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"Antes de Italia 90 Colombia era reconocida por las drogas y la violencia"

Francisco Maturana es el mas emblemático entrenador de su país, a quien dirigió en dos copas del mundo. En diálogo exclusivo con Puntal asegura que ese mundial cambió la percepción que la gente tenia de ellos.

Si el fútbol colombiano moderno tiene un padre, ese sin lugar a dudas es Pacho Maturana. Hombre ganador, exitoso en donde le haya tocado dirigir, con el claro epicentro de su Selección Colombia.

Dirigiendo Atlético Nacional con-siguió ganar la Copa Libertadores 1989, primera vez que un equipo colombiano lo hacía, batiendo por penales al campeón defensor Olimpia de Paraguay. Con gran parte de la base que lo llevarian a Italia 1990.

La clasificación se consiguió de manera heroica frente a Isarel con un pletórico Palomo Usuriaga y depositó a su país en una Copa del Mundo tras 28 años, cuando habían disputado con poco éxito el mundial de Chile 1962, recordando sólo el empate 4 a 4 frente a la URSS de Lev Yashin.

Maturana fue el padre de esa generación que proporcionó el recordado 5 a 0 en el estadio Monumental en 1993 y fue el ganador de la Copa América 2001.

Italia 90 para los colombainos parece sacado de un cuento de García Marquez, con el realismo mágico que brindó en ese torneo. Desde el agónico gol de Freddy Rincón a Alemania para clasificar, hasta el blooper y salida en falso de René Higuita en el partido de octavos frente a Camerún. Ese juego cumple 30 años y con ello larga la charla el profesor Matu-rana.

-Creo que ningún entrenador se olvida fácil de las derrotas, se olvida si de las victorias. Las derrotas son las posibilidades de aprender, fue una derrota donde nosotros pensamos que hicimos méritos para ganar en un partido que se lleva a instancias finales, a tiempo extra y allí producto del cansancio y de errores puntuales intentamos emparejar el resultado, no lo logramos y a veces pienso que la gallardía tiene que hacerse presente y aceptar que nos ganó un Camerún que fue el mejor de la historia, el mismo que le había ganado a la Argentina en el debut de la Copa. Ese fue el mejor Camerún de todos los tiempos, nos ganó y listo a otra cosa. Cumplimos una actuación importante porque antes de ese mundial Colombia era reconocida por la droga, por los conflicto, por la violencia. En Italia el mundo se dio cuenta que nuestro país tenía también un fútbol que expresaba lo que queríamos ser los colombianos, solidaridad, amistad, alegría, entusiasmo, intensidad a la hora de buscar los resultados y un fútbol bien jugado.

-El último mundial de Colombia hasta 1990 había sido Chile 1962 y regresaban tras 28 años, ¿cuál piensa que ha sido el legado de esa generación?

-Hay una legado de una generación que no fue espontáneo, no es que llegó de la nada y cambió la historia de nuestro fútbol, fue producto del trabajo, del esfuerzo. Porque esa selección que aparece en el 90 se construyó durante mucho tiempo. En 1987 en la Copa América de Argentina le ganamos en el tercer y cuarto puesto al equipo de Bilardo y Maradona campeón del mundo, jugando muy bien sin colgarnos del travesaño (fue 2 a 1 en el Monumental con goles de Barrabás Gómez y Juan Galeano) . En 1988 hicimos preolímpico interesante aunque no pu-dimos clasificar, en 1989 Atlético Nacional gana la Copa Libertado-res y ellos eran la base de la Selección. Parte de esa base queda para el mundial de Estados Unidos y algunos llegaron para Francia 1998 pero por encima de cualquier cosa la gente comenzó a ver como que-ría jugar Colombia. Antes jugaba tratando de desactivar la fortaleza del rival pero nunca con una ex-presión propia. Con eso el pueblo colombiano se identificó, con la manera de jugar de ese equipo.

-Quizá Valderrama fue la figura más representativa de esa generación extraordinaria, pero le quiero preguntar por la figura de Higuita ¿Qué signifi-caba para ustedes y el equipo?

-Éramos una selección donde lo destacable era la estructura por sobre los jugadores. Todos los jugadores eran muy buenos pero sino estaba a la altura de la estructura pasaban desapercibidos, la estructura los hace mejor. Yo creo que el talento de ellos hacía que el fútbol comience cuando la tenía cualquier jugador, por eso cuando la tenía René Higuita empezaba el fútbol. En la historia de Colombia tuvimos siempre grandes jugadores, acá había hombres como Willington Ortiz, o hasta el mismo Alfredo Di Stefano (jugaba en Millonarios), cuando le decían que era el mejor jugador del mundo, él decía que en Colombia había uno que jugaba mejor y era Humberto “Turrón” Álvarez. Entonces en esa selección de buenos jugadores que nacimos mirándolos y en mi caso personal competimos con algunos de ellos, no tienen nada que envidiarle a esta de la década del 90. Simplemente la diferencia es-taba en que tenían una estructura que los protegía, hay que reconocer que no fue una cosa de la noche a la mañana, fue producto de la madurez del jugador, de los dirigentes que aceptaron copiar algo que había hecho Holanda. Porque ellos sin ganar casi, mostraban algo que era la envidia y eran un punto de referencia. ¿Y que tenían? Trabajo, eran la única selección que trabajaba todos los días y eso fue lo que quisimos hacer, con Atlético Nacional como base logrando el título de Copa Li-bertadores.

-Habla de esa final de Copa de 1989 entre su Atlético Nacional y Olimpia de Paraguay, ¿cuánto sufrió en esa interminable serie de penales? (terminó 5 a 4 ganado Nacional y fallando tres disparos para coronarse)

-La verdad que era el primer título de un país del Pacífico en la Libertadores, era el orgullo y la distinción de ganarle a maestros que estaban en frente, como Luis Cubilla, fue una serie muy dura, ellos eran los campeones defensores. En cuanto a los porteros Ever Almeida (histórico arquero uruguayo de Olimpia) era un excelente portero a la hora de la definición por penales. Fue un momento donde ya uno se enojaba porque de repente hacíamos todos para no ganar, es como decir que sea lo que sea y gracias a Dios ter-minamos ganando.

-En el Mundial del 1990 ¿pensó alguna vez que Freddy Rincón convirtiese ese gol agónico frente a Alemania?

-La verdad que el gol de Alemania nos dio duro, (gol de Littbarski en minuto 87, con la derrota Colombia quedaba fuera) nosotros merecíamos más y tuvimos más posibilidades que ellos. Tuvimos toda la intensidad táctica para recuperar el balón, asociarnos, para llegar, no tengo nada que reclamar, pero sí sentimos el impacto por-que ya el partido terminaba. Ellos fieles a su estilo y esos principios de su línea defensiva, la pudimos romper y recuperamos para ata-car. Yo veía que Freddy Rincón se demoraba, porque si miran la jugada con un gambeta de entrada ya le bastaba, pero tuvo la inteligencia, la fortuna, la inspiración de tirar por el único lugar donde podía entrar. Lo más importante que el gol en sí, fue lo que se produjo después. Fue un gol de todos, un gol del país, de mucha gente que lo vivió en el estadio (Giuseppe Meazza de Milán), en la plaza de San Ciro, le puedes preguntar a Menotti o Valdano que estaban allá, de lo que sintieron con ese gol. Entrenadores y dirigentes de otros países se contactaron con nosotros porque pensaban que era una injusticia quedar afuera por lo que había hecho Colombia.