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Florencia Canavessio y su pasión por el fútbol

La sampachense arquera de Social Recreativo Reducción lo define "como una forma de vida". También es estudiante del Profesorado de Educación Física e inició el curso para ser bombera en su pueblo

“Para mí es una forma de vida, una pasión, desafíos constantes. Vivir todo a flor de piel, pasar por miles de sentimientos y emociones en cuestión de minutos, esa adrenalina, nervios, felicidad, tristeza, crecimiento, constancia, caerse, levantarse, compartir. Es inexplicable todo lo que se vive en una cancha, en un equipo, es conocer a gente y compartirlo con gente que lo vive de la misma manera”. Así respondió Florencia Canavessio ante la consulta sobre qué era el fútbol.

Con 22 años, la sampachense es la arquera de Social Recreativo Reducción, estudiante de tercer año del Profesorado de Educación Física, está haciendo el primer nivel para ser bombera y además tiene un microemprendimiento de sublimación.

- ¿Cuándo decidiste que querías ser jugadora? ¿Por qué arquera?

- Desde muy chica me gustó el fútbol. Arranqué con 7 años a jugar en un equipo con varones, pero luego ya no me permitieron seguir, así que incursioné por muchos deportes. Básquet, hockey, hándbol y siempre elegí el arco. Siempre me llamó la atención y me sentía cómoda en esa posición. Instintivamente me ponía los guantes y me paraba abajo del arco cuando jugaba con mi hermano y sus amigos. Me gustaba esa sensación de estar en el arco y me resultaba fascinante mirar quienes atajaban. Mi papá me cuenta que su padre era arquero y él también lo fue.

- ¿Cómo vivís este presente sin fútbol?

- Este momento es difícil. Situaciones y emociones encontradas que todo el tiempo van cambiando y uno va aprendiendo a convivir y llevarlo de la mejor manera. Cuando empezó todo esto veníamos con un buen trabajo, con una buena pretemporada y la cabeza puesta en el primer partido, con objetivos claros y frescos. Eso nos motivó a seguir moviéndonos en casa, viendo los videos del profe, videos que nos pasaban.

Uno se movía y entrenaba pensando en eso de la mejor manera posible. Esto de la pandemia se veía lejano. Estaba, pero no con esta fuerza. A medida que fue pasando el tiempo, la incertidumbre, el no saber genera cambios. Lo lindo de este deporte es contagiarse con el compañero de al lado, entrenar, preparar el partido del fin de semana. Esas cosas se empezaron a perder. Si bien uno se entrena en casa y se mueve, no es lo mismo. La cabeza empieza a cansarse, a desmotivarte porque al ser un deporte de equipo se necesita de un compañero que tire de un objetivo.

El miedo, el contexto que nos empezó a tocar de cerca, todo esto emocionalmente nos empezó a pegar mucho. Las situaciones de cada uno son distintas. En mi puesto es complicado. Para entrenar de la mejor manera se necesita espacios, elementos, ayuda. Es más complicado. Se va perdiendo noción, viendo cada vez más lejanos los objetivos para este año. Entonces se trata de estar tranquila, prepararse de la mejor manera posible y aprendiendo a convivir con las emociones que cambian todo el tiempo, y estar de la mejor manera para cuando arranque.

También fue complicado, además de no jugar, no ver y no tener noticias. Uno convive con el fútbol y fue difícil. La vuelta del fútbol a la tele fue un aire que empezó a motivar. Uno busca cosas que motiven. Si bien uno tiene ganas, se necesita de la motivación para seguir.

- ¿Qué pensás de la decisión que tomaron los dirigentes de dar por terminada la temporada?

- Fue lo más sensato, lo mejor que pudieron hacer. No es el momento de volver. Si bien uno se muere de ganas porque es su vida, hay una situación que atraviesa a todos, con gente que la pasa mal. Poner en riesgo y exponer a mucha gente no sería la mejor manera de ayudar al personal de la salud, que viene hace meses sufriendo esto de estar expuestos todos los días. Hay que esperar a que esto esté lo más controlado posible y que no corramos riesgo ni nosotros ni nadie.

- ¿Con qué expectativas habías comenzado el año?

-Las expectativas que tenía para este año eran muy buenas. El trabajo de pretemporada fue bueno e intenso. En lo personal quería lograr una seguidilla de partidos y volver a tener minutos en cancha, si bien venía de un año muy bueno. El año pasado estuve seis meses en Buenos Aires, en Huracán. Llegué con la Liga ya empezada y si bien entrenaba con el equipo, tenía que esperar que terminara el torneo para fichar. Por decisiones personales me volví. En Río Cuarto el torneo estaba en la última fase y entré a un equipo armado (Universidad Blanco) con la expectativa de seguir entrenando y no pararme. No tuve minutos en cancha y si bien entrena, no jugar al arquero le quita el timing necesario, le saca ritmo.

En Buenos Aires me sentía muy bien. Me encontré con un nivel alto, cosas nuevas, chicas de otro nivel, otro fútbol. Cuando volví también entrené bien, pero no tuve minutos en cancha. Me quedé con esa sensación amarga de no poder demostrar lo bien que me sentía. Por eso este año la expectativa era demostrar en cancha, en el equipo que elegí, lo aprendido en mi paso por Buenos Aires. Además, mi expectativa individual era formar parte de una selección.

- ¿Por qué el desafío del cambio de aire al pasar a Social Recreativo de Reducción? ¿Qué fue lo que te sedujo a aceptar esa propuesta?

- Ni bien escuché la propuesta de Fabián (Tobaldo) y el profe Franco (Salomone), que venían de trabajar con la selección (de la Liga), me pareció serio y profesional, que es lo que me parece que le falta al fútbol femenino. Invertir en profes, materiales y tiempo. La importancia que el club de Reducción le está dando al equipo me pareció bueno, me gustó y me incentivó. Fue una decisión complicada porque viajar a entrenar quita tiempo para el estudio y el trabajo. Además me sedujo el proyecto por la importancia y el lugar que le da el club al fútbol femenino.

Un proyecto a varios años y eso me motivó a cambiar. Estoy necesitando para mi carrera encontrar un club en el que pueda tener continuidad. En estos años fui cambiando de equipo y es momento de afianzarme, de tener continuidad y crecer a la par de un equipo.

- ¿Cómo viste al grupo en ese tiempo que compartiste, incluso con un viaje a Mendoza?

- El grupo está muy bien. Las chicas de Reducción nos recibieron de la mejor manera. Nos hicieron sentir parte del equipo desde el primer momento. Compartimos un viaje a Mendoza y vivimos momentos muy lindos adentro y afuera de la cancha. Eso ayudó a afianzar el grupo. Compartir más es lo que hace también a un equipo, ser compañeras afuera de la cancha. Se estaba armando un grupo muy lindo, con ganas de jugar al fútbol, crecer y llegar a lo más alto.

- ¿Cómo surge lo de querer ser bombera?

- Porque mi papá hace 35 años es bombero y mi hermano hace 10. Este año en mi pueblo (Sampacho) aceptaron la incorporación de bomberas y estoy estudiando para serlo.

José Luis Debernardi. Redacción Puntal