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Lugones: "La pandemia ha puesto a la luz la cantidad de descartados del sistema"

El titular de la Pastoral Social indicó que la actual crisis debe ser una oportunidad para poner al ser humano en el centro del sistema económico. Criticó la falta de diálogo de Macri y dijo que el actual gobierno redujo los fondos para luchar contra las adicciones.

Jorge Lugones es titular de la Comisión Episcopal de la Pastoral social. Es un lugar clave. Desde allí surge la visión de la Iglesia Argentina en lo económico, lo político y lo social. Y el obispo de Lomas de Zamora tiene fama de esquivarle a los eufemismos, de dar su opinión de forma directa.

Desde el 6 hasta el 10 de julio se concretó, de manera virtual, la Semana Social que la comisión episcopal organiza todos los años. Lugones realizó un balance y trazó un panorama de las prioridades que debe tener el país en la pospandemia.

- Se produjo la Semana Social de la Iglesia en un contexto muy especial, muy particular por la crisis social, económica y sanitaria que se vive. ¿Qué evaluación hace de lo que se ha hablado y analizado en los paneles?

- Creo que ha sido muy interesante, variado, nutrido y para seguir reflexionando. Porque el primer día escuchamos las iniciativas que se han llevado adelante y siempre eso nos ayuda a abrirnos a una nueva creatividad sobre el tema tanto de la solidaridad como de la fraternidad. Después también se reflexionó sobre la sociedad o qué se puede proponer después del Covid, tanto en temas de salud como de medio ambiente. A nosotros nos parece muy importante porque esto es lo que el Papa Francisco propone como ecología integral en Laudato si. Él habla claramente que no se trata solamente de un tema ambiental sino que propone que existe no sólo una crisis laboral y económica sino una crisis ecológica. Porque la crisis ecológica engloba todo: la diversidad del ambiente y de la persona. Es decir, la cuestión, después dirá Francisco en Santa Cruz de la Sierra, incluye Techo, Tierra y Trabajo. La crisis ecológica es un problema cultural antes que económico y su resolución, según lo que dice Francisco, es la conversión de las estructuras culturales mediante la política pero entendida como la forma más alta de la caridad.

- A pesar de la dureza de la situación, ¿cree que es una oportunidad para esta redefinición de todo un sistema económico, de la visión imperante sobre el ser humano y sobre la cuestión ecológica?

- Evidentemente la pandemia ha puesto a la luz la cantidad de excluidos o de descartados del sistema que si bien se conocían, no estaban visualizados. Porque, a veces, una cosa es conocerlos por estadísticas y otra cosa es visualizarlos. Nosotros acá en el conurbano nos hemos tenido que ocupar de los ambulantes. Para que tengan una idea, entre Lanús y Lomas de Zamora hemos tenido como 300 o 400 ambulantes que alojar. Gente en situación de calle. Por eso digo que no podemos caer en las mezquindades que nos han llevado a estas desigualdades que se han visto tan a flor de piel ahora en la pandemia. He dicho en la apertura de la Semana Social que América Latina no es el continente más pobre pero sí es el más desigual.

- ¿Qué debe pensarse para la pospandemia? ¿La integralidad de la que usted hablaba o hay que establecer prioridades y resolver lo que se visualizó como situación extrema?

- Creo que hay dos momentos. Uno es el emergente: uno tiene que atender a la persona en la situación en que está cuando está en una situación de gravedad, sea sanitaria en la pandemia, sea en una situación extrema como puede ser la miseria. Pero lo que sí necesitamos para la pospandemia, para ser sustentables y sostenibles, es ubicar en el centro del sistema económico a la persona humana, evidentemente. Siempre será un trabajador y una trabajadora y el problema laboral hay que integrarlo al tema ambiental. Porque no podemos seguir destruyendo la naturaleza y, por otro lado, propiciando una financiarización devastadora, a la que lo único que le importa es el dinero como recurso y no la persona humana. Por eso nosotros también decíamos que hay una responsabilidad laboral que debemos reclamar al Estado. Porque al Estado le compete promover las oportunidades de trabajo, tiene que incentivar el mundo productivo que, evidentemente, va a ser muy difícil. Para arrancar va a costar. El tema productivo, unido al científico y cultural, hay que ponerlo en el tapete.

- Si bien la situación actual de pandemia ha dejado al descubierto muchas miserias, también ha dado muestras de solidaridad, incluso de gente que no ejercía esa mirada hacia el otro y que ha encontrado ahora una oportunidad para hacerlo. ¿Cree que puede ser un disparador para que cambie la visión y la concepción de un sector de la población con respecto al resto?

- Creo que aquí se ha dado este tema de cuidar y cuidarnos, y cuidarnos para cuidar a otros. El tema del cuidado creo que es muy importante. Para englobarlo diría que tenemos tres ejes que no podemos perder de vista y que debemos fortalecer, que son el encuentro, el diálogo y el cuidado. El encuentro porque si no hay encuentro y cada uno va a seguir particularizando su sector político y no aportando al bien común, vamos a tener un problema. Diálogo porque si no hay encuentro no hay diálogo. Para que haya diálogo nos tenemos que encontrar. Ahora, ¿pero qué diálogo queremos? ¿Un diálogo en el que voy a dejar que el otro hable pero yo estoy pensando en otra cosa? ¿O realmente respeto la opinión del otro y además a lo mejor empezamos por las coincidencias y no por las diferencias? Si empezamos por las diferencias después se hace todo muy difícil. Y finalmente el tema del cuidado. Es fundamental para el futuro. Cómo cuidamos el planeta pero además cómo cuidamos a la persona humana. Ante el hecho de no poder cuidar a la gente en situación de vulnerabilidad en los barrios populares o en las villas, lo que hemos visto es la toma de conciencia de la organización comunitaria, social, solidaria, fraterna del vecino. Hemos visto a vecinos que llevan una manguera porque la señora de la esquina no tiene agua en plena pandemia. Hemos visto a jóvenes que estaban en los barrios. Acá cuando se dan dos o tres brotes medio que se clausura el barrio y las salidas se hacen mucho más restringidas. Había jóvenes deambulando por el barrio sin hacer nada o tratando de buscar algo para consumir, alguna sustancia. Y otros jóvenes del barrio se dedicaron a hacer una olla popular para esos pibes que no comían, que estaban buscando droga pero no comían. Entonces, estas cosas son de una sensibilidad social y nos tiene que llamar la atencióncómo el ser humano está cuidando a las otras personas. Cuidar al otro es el gesto más humano que podemos encontrar. Por eso, la comunidad toma conciencia y se hace fraterna. Evidentemente es una situación difícil para todos. Pero también sabemos que hay comunidad en esta pandemia.

- Recién usted hablaba de la importancia del diálogo, de esa instancia de encontrarse para escucharse. Sin embargo, parece haber un clima en el país exactamente contrapuesto. Hubo el 9 de julio episodios muy violentos durante las marchas en las calles. ¿Le preocupa ese clima?

- Ese clima de inseguridad ya estaba, evidentemente. Así como hemos dicho que nos preocupaban muchas dificultades, muchas desigualdades. Porque eran desigualdades y problemas anteriores a la pandemia, que ahora se han agudizado. Entre esos problemas están la pobreza, el tema alimentario, la falta de trabajo, la necesidad de generar una atención primaria más eficiente, la situación de los ambulantes en calle, las secuelas de la violencia y la falta de prevención. Porque acá vemos que la violencia se quiere corregir con más violencia, con represión. Y si no se puede organizar a nivel nacional un sistema de seguridad, por lo menos que se haga en la provincia de Buenos Aires, que es tan grande. Con foros populares, que son de contención y prevención. Con la represión no hacemos nada. Se los he dicho a varios gobiernos. No hacemos nada sólo comprando patrulleros, armas y motos. O ampliando cárceles. O haciendo más cárceles. Acá en Lomas de Zamora se hizo una cárcel nueva, que todavía no está inaugurada, al lado de la cárcel antigua...

- Se está haciendo foco solamente en la función represiva.

- En la función represiva. Tenemos que avanzar con el tema de la prevención. Es lo mismo que con el tema del consumo de sustancias. Vemos que nadie ataca el narcotráfico. Que estos pasan, hacen, arreglan, pagan jueces, pagan políticos, pagan policías, lo que sea. Agarran a quien sea y siguen adelante los narcotraficantes, los grandes. Y nosotros tenemos que atender las consecuencias, que son los que están en consumo. Y cada vez tenemos menos recursos porque ahora estamos viendo que desde la Nación tenemos menos recursos para este tema de la adicción. Pero usted me preguntaba otra cosa y me fui por las ramas.

- Si ve posible el diálogo entre las fuerzas políticas en este clima que se vive en el país para buscar una salida a una situación tan compleja como la que vive el país.

- Acá lo que necesitamos fundamentalmente es primero el encuentro. No habrá diálogo si no hay encuentro. Nosotros hemos tenido iniciativas como la que ha tenido la provincia de Córdoba, en Río Cuarto. Ustedes tienen allá el diálogo económico y social. Nosotros también necesitamos un Consejo Económico y Social con la participación de las empresas, de los sindicatos, de los movmientos populares. Nosotros se lo propusimos a Río Cuarto y Río Cuarto nos dijo “hace tres años que lo hacemos”. Y lo propusimos a nivel nacional antes de la pandemia. Tenemos la Mesa de Encuentro por el Trabajo y la Vida Digna. Esta mesa de encuentro es un diálogo entre la UIA, las asociaciones más importantes del campo, los cooperativistas, los mutualistas, los sindicalistas, los movimientos populares, las universidades, es decir todos aquellos que han querido integrar la Mesa de Encuentro para el Trabajo y la Vida Digna. Se lo propusimos a esto al gobierno anterior. Pero no. Incluso lo boicotearon. Porque cuando esta Mesa nos vino a presentar en diciembre de 2018 el documento que habían elaborado entre todos juntos, que fue muy difícil porque sentar a los movimientos populares con los empresarios no es fácil, el ministro Sica llamó directamente al presidente de la UIA para que no se presentara. Nos boicoteaban. Y a este gobierno le hemos hecho saber que existe esta Mesa y que estamos disponibles pero nunca nos llamaron. Nosotros qué vemos. Que a veces se llama a un sector o a dos o tres sectores y que esto no ayuda. Hay que llamar a todos los sectores. No podés dejar a nadie afuera. El único que queda afuera es el que no quiere venir. Pero es importante que participen todos los que quieran participar. ¿Y quién tiene que convocar si no es el Estado, si no es el gobierno? Nosotros ya estamos organizados en esta Mesa de Encuentro. Y hemos dado pasos también fácticos, en los hechos. Porque ahora con la pandemia hemos logrado, gracias a la Mesa de Encuentro y de Vida Digna, poder ir a comprar harina a Armstrong, a Santa Fe, a mitad de precio. Los sindicatos nos ayudaron con el transporte para traer la harina. Lo mismo con la leche en polvo, que acá es carísima y pudimos ir a la cuenca de Córdoba y Santa Fe a comprar a otro precio. Todo eso se compró con la Mesa. Son hechos reales. Hechos reales. Son comprobables. Esto no es discurso, ni cosas que se piensan para hacer ni sentarnos a tomar un café para ver cómo hacemos. Esto está hecho y se está trabajando hace tres años ya. Son ejemplos concretos de lo que se puede hacer en el país.