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Para salir del Pozo y pensar en grande

Afirma Giovanardi que el Pozo de barrio Almirante Brown “no debe transformarse en otra discusión como por Plaza Ocampo”. “No hay nadie que no advierta que son lugares tradicionales del fútbol local, pero muchos que no pisaron nunca esas canchas nos quieren hacer entender lo que sentimos en esos lugares. Nosotros nos damos cuenta de que hay que darles mejores lugares a nuestros deportistas”.

“El progreso de la ciudad va de la mano del progreso del deporte. Si Sparta mejoró con el Funesil, es porque acordaron mejorar. Si se forma una alianza, mejorarán al deporte. Poner palos en la rueda sólo conducirá a la desaparición de los clubes. Es mejor una fusión que nos otorgue un progreso real que el egoísmo de priorizar la desaparición de un club antes que la expropiación de tierras que quedarán en desuso”, explica.

Aclara que “se necesita mejorar las infraestructuras y darle más a la gente, no hacer negocio o vender por vender. En River Plate se construyó la cancha sin tener en cuenta muchas cosas. Una empresa cordobesa hizo el pozo y dejaron la tierra negra separada. Pero se acabó la plata para continuar el proyecto y se usó como laguna”.

Luego de la ironía, continúa el relato: “Otra dirigencia se puso a trabajar sin poder culminar la vieja obra, cuya maqueta era de un estadio espectacular, pero que salía 100 pesos y sólo había 1. Era imposible continuar ese proyecto”.

Recuerda “el trabajo del padre de Jorge Daniel, quien en la vieja sede del club en calle Alem se encargó de hacer los ladrillos grandes para especialmente construir la actual cancha. Así forjó la sede, las paredes y la cancha actual, pese a que toda la manzana era de River Plate y no sólo tres cuartos”.

Agrega: “Hoy es incómoda, pero la visión es muy buena. Lo que pasó es para tener en cuenta, porque, si en vez de poner ese peso en aquella obra de 100 pesos que no se pudo terminar, se hubiese construido por 1 peso una cancha con buenos vestuarios y una hermosa sede, pero sin el pozo, hoy estaríamos hablando de otro club, en mejores condiciones”.

Estima que “los intereses políticos no se mezclan con lo deportivo. Eso pasó antes. Hoy hay gente que ama al club y que puede idear otra infraestructura para crecer”.

Resalta que “con $ 1 no se puede hacer una obra de 100. Eso pasó en varios clubes de la ciudad y hoy hay políticos que sólo piensan en negarse a la venta de la Plaza, pero en River Plate vendieron hasta la tierra negra y huyeron”.

“Si cada club se desprende de su tierra y se forma la fusión con la que sueñan Gattario y varios dirigentes, se puede hacer un buen estadio, piletas, quinchos, salones y un gimnasio. Pero hay que dejar de ser egoístas y hacer un gran club”.

Estima que “es más fácil tener socios con clubes como el Sport o los de rugby, pero los clubes de fútbol no ofrecen estas infraestructuras y por eso están en un proceso terminal o dejan de hacer fútbol”.

Todo sueño es posible con orden

Eduardo Giovanardi remarca que “ganar en Bariloche el torneo Nacional con la clase ‘89 de la Liga Villamariense de Fútbol fue un logro histórico. El torneo fue de la AFA”.

Apunta: “Fue inolvidable para mi carrera, porque ese grupo de pibes lo hizo posible con mucho esfuerzo pero también con orden. Villa María no ganó otro torneo nacional de ese relieve”.

“La Liga de baby está ordenada y allí los chicos dan sus primeros pasos. Quizás es demasiada la competitividad existente, pero hay orden y salen buenos jugadores”.

Añade que “con esa camada de jugadores 89 se formó una selección de la Liga Villamariense que trabajó muy bien, con Marcelo Alamo como DT y un cuerpo técnico que además componían Mario Carmona como utilero y Miguel Tisera como masajista”. “No me olvido de Juan Zillio y Rubén Giachero, que fueron los dirigentes que nos acompañaron”, expresa.

“Le ganamos la final a un seleccionado de Azul, tras vencer a Boca de Bariloche en una semifinal muy caliente. Jugaron River Plate, Vélez y Aldosivi. Fue lindo volver a encontrarnos con ese grupo hace poco. Un sueño inolvidable”, subraya.