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Los libros de la semana

Novedades literarias.

RECOMENDADO

"La hija" Anna Giurickovic, Salamandra.

En estos tiempos donde aquel que no se exprese del modo políticamente correcto es prácticamente considerado un hereje, La hija, de Anna Giurgickovic, es un libro blasfemo. Una bomba de ácido que corroe silenciosamente todo aquello que elegimos considerar sagrado e impoluto.

Ante el horror innegable de los hechos que nos abofetean en la cara día tras día (cientos, miles de mujeres abusadas, violentadas y descartadas como basura en el declive culposo del clímax, mujeres objeto de la ira y la desesperación de sus parejas, verdaderos puching balls humanas destinadas a absorber la frustración de aquellos que no alcanzan a cumplir las demandas silenciosas de poderío y eficacia que impone el patriarcado) nuestra reacción inmediata ha producido sin querer un efecto colateral que cierne sus garras sobre la palabra: Una hipostasia de las virtudes femeninas a partir de la cual las mujeres nos convertimos en seres celestiales, eternas víctimas, incapaces de todo mal.

De hecho, seguramente, al acabar de leer el párrafo anterior, muchos de ustedes habrán adquirido una sutil posición de alerta. El cuerpo tenso, el vello erizado, el oído atento. ¿Qué está queriendo decir? ¿Qué es lo que se va a animar a decir? ¿Hasta dónde quiere llegar con esto? ¿Está insinuando que no todas las mujeres son víctimas por naturaleza? ¿Qué nuestro sacrosanto arquetipo femenino es susceptible de aquellas emociones y pensamientos oscuros que de plano atribuimos a su contraparte viril?

Tanto nos costó a las mujeres ser escuchadas, que nuestra palabra tenga peso, que las víctimas descorran el manto sobre las atrocidades sufridas sin temor a la burla o a la condena social, que el mero gesto de duda, la sugerencia de error, adquiere el tenor de un agujero negro capaz de tragarse todas nuestras conquistas. Lo primero es creer en el testimonio de la víctima, de eso no hay dudas. Pero ¿Y si...?

Sobre ese resbalón en el discurso, esa puerta levemente abierta, esa pequeña herejía, se construye esta novela. Un relato que, les aseguro, tiene el poder de dejarle el desayuno atragantado al espíritu más desprejuiciado. Pero con una complejidad psicológica, una sutileza y una dosis de ambigüedad tal, que sugiere sin afirmar, pega y deja la mano ahí, abierta para mostrar que no hay truco, deja su veneno ahí y luego se retira lentamente, dejándonos temblando, indefensos ante la oscuridad que permite entrever.

La hija es María, una jovencita de trece años, una verdadera lolita florecida y dispuesta a probar el arsenal que la naturaleza le dio. La madre, es Silvia, una mujer hermosa e insegura que no sabe cómo crear un vínculo con esa niña que la supera en cultura e inteligencia. Antes hubo un padre, Giorgio, del cual María era la princesa favorita y él el rey del castillo que solía ser su casa.

Tras la muerte de Giorgio, María comienza a mostrar conductas incomprensibles, arrebatos de ira, mutismo y, lo más inquietante, tocamientos impúdicos a sus compañeros de colegio. Las sugerencias de los docentes de indagar un poco más sobre la cuestión, son recibidos con horror por Silvia, quien elige poner un manto de invisibilidad al asunto, pero en el fondo, ahí donde más duele, sabe que algo pasó.

Ahora están las dos esperando a Antonio, su novio con el que sale hace un año. Es la presentación oficial y María se ha esmerado en ponerse hermosa. Demasiado, piensa su madre, pero la culpa le impide juzgarla, hacerle una crítica. Su hija ha sufrido ya lo indecible, que haga lo que quiera con tal de verla sonreír de nuevo.

Pronto la cena de presentación deviene en un coqueteo descarado ante el cual Silvia solo puede sentir estupefacción, no tanto por la sensualidad de la adolescente, bombardeada por hormonas implacables, sino por el encandilamiento que esto parece producir en su correctísima y amante pareja.

¿Qué pretende con esto su hija? ¿Castigarla? ¿Mostrarle su poder? ¿Salvarla desocultando lo evidente? ¿Qué todos los hombres son iguales?

Anna Giurickovic se cuida de dejar todas las posibilidades abiertas pero sin mezquinarle nada al relato, incluso desafiando aquellas imposturas que son la contrapartida del "macho poderoso e inteligente" como son las de la mujer pura, vientre universal, dueña de la vida e incapaz de toda maldad.

Una verdadera patada en el estómago a nuestros lugares comunes, pero una patada revulsiva y necesaria. Bienvenida sea.

MB

NOVEDADES

LA MÁSCARA DE FOUCAULT. ABRAHAM, TOMAS. PLANETA


La máscara Foucault es el libro definitivo de Tomás Abraham sobre la vida y la obra de Michael Foucault al que conoció en la Universidad de Vincennes en 1969. Es también un agudo diario de lecturas, políticamente incorrecto, irreverente y polémico, acerca de la construcción de la argentinidad, sus características, la historia de su creación.

Empieza en París con la enumeración y análisis de las versiones del filósofo que sus amigos y amantes han conjurado en sus propios libros. En esta sección cobra vida Vendeuvre-du-Poitou, lugar en el que Foucault está sepultado, y la calle Vaugirard, la más larga de París, en la que el filósofo vivió toda su vida adulta. Abraham también teje con paciencia y gozo la mayoría de las discusiones que acapararon la atención de la intelectualidad europea desde el Mayo Francés hasta nuestros días: qué es la verdad, cuál es la relación entre la realidad y el lenguaje, la microfísica del poder, los vínculos entre el bien y el mal.

En una original sección argentina, avanza sobre la constitución del ser nacional, desde la fragua de la figura del gaucho como exponente criollista (en su eje Martín Fierro/Juan Moreira) hasta Milagro Sala, cuya obra se apropió de la tecnología y los avances civilizatorios para enriquecer a su comunidad. Para Abraham, su lucha inició una etapa constructiva irrefrenable e introdujo una nueva voz, inesperada a la vez que arcaica, en la política nacional. Este tramo del libro incluye, también, una honda reflexión sobre lo que significó la inmigración. “Gobernar es poblar” es, para el autor, una idea de raigambre profundamente foucaultiana.

LAVAGNA EL HOMBRE QUE QUIERE CERRAR LA GRIETA. LISCOVICH, CARLOS. PLANETA

La vida del Roberto Lavagna es un reflejo de la historia argentina reciente, desde Gelbard en 1973-74 hasta una embajada en Europa por la Alianza. Y el momento clave, en 2002, cuando se sienta en la quemante silla de Economía convocado por Eduardo Duhalde, mientras todo ardía. Un lugar que dejará 43 meses más tarde, ya con el país creciendo a pleno y Néstor Kirchner en la presidencia. Esta biografía actualizada renace cuando el economista se lanza otra vez a la presidencia, en 2019. Todos se asombran: con cinco nietos, Lavagna creía que era tarea de los jóvenes impulsar el crecimiento del país. Pero en 2018 cuatro planetas se alinean: la crisis abismal del gobierno de Macri postdevaluación; la imagen del economista, que sigue muy positiva; su delfín Sergio Massa, que no levanta vuelo; y la trágica muerte de José Manuel de la Sota, que deja vacante el liderazgo del peronismo no kirchnerista. La anemia de crecimiento, según Lavagna, unifica a la gestión 2011-2015 y la de Cambiemos. Hoy, a sus 77, aspira a la presidencia por un cuatrienio, que cree bastará para recuperar el rumbo perdido en 2007.

Carlos Liascovich retrata con precisión al hombre que propone un futuro consistente de integración para la Argentina, lejos de los sectarismos de la grieta.