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“Dejar gente sin redes de contención es la peor crueldad del sistema neoliberal”

Lo dijo el doctor Néstor Ribota, psicólogo del servicio. Además, la doctora psiquiatra Fernanda Aimar habló del crecimiento exponencial de jóvenes que consumen droga e intentos de suicidio que llegan a la guardia

Quizás haya pocos termómetros tan exactos para medir la temperatura de una sociedad como su salud mental. O, parafraseando al refrán popular, “dime cómo está la salud mental de tu comunidad y te diré cómo es tu sociedad”.

Por eso es que, en este breve reportaje por el Servicio de Salud Mental del Pasteur, este comunicador se ha sorprendido con la contundencia de algunos datos: el crecimiento exponencial de los intentos de suicidio, el crecimiento del consumo de estupefacientes y, a decir del doctor Ribotta, “la necesidad de teorizar constantemente sobre casos y situaciones que no entran en los manuales”. Esto nos está marcando el “mercurio mental” de la Villa María modelo 2018.

Y es, precisamente, con el psicólogo Néstor Ribotta con quien tiene lugar esta entrevista; para conocer los diversos abordaje para con los pacientes en crisis.

“Contamos con un equipo de cinco psicólogos, tres psiquiatras, trabajadores sociales y enfermeras -comenta-; y hacemos todo lo posible para trabajar de manera interdisciplinaria; pero siempre con la premisa de llevar adelante la Nueva Ley de Salud Mental”.

-¿Y cómo definirías esa premisa?

-Sostener el espacio de salud mental en un hospital general por encima de todo. El otro punto es trabajar articuladamente con el primer nivel, es decir con el sistema municipal. Hoy estamos hablando constantemente con la gente de los CAPS y de Justicia, ya que tenemos serios problemas con las adicciones y los menores. Y ese es otro de los pilares que tratamos de sostener; que la internación a un monovalente sea el último recurso. A lo sumo que el paciente se quede 24 o 48 horas internado acá.

-Hablabas de adicciones ¿Son sólo ingerencia de la Salud Mental?

-Son problemáticas que se dan en un borde muy difícil de definir y donde se combinan problemas sociales, policiales y familiares. Y no queda otro modo que trabajarlo de manera conjunta. Por eso es que nos estamos reuniendo seguidamente con la Justicia, la Senaf y el Municipio, coordinando modos de intervención para esos casos, que son tan complejos.

-¿Cuál es el abanico de personas y problemáticas que atendés desde el consultorio?

-Va desde los privados que sacan turno a los consultorios externos a la guardia del hospital. Pero también los casos que llamamos judiciales, aquellas personas que están obligadas a venir por algún oficio o denuncia. También trabajamos con el “patronato liberado”, los que salen de una instancia de privación de la libertad y están en una instancia de reinserción y con las valoraciones jurídicas del servicio penitenciario. 

-Contáme sobre tu modo de abordaje...

-Personalmente, trabajo desde la escucha psicoanalítica, que es mi especialidad. 

-¿Y cómo la llevás a cabo en un hospital?

-En los hospitales generales hay muchísimas situaciones de “urgencia subjetiva”; es decir, de alguien que por distintos motivos o situaciones se ve desbordado o fuera de su cotidianeidad. Gente que se encuentra, en muchos casos, en una situación única en su vida. Y hay que saber abordar eso para que muchas personas vuelvan lo más rápidamente posible a su forma de vida anterior. En esos casos hay que saber escuchar, intervenir, contener y derivar. Y hacer todo lo necesario para que un diagnóstico no los condene a la internación.

-O sea que, además de la estabilización personal, hay un objetivo social...

 -Sí, claro. Trabajar en la comunidad y reforzar los lazos sociales es un trabajo difícil y lento. Pero es lo que intentamos hacer. Y por eso es tan importante la tarea de las trabajadoras sociales.

-¿La situación del país contribuye a generar estados de crisis personal?

-Totalmente. A cada período de crisis se corresponde un deterioro de las redes de contención. Y hay un trabajo muy fuerte de los sistemas de salud de primer nivel. Acá, en el segundo nivel, ya vemos el deterioro en el cuerpo y el impacto de esa crisis en toda la familia.

-¿Cómo es esto?

-Quiero decir que cuando una persona se queda sin trabajo y es el único sostén de su casa, automáticamente deja de pagar el club del barrio del hijo y tiene que salir a hacer lo que sea. Deja de ocuparse de los hijos y las redes de contención se rompen.

-¿Y esas personas vienen a la consulta?

-Cuando se trata de la supervivencia, no hay tiempo para la elaboración o el psicólogo; pero sí después, cuando se ven los efectos en la salud; muchas veces a causa de una autoflagelación como el consumo de alcohol o drogas, los paliativos que te ofrece el mundo.

-Hablabas de redes de contención rotas... ¿Eso se propicia desde las políticas de Estado?

-Claro. Dejar tanta gente sin red de contención es la peor crueldad del sistema neoliberal. Y lo hace con un discurso en donde se prioriza sólo la rentabilidad, con el Estado reducido a su mínima expresión. Para la lógica neoliberal, invertir en contención es un gasto. Y por eso tenemos casos tan complejos que no entran en los manuales y hay que teorizar constantemente.

 “La consulta más frecuente es por intento de suicidio y después por consumo”

Hace nueve años que la doctora Fernanda Aimar está radicada en Villa María y que es parte del equipo de Salud Mental del Pasteur. En su especialidad de médica psiquiatra comentó que “hacemos guardia tanto psicólogos como psiquiatras. Si el paciente requiere medicación de urgencia, va a ser diagnosticado por el médico de guardia. Pero si es para una patología específica como una ezquizofrenia, tenemos que medicar nosotros; el doctor Gustavo Garello, la doctora Graciela Peralta o yo”.

-¿Son comunes los casos de ezquizofrenia?

-No. La ezquizofrenia es el uno por ciento de la población del país y Villa María no es la excepción. Además, no todos se atienden aquí; ya que el Municipio tiene una psiquiatra y el hospital de Villa Nueva también.

-¿Y cuál es la patología más recurrente?

-La consulta más frecuente es por intento de suicidio, y después, en segundo lugar, por trastornos por consumo. También hay crisis de angustia, excitación psicomotriz o trastornos bipolares; pero son más escasos.

-¿Han aumentado los intentos de suicidio desde el 2009?

-Muchísimo. Y también los casos de consumo. No sé si tienen relación con el consumo en general, pero son los casos que llegan al hospital. La adicción es una patología de la salud mental, ya que no cualquiera se hace adicto. Por cierto que hay medios sociales más proclives al consumo, y otros donde caer es más difícil. Los consumos más comunes son la cocaína y alcohol, y en menor medida marihuana y pegamento. 

Trabajo social y enfermería

Y la enfermera Betiana Rossa comenta que “ser enfermera del servicio de salud mental requiere no sólo la parte técnica de la enfermería sino que sepas contener mucho al paciente y le des la medicación correctamente”.

Y la trabajadora social Ana Merindol agrega que “hay que estar uniendo permanentemente al hospital con la familia. Y si un paciente abandona su tratamiento, ir a la casa, hablar con los familiares e insistir para que lo retome de inmediato. Es tan importante convencer al entorno como al propio paciente”.

Iván Wielikosielek. Redacción Puntal Villa María.

 

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