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El boom coreano

La programación del C.C. Leonardo Favio sorprende gratamente programando a partir de hoy “Parasite”, el film ganador de cuatro Oscar en la reciente ceremonia de la Academia de Hollywood

La nueva película del realizador coreano Bong Joon-Ho, que acaba de llevarse el gato al agua en la entrega de los Oscar es una mezcla de comedia, drama, terror, suspenso y acción, con un importante costado político y cuyas protagonistas son dos familias marcadamente diferentes, en apariencia.

Una de ellas, de bajísimos recursos, que vive en una especie de subsuelo, todos apretados sin trabajo más que doblar cajas de pizza para una pizzería cercana que les paga algo de dinero por hacerlo. No tienen wi-fi (algo casi impensable en ese tipo de países) ni acceso a los bienes económicos que son normales allí. Pero cuentan en su haber una sagacidad hija de las carencias.

Así, tras una jugada que incluye falsificar papeles, Ki-woo, el hijo varón de esa familia, consigue trabajo como tutor de inglés de la hija adolescente de una familia rica que vive en una moderna mansión a años luz de su pocilga. Y de a poco, irá haciendo entrar a sus familiares a esa casa: primero a su hermana para enseñar enseñando arte al hijo menor cuya madre considera un prodigio pero no es más que un niño muy caprichoso, y luego al padre, como chofer.

Pronto, la familia entera (ocultando su relación) estará viviendo «parasitariamente» de los millonarios en cuestión, que viven un poco en las nubes. De ahí en adelante pasarán, principalmente en esa lujosa casa, situaciones que escalan de lo cómico a lo trágico, de lo liviano a lo violento, con la aparición inesperada de otros personajes que se suman con distinta intensidad al relato.

A pesar de que entre ambas familias existe una diferencia social insalvable, los Kim y los Park  comienzan a necesitarse para sobrevivir y su vínculo va estrechándose de una manera curiosa conforme avanza la trama, y ese estrecharse se torna inquietante y peligrosa para unos y otros.

Ganadora del Festival de Cine de Cannes de 2019 y de muchos galardones en la reciente temporada de premios internacionales, es la séptima película del cineasta surcoreano Bong Joon Ho, autor de películas de corte fantástico como “The Host” (2006), “Snowpiercer” (2013) y, más recientemente y con producción de Netflix, “Okja” (2017).

Como en el caso de la película anterior, en esta ocasión el realizador ha optado no solo por la adquisición en formato digital, sino además llevándola a cabo de nuevo con la Arri Alexa 65 y su juego de ópticas Hasselblad Prime 65, que ofrecen una calidad de imagen extraordinaria, pero con ciertos matices velados y captación de destellos en la búsqueda de que la imagen sea muy demostrativa de la situación de rara convivencia que refleja.

“Caminando por distintos lugares creí detectar diferencias entre los olores que se perciben circulando entre la riqueza y la pobreza. Es que nadie reconoce su propio olor, pero sí el ajeno.  Y me pareció que en una historia en la que se trata de la unión prepotente de esos dos mundos, trabajar sobre ese sentido del olfato como una clave de tensión y misterio podría resultar”, dice el director surcoreano Bong Joon-ho,  director del film que viene acaparando premios desde que ganó en Cannes y que acaba de dar el batacazo en los Oscar.

Partiendo de esa premisa, trabajando con algo en apariencia tan sencillo, el director de Memories of Murder (Crónica de un asesino en serie) u 'Okja' provocó este cimbronazo mientras sigue con el ejercicio de un cine que toma como un profundo compromiso trabajar temas de género y especialmente el examen de la insondable lucha de clases.

"El recurso del olor encajaba en 'Parásitos' porque el olor no es algo de lo que hablas en tu vida diaria; es algo muy íntimo y que sólo puedes sentir cuando estás muy cerca de alguien", explicaba en las infinitas entrevistas que debió conceder luego del éxito en el gran festival francés: “los pobres viajan en transporte público, los ricos en sus coches privados.  Ricos y pobres toman caminos muy diferentes a diario, las cabinas en los aviones están separadas, van a restaurantes y lugares muy diferentes. Y sólo en situaciones como las que se dan en esta película, situaciones en las que los pobres son contratados para trabajar en las casas de los ricos, unos y otros están tan cerca que pueden olerse mutuamente".

Pero más allá de esas diferencias, marcadas en los olores, lo cierto es que cualquier, rico o pobre, puede ser un parásito: "A primera vista, parece que el film es una sátira sobre esta familia pobre;  que ellos son los parásitos, pero ésa es una analogía peligrosa. Si lo piensas, la familia pobre está empujada a esta situación parásita; si les miras de cerca, son gente con mucho talento. Es la falta de empleo la que les empuja a estas situaciones. También podrías decir que los ricos son parásitos, ya que son ellos los que meten a la familia pobre en su casa porque no pueden hacer nada por ellos mismos; tienen que confiar en otros para todo: lavar los platos, conducir…".

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