a los 15 años ya me integré al plantel superior del equipo del pueblo. De pibe salía del colegio, llegaba a mi casa, me sacaba el delantal, tiraba la cartera, y me iba a la cancha de Juventud, que quedaba a una cuadra. Jamás me olvidaré tantos recuerdos lindos. Con Hernán Lorenzatti y Sergio Volta empezamos a esa edad a integrar los planteles de Primera del club, y a compartir con jugadores a los que veíamos desde muy chicos”.

Hoy es licenciado en kinesiología y fisioterapia y trabaja en Villa María, pero en sus 20 años de futbolista dejó cientos de amigos, una gran imagen como persona, y un grato recuerdo como delantero muy respetado por su jerarquía.

Por la calidad de sus goles, por lo fino de su juego, quedó grabado como un artillero del fútbol local, pese a que considera que “no peleaba con los grandes goleadores de mi época, pero es bueno que recuerden que siempre anotaba con cierta regularidad y lindos goles”.

Explicó que “en River Plate jugué con esa camada de los Santoni y los Morales, y quizás debí quedarme más tiempo para seguir madurando en vez de ir a jugar al club de mis amores, pero no me arrepiento porque jugar en mi pueblo fue, es y será mi orgullo. No me olvido más de los equipos de 1999 y el que ascendió en 2009 de la mano de Rubén Calcagno”.

Obviamente que “ser campeón Provincial con Alem en 2006, y la final que perdimos en 1998 con otro gran equipo, más el ascenso con Central Argentino quedarán siempre en mi memoria y en el corazón, porque fueron grandes equipos, y tanto Marcelo Alamo como Marcelo Sachetto formaron grandes grupos humanos”.

“Volver al ruedo”

Gobbato sostiene que “la pandemia nos imprime temor, y el encierro genera angustia y depresión, y eso agrava la situación. La gente se enferma de otras cosas”.

Su mirada de la actualidad es sapiente. “No entendía cuando habilitaban para uno o dos días, cuando la necesidad del paciente era mayor en determinados casos, y el riesgo es idéntico un martes, que un lunes, jueves o viernes”.

En River Plate jugué con esa camada de los Santoni y los Morales, y quizás debí quedarme más tiempo para seguir madurando en vez de ir a jugar al club de mis amores, pero no me arrepiento porque jugar en mi pueblo fue, es y será mi orgullo. No me olvido más de los equipos de 1999 y el que ascendió en 2009 de la mano de Rubén Calcagno

Igual, indica que “los pacientes no siempre pueden autoexigirse en la medida justa que necesita en una rehabilitación. No fue fácil”.

La actualidad lo encuentra trabajando con normalidad en Atilra, y a punto de rehabilitar su labor en El Prado. “Evaluar y estudiar al paciente es clave para ver cómo hizo lo que le pedís. Los primeros días parecían unas vacaciones, pero luego no aguantaba más, porque los pacientes necesitaban más de lo que hacíamos virtualmente. Había que volver al ruedo”.

Y volvió al ruedo, como también cada vez que puede “me voy a ver a ‘La Juve’. Hoy acompaño a mi hijo en Asociación Española, y formo parte de la comisión directiva, pero cada vez que pude fui a ver a los chicos del pueblo. No es fácil porque coincidían los horarios, pero buscaba ir aunque sea algunos minutos. Lo necesitaba”.

Estimó que “este año estaba arrancando el fútbol, habían realizado las pretemporadas, y el parate condujo a querer seguir trabajando igual virtualmente. Pero llega un momento que no sirve, no se puede. Pasa con los de Primera, nosotros los de AFUCO, y los de inferiores o baby. Nadie quiere entrenar virtualmente”.

Advirtió que “el peligro es querer recuperar el tiempo perdido después. Los que estamos en los clubes y los profes tienen que aclarar que están más propensos a lesiones. Será mejor ir con calma, abrir los clubes para entrenar y volver al ruedo”.

También aclaró que “los chicos necesitan y quieren ir a jugar, competir, y si no permiten abrir los clubes, saltarán las tapias y se meterán, o se irán a un potrero con los riesgos que implica”.

La Juve es su sentimiento

Recalca que “saltear etapa me restó formación en inferiores. Me acuerdo que varios pibes de River Plate se fueron a Buenos Aires, pero yo tenía ganas de jugar en el equipo de mi pueblo, y cuando me invitaron no dudé en aceptar”.

Gobbato fue más contundente. “Fue lo más. A los 15 años estar al lado de los grandes jugadores del pueblo era increíble. Yo iba al secundario al Manuel Belgrano en Villa María, pero de chico no veía la hora de salir para ir a patear a la cancha del club del pueblo. Siempre se lo digo a Vicente (su hijo)”.

Fue tan natural su inserción en el equipo, que ni siquiera recuerda el día de su debut. “Yo pasé de las inferiores de River Plate de Villa María a la Primera de Juventud. Sí aclaro que alternaba. El ‘9’ titular era Gustavo Zanotti hasta que dejó de jugar”.

gobato gol.jpg
Con su habitual jerarquía, Diego Gobbato sentencia el duelo y decreta el ascenso de Juventud.

Con su habitual jerarquía, Diego Gobbato sentencia el duelo y decreta el ascenso de Juventud.

Agregó que “yo me fui formando con jugadores que me protegían como Gustavo (Zanotti), León Rubén Morcillo, ‘Enano’ Alvez, ‘Chaco’ Bustos, ‘Cachi’ Formía, Sergio Suárez, Marcelo Acosta, Sergio Fonseca, Gerardo Mossello, Pepito Pereyra. Con Hernán (Lorenzatti) y Sergio (Volta) somos los que empezamos el recambio generacional”.

Resalta que “nos llevó tiempo afianzar ese buen equipo que formamos en 1999, cuando perdimos ese famoso partido con Sportivo Playosa en el que fue agredido el árbitro Fabián Galfione”.

“Termina siendo un mal recuerdo, pero ese equipo no había perdido con Playosa, que luego fue campeón. Jugábamos con ‘Gallego’ Arias y ‘Caquita’ Giordano arriba. Ese incidente fue muy duro para el club, y para nosotros”, reseña.

Explica que “al año siguiente se decide no hacer fútbol. Nadie quería jugar. Había muchos suspendidos, y cierto malestar. Creo que fue el mejor equipo del club. Ese equipo estaba para campeón. Playosa fue el justo campeón, pero aún hoy siento que ese partido fue un robo”.

Con dolor indica que “ahora me puedo reír, pero me dio mucha bronca porque a Diego (Cattelán) lo cargo siempre por el gol que hizo en offside. Estaba apoyado contra el palo cuando nos empató. Y luego vino el penal, que nunca se ejecutó porque Galfione fue agredido”.

Al día siguiente “era la fiesta del pueblo, pero no se hablaba de otra cosa. Salió en Olé, y en medios de Córdoba y Buenos Aires. Nos trataban de indios. Dolía, porque sentíamos que nos habían robado, pero aparecíamos en las páginas de Policiales por violentos y sentíamos vergüenza de lo que sucedió”.

“Hoy lo saludo a Galfione. No se puede vivir con rencor. Ya pasó”.

El ascenso curó las heridas

Gobbato estimó que “el ascenso conseguido en 2009 fue lo máximo. Perdimos una final increíble con Alem, y cuando fuimos a jugar la promoción con Los Zorros no éramos candidatos, máxime que empatamos en nuestra cancha, y tuvimos que ganar en Los Zorros”.

Apuntó que “la historia no dirá que fuimos campeones, pero sí que ascendimos. El pueblo nos recibió como héroes. Volvimos al pueblo en caravana por la ruta. Nos pasearon los Bomberos por las calles”.

Estimo que “ver la foto del equipo en la sede del club te pone la piel de gallina. Éramos muchos pibes del pueblo, más ‘Mono’ Zabala e Iván Moyano, ‘Memo’ Heredia que lo vivieron como nosotros”.

Resaltó que “con Alem habíamos empatado en Ausonia, y en la final de vuelta íbamos ganando 2-0 en ‘La Leonera’. Sin embargo, Estrella nos hizo un gol al final de la primera etapa, y Cristian Agosto empató al empezar el segundo tiempo y nos liquidó anímicamente. 4-2”.

“En la promoción, empatamos 2-2 en Ausonia, y había que ir a Los Zorros a ganar. Con todo en contra ganamos 2-0 con goles de Iván Moyano en el inicio, y otro mío antes de los 30’, que todavía estoy gritando”, agrega con emoción.

“Viejos Zorros”, tituló la crónica de PUNTAL VILLA MARÍA en referencia a Diego Gobbato y Marcelo Zabala, figuras del duelo decisivo.

Hoy Juventud River Plate de Ausonia cumple 85 años de vida. Diego Gobbato, como referente, recordó un momento único para el pueblo.