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El Muñeco, la muñeca y la estrella

Decir que Marcelo Gallardo es mucho más que Guillermo Barros Schelotto es temerario. Pero no está lejano a la realidad

¿Cuánto hay del técnico de River, en los últimos tiempos de partidos clave contra Boca? Seguramente, mucho. Y, como está manifestado en este lugar, también la diferencia que Gallardo saca sobre Guillermo, sin ser sideral, es decisiva.

Boca tiene, en cantidad y calidad, un plantel superior al resto. Es probable que mano a mano sea River quien se le acerca, porque a las individualidades le agrega un grupo de jugadores que se repite desde hace un tiempo, conservando una plantilla poderosa y eficiente, con algunos agregados clave como Armani, jugador que aparece como arquero casi imbatible y un signo de tranquilidad para un conjunto como hacía mucho no ocurre en el fútbol argentino.

Entonces, por ejemplo, cuando River realiza un cambio, se nota la "muñeca" de Marcelo Gallardo y a la par de la entrada de un jugador (Scocco), la buena fortuna, la buena estrella, hacen que apenas pisa el campo meta un golazo de otro planeta.

Todo Boca desnudó hilachas de juego y comportamiento de los cuales saldrá en cualquier momento, de la mano de individualidades que ya lo han salvado varias veces.

Es difícil jugar mal tan seguido (y ganar muchas), teniendo desde el Negro Barrios para adelante, a Pavón, Tevez, Zárate, Cardona, Wanchope, Benedetto, Gago, Pablo Pérez, Bebelo, Nández, Villa y demás. Tal vez hacia atrás el potencial no sea el mismo, pero compró lo mejor de otros: Goltz, Izquierdoz, Buffarini, Mas, Olaza, arqueros varios, y la aparición de unos pocos pero buenos pibes como Almendra y Balerdi. Muy poco desde inferiores, para un club que debe recibir miles de chicos cada año.

Las diferencias en el clásico quedaron marcadas a fuego por un par de goles extraordinarios, errores arbitrales parejos (flojo Vigliano) y Armani. Últimamente, siempre Armani.

Decir que Gallardo es mucho más que el Mellizo es temerario. Pero no está lejano a la realidad. Gallardo es casi un "cuco" a esta altura para Boca.

El equipo xeneize espera revancha en la Copa. No sólo contra River, fundamentalmente ante sí mismo.

La permanencia de Guillermo tiene el nombre de dos Torneos de AFA ganados. No es poco. Para nada. Cualquier equipo saltaría en una pata al ser bicampeón de la Superliga. No pasa con Boca. Curiosa e injustamente, Boca se autoflagela en la obsesión de la Libertadores. No importa otra cosa.

Y, claro, su otra preocupación es y será River. El Millo que (es una obviedad) también quiere ser el mejor de América, no parece obligarse a ello. Y mientras tanto le gana a su eterno rival con planteos que superan largamente a los de la vereda opuesta, que presenta una hoguera de vanidades, en la previa al partido y durante el mismo.

Lo sucedido con Gago, no aceptando jugar en reserva, y la pelea en cancha de Cardona y Zárate son elocuentes muestras de un plantel de figuras que cuando los resultados no ayudan se repliega en el individualismo y no se junta en el "todo".

La semana empieza con River en las tapas de los diarios y Boca mascando bronca. Será vital, y esto más allá de los resultados, que Boca se tranquilice, algo que suena difícil si se mira el carácter y la forma de manejarse del Mellizo. 

Por cierto, y por eso expongo lo de los desenlaces, si Boca gana la Copa, estas cosas serán una anécdota.

Por lo pronto tiene ante sí a Gimnasia, el jueves, en Córdoba por la Copa Argentina, luego Colón en Superliga y después el viaje a Belo Horizonte a defender la ventaja de cuartos. Las posibilidades de pasar ante el Lobo y de sacar al Cruzeiro son bien tangibles, ciertas y posibles. Boca tiene con qué. Su rival sigue siendo Boca.

River afrontará la semana con sosiego. Recibirá a Lanús el viernes por el torneo afista y luego, sí, volverá a la ruta de los desafíos peligrosos, ante Independiente por la Copa. Cotejo que, ojalá, tenga algo del nivel del de la ida, que fue cero a cero y debió terminar con muchos goles de no ser por Campaña y Armani.

Atlético Tucumán sigue sorprendiendo aunque su participación en la Libertadores se ve frenada por el 0-2 en San Miguel ante el Gremio.

Huracán da pasos seguros de la mano de Alfaro y un plantel rico como hace bastante no tenía el Globo. Y está Racing, claro, con la Superliga en la mira como único motivo de competencia.

San Lorenzo y su, a esta altura, épico técnico, el Pampa Biaggio, intentará en Uruguay contener a Nacional, que tratará de hacer valer su localía para eliminarlo de la Sudamericana revirtiendo el 1-3 del Gasómetro. Si de Huracán y el Ciclón contamos, no se pueden soslayar los magníficos goles de Mendoza y Mussis durante el fin de semana.

El clásico se irá metiendo en la estadística. No así la necesidad de mejoría estructural de Boca y mucho menos los golazos con los cuales River mandó a silencio a la Bombonera. 

Y cada vez más cerca está el final del pequeño ciclo de Scaloni al frente de la mayor. ¿Manoseo? No creo que Scaloni lo piense así.

Como tampoco, que los dirigentes de AFA pierdan la posibilidad de florearse con un nombre fuerte. Para tener más chapa y fotos, más poder y cholulos dando vueltas. Les encanta.



Osvaldo Alfredo Wehbe