Deportes |

La Alcoba del Cuervo

No hay un equipo de fútbol capaz de salir adelante si la directiva, el técnico y los jugadores no entienden los roles que deben cumplir, más allá de los resultados.

Es como en cualquier familia o lugar de trabajo. Si hay desorden, si todo se anarquiza, si no hay respeto entre las partes y la buena verticalidad se convierte en una horizontalidad, llena de vanidades, no hay padres que puedan guiar, ni hijos que intenten aprender, no hay jerárquicos que desde la buena educación y el buen trato puedan comandar un proyecto con la "tropa" diseminada y haciendo lo que se le canta.

No hay un equipo de fútbol capaz de salir adelante si la directiva, el técnico y los jugadores no entienden los roles que deben cumplir, más allá de los resultados. Esto último casi imposible de cumplir, ya que desde siempre si la pelotita no entra y el cuadro no suma, no habrá quién valore lo bueno de un trabajo. 

Lamentablemente, si no se gana será un árbol sin frutos.

Por eso, en medio de la vida de un equipo en un campeonato, si las cosas no andan, el fusible será siempre el técnico. 

Sería muy raro ver renunciar al presidente del club o partir, de un día para el otro, a seis o siete jugadores hacia la pared, para quedar pintados, o a la soga, para ser "colgados", en el sentido futbolístico de la palabra.

No hay equipos "perfectos", en el cual todos se adoren, se respeten y no haya diferencias. No hay familias así. No hay lugares de trabajo así.

El sábado por la noche, en el entretiempo de Talleres-San Lorenzo, se produjo un altercado entre el técnico Monarriz y los hermanos Romero. 

El entrenador entendió que Oscar debía quedarse fuera en el segundo tiempo y su hermano Ángel salió a copar la parada discutiendo la decisión. El resultado fue que Monarriz los sacó a los dos.

Para mal del técnico, San Lorenzo ya estaba con uno menos por un error del juez Penel, y en el comienzo del complemento Talleres lo embocó. 

San Lorenzo jugó flojito, como lo viene haciendo. Esta vez no lo ayudó la fortuna para meter ese gol que le ha servido para empatar o ganar encuentros en donde, sistemáticamente, Torrico lo ha salvado.

Ni Talleres ni el Ciclón emergen de una media baja en este Torneo y para la T, la victoria sirve y mucho para levantar el ánimo.

¿Cómo saldrá San Lorenzo de este "conventillo", que se ha visto en reiteradas oportunidades en otros clubes y otros tiempos? ¿Quién tendrá más poder, en lo mediato? Uno supone que en estos días habrá ratificación de confianza, o no, al técnico, o un pacto de "amistad", más allá de alguna pequeña sanción a los jugadores.

Sólo que la fisura ya está hecha. Y no es Monarriz alguien capaz de bancarse un vestuario dividido, que,  por lo visto en cancha, todavía no logra mostrar el amor por la camiseta y el compromiso que se requieren para luego jugar y ganar.

La situación que se produjo en el vestuario visitante del Kempes es apenas una muestra del desorden que produce el individualismo tan afincado en nuestra sociedad.

El "todos para uno y uno para todos" suena a utopía por estos tiempos, en todas las actividades. Pero en un equipo, si el técnico convence, si su trabajo se refleja en cada jugador, si éstos no se sienten por encima de lo que los rodea, algo mejor se puede lograr.

Por ello, cuando uno mira a Ricardo Zielinski, por ejemplo, ve algo de eso que se precisa para llevar un barco a buen rumbo. 

El "Ruso" se fue o lo fueron de Racing por los resultados, y seguramente allí, cierta hoguera de vanidades pudo con él o él no pudo con ella. No hay infalibles. Mas, hay algunos entrenadores cuyo perfil muestra un carácter decidido a recibir el respeto de propios y extraños, de sus jugadores y de la prensa, de los directivos y la hinchada. Gallardo manda al banco a Quintero, Pratto o Pinola y no hay quién chille. Es verdad, hay espalda de resultados, pero hay una personalidad que está paralela pero lejos de la dirigencia y paralela pero equidistante de sus dirigidos. Si Diego Monarriz (de quien no dudo, conoce de esto) pretende afianzarse deberá hacerlo sin mucha defensa. Es de los técnicos puestos al azar y que serán sacados de un momento a otro. 

San Lorenzo tiene un presidente con mucha exposición y poder y junto al anterior vienen errando en esto de los entrenadores. 

Varios de los jugadores del Ciclón deben ganar muchísimo más que el técnico y lo mirarán más con cariño y sorna que con respeto. "Es un loco lindo", lo definió un joven jugador hace algún tiempo.

Por ello y reiterando algo que usted y yo sabemos: "los resultados mandan", es preciso rodear  la escena en donde se mueve el cuadro, de orden, de orientación táctica, de rigor disciplinario del bueno, y, fundamentalmente, de credibilidad.

Un entrenador debe tener todo eso. Así, aún en derrota y despedida, será respetado y apreciado. De lo contrario, su imagen sólo será salvada por guarismos esporádicos y una que otra nota simpática en los medios en donde sobran el maquillaje y los gritos y faltan las ideas y el respeto.

Este lío de "alcoba" en San Lorenzo no es el primero y mucho menos será el último en el fútbol y en la vida. 

Lo que uno observa es que la dirigencia no hace demasiado para prevenirlos o evitarlos. No medita antes de tomar decisiones sobre quién va a manejar el plantel y en el afán de mostrar billetera gorda, compran jugadores con más precio en la vitrina que en el verde césped. 

A esta hora seguramente habrá noticias sobre si Monarriz sí o no y si los Romero son sancionados. Da igual, si no hay coherencia.

Y, a propósito de San Lorenzo, ¿dónde está Romagnoli? ¿Ha servido para algo en su puesto de manager? O, como en muchos otros casos y clubes, es una estatua sin material, un monumento humano de carne y hueso al que se le agradece lo que dio jugando, a cambio de poner la cara en las "peñas".

Pasó en el vestuario "santo", el sábado en el Kempes. Las consecuencias no serán tan importantes como las causas. Y en "la alcoba del Cuervo", los líos recurrentes en la sociedad toda sólo serán zanjados con los pies de cada uno puestos en su lugar.

Vanidad viene de vano. Falto de sustancia. Y las personas o hechos que no la tienen son llevadas por el viento hacia cualquier parte. Aunque el Ciclón juegue de su lado.



Osvaldo Alfredo Wehbe

TEMAS:
Comentá esta nota

Noticias Relacionadas

Comentá esta nota