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Biocombustibles: ahora le van a golpear la puerta a De Pedro

Después de intentar con Kulfas y Guzmán, ahora van por el ministro del Interior. Córdoba incluyó el tema en una agenda que el funcionario pidió con asuntos pendientes de resolución en cada jurisdicción.

Luego de mantener un extenso diálogo con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y luego tener que mudar las gestiones al área de Economía, bajo la conducción de Martín Guzmán por el traslado de la Secretaría de Energía de un ministerio a otro, ahora el sector de los biocombustibles va a golpear la puerta al Ministerio del Interior que encabeza Eduardo “Wado” de Pedro.

El sector atraviesa una profunda crisis y no logra encontrar eco en los despachos oficiales. Acumula ya 9 meses de precios congelados por decisión del Gobierno y un alza en los costos que no se detiene, especialmente en la soja (biodiesel) y el maíz (bioetanol).

El estrangulamiento en la ecuación económica se combinó con un derrumbe en el despacho desde las plantas por la caída en el consumo de los combustibles en general por efecto de la pandemia. Según las estaciones, ese desplome alcanzó el 80% en los peores momentos de la crisis y arrastró a los biocombustibles.

Ayer el Indec dio a conocer los resultados de la producción del sector para el segundo trimestre del año. En el caso del biodiésel la baja fue del 64,6% mientras que en el etanol alcanzó el 55,7%, lo que puso números a una de los causantes de la crisis del sector que para Córdoba es estratégico.

Ayer, el ministro de Agricultura de la provincia, Sergio Busso, admitió que “la situación preocupa mucho al gobierno provincial y estamos gestionando junto a la Liga Energética para encontrar una respuesta de la Nación. La novedad de las últimas horas es que el Ministerio del Interior abrió una agenda con las provincias para ir avanzando en la discusión de temas pendientes y Córdoba incluyó la situación de las plantas de etanol en ese listado”, remarcó el funcionario provincial.

Pero los temas vinculados a la producción de biocombustibles, que permiten agregarle valor en origen a los granos producidos en la provincia y además incluir a Córdoba en la mesa de discusión energética, no se agotan con la coyuntura delimitada por precios, costos y producción. Hay que agregar un ítem más de mediano plazo que es la nueva ley de biocombustibles. La actual se vence en mayo del año próximo y el sector necesita ir definiendo un nuevo marco para moverse en los próximos años. La ley vigente nació en 2006 y se dictó a 15 años. Ahora intentan que la reemplazante fije un horizonte similar, con nuevos desafíos de mayor corte en los combustibles fósiles y un sendero de precios que evite las arbitrariedades actuales.

El precio estaba regido por un sistema de actualización mensual en base a una ecuación polinómica que contenía las variables clave de la producción. Pero durante la gestión de Mauricio Macri se decidió dejar de lado ese mecanismo y fue la Secretaría de Energía la que definía el valor en cada ocasión. Y más tarde, a partir de diciembre, ya no hubo más actualizaciones y una industria que venía en expansión de pronto empezó a detener su marcha hasta llegar ahora a un punto casi de parálisis. Está frente a la necesidad financiera de vender su producción para mantener la rueda en movimiento, pero al mismo tiempo por cada litro que entrega a las petroleras, incrementa su déficit.

Con el equipo de Kulfas habían logrado un avance importante y hasta había circulado ya un borrador con un valor nuevo para la producción que ajustaba 20% el vigente desde diciembre y que es de $29,808 por litro. Si se tiene en cuenta que las naftas tuvieron un incremento en agosto y posiblemente llegue otro en octubre, el ancla que aplicaron a los biocombustibles les mejora notablemente la ecuación a las petroleras que tienen otro motivo para pujar porque todo siga sin mayores cambios.