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"Felizmente nuestro deporte nos permite seguir soñando""Felizmente nuestro deporte nos permite seguir soñando"

El técnico villamariense Rubén Magnano recordó el logro histórico. "Aquello de hace 16 años ha servido como agente multiplicador para jóvenes, niños, entrenadores y dirigentes dedicados al básquet. Espero que siga de la misma manera"

Dirigido por un villamariense, el Seleccionado de Básquetbol de Argentina obtuvo hace 16 años la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004.

Ese profesor simple pero duro y exigente al trabajar, transformado en un maestro histórico del básquetbol nacional, dejaba de ser un entrenador destacado, para ser eternamente reconocido.

Apenas 16 años después, Rubén Pablo Magnano considera con enorme humildad y en pocas palabras que “aquel logro histórico fue un agente multiplicador para jóvenes, niños, entrenadores y dirigentes que se han dedicado al básquetbol en nuestro país. Felizmente nuestro deporte nos permite seguir soñando”.

Aquel fue el sueño cumplido más grande que se pueda recordar. Ese profesor de educación física nacido el 9 de octubre de 1954 en Villa María, que es capaz de reírse de sí mismo cuando recuerda su época de jugador de básquetbol, pero que goza de un respeto unánime como entrenador de elite que lo transforma en inmortal para los amantes de este deporte, mantiene un perfil bajo que lo hace aún más grande y querible.

¿Quién no recuerda ese momento hace 16 años? El 28 de agosto de 2004 en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, el básquetbol paralizó al país como muy pocas veces ocurrió en la historia.

Argentina le ganaba a Italia 84 a 69 y se consagraba campeón olímpico, tras vencer en semis a EE.UU.

Es el logro más importante del básquet, sin dudas de los máximos triunfos deportivos de la historia argentina. Ese hombre de palabras claras y elocuentes dijo previamente: “Estos jugadores muestran lo que es jugar como un auténtico equipo. El argentino, cuando sale al exterior, es respetado por su hidalguía, por su sangre para jugar, por el espíritu ganador”.

Todo eso fue ratificado en esa final, en la que aquella Generación Dorada del básquetbol nacional se impuso claramente a Italia 84-69 y logró el tan ansiado título, luego de dejar afuera al eterno favorito, Estados Unidos, en semifinales.

El camino fue el siguiente: Serie Clasificatoria: 83-82 a Serbia y Montenegro; 76-87 con España; 82-57 a China; 98-94 a Nueva Zelanda; 75-76 con Italia. En cuartos superó al local Grecia 69-64. El 89 a 81 conseguido ante el “Dream Team” formado por las estrellas de la NBA en semifinales fue épico, y obtener la medalla dorada fue lo máximo.

El equipo nacional lo integraban Rubén Wolkowyski, Andrés Nocioni, Emanuel Ginóbili, Juan Ignacio Sánchez, Luis Scola, Alejandro Montecchia, Carlos Delfino, Hugo Sconochini, Gabriel Fernández, Fabricio Oberto, Leonardo Gutiérrez y Walter Herrmann. Entrenador: Rubén Magnano, hoy director deportivo de las Selecciones Uruguayas de Básquetbol.

Con su habitual simpleza, Magnano dijo ante la consulta de PUNTAL VILLA MARÍA que “todos los 28 de agosto se trata de un día bastante importante en lo que se refiere a la historia del básquetbol nacional. A medida que pasa el tiempo se ve como algo épico el haber logrado esa hazaña, y habernos adjudicado el oro olímpico”.

Prosigue con mesura y claridad: “Felizmente nuestra disciplina siempre da para seguir esperanzado, para seguir soñando con buenas actuaciones, o sea que aquello de hace 16 años ha servido como agente multiplicador para los jóvenes, niños, entrenadores, dirigentes y todos los que se dedicaron al básquetbol. Sólo espero que siga de la misma manera”.

Apuntó que “es un día especial que con el transcurso de los años se celebra más. No se olvida. Hay que disfrutarlo siempre”.

Resaltó que “le ganamos a Italia aquella final en Atenas 2004, con grandes jugadores. Yo como técnico siento que fue un título que quedará por siempre en la historia de esos muchachos y de todos los argentinos apasionados del básquetbol de nuestro país”.

Por último, envió un mensaje emocionado a su querida tierra natal: “Saludo grande a mi Villa María y gracias por hacerme revivir ese momento tan especial de logros, emociones y conquistas que jamás olvidaremos”.