La reunión de la Federación Cordobesa de Fútbol desarrollada el pasado sábado no aportó demasiadas novedades con respecto al regreso del deporte más popular en la provincia.

Los presidentes de ligas priorizaron la faz económica y dar a conocer la situación epidemiológica en cada ciudad o localidad perteneciente a cada entidad, sobre la preocupación por la ausencia de la práctica deportiva o de entrenamiento de los futbolistas.

El principal mensaje de la mayoría de los presidentes de ligas fue el siguiente: “Los que están apurados son los periodistas. Nosotros tendremos calma y no vamos a arriesgar las vidas de nuestros deportistas, técnicos y profesores”.

Obviamente que no es el mismo mensaje el que emiten estos mismos dirigentes cuando se les consulta periodísticamente, porque prefieren dejar de “culpar” a los periodistas y explicar que la pandemia azota al mundo, lo que todos sabemos.

Los dirigentes, que esencialmente están para organizar campeonatos y dirigir los destinos de las instituciones (en este caso deportivas), no le encuentran la vuelta al fútbol.

Aunque el Consejo Federal le otorgó absolutamente a todas las ligas la posibilidad de volver a practicar el 7 de septiembre, pese a que es muy diferente la situación de pandemia en las distintas provincias del país, las entidades cordobesas no tienen un plan común para encarar la situación y los presidentes repiten: “Actuemos con paciencia. No perdamos la calma, informemos si alguna Liga está en condiciones de empezar y unifiquemos los criterios para actuar”.

Los principales argumentos

Es entendible que los presidentes de ligas tengan menos apuro que los presidentes y delegados de los clubes, que son los que padecen no tener una respuesta clara para esta inédita situación de pandemia que padece el mundo, y especialmente en este momento duro en algunas provincias del país.

El sueño de los torneos a realizar en la actual temporada se les desmoronó antes de empezar o, como sucedió en la Liga Villamariense (y en algunas otras), sólo se pudo disputar una fecha (se había programado el segundo capítulo, cuando se inició la cuarentena).

En cuanto a la Federación Cordobesa, la situación fue idéntica, ya que su campeonato Provincial se detuvo en el primer cruce de playoff, que fue interrumpido luego de desarrollados los partidos de ida de octavos de final (se habían programado los encuentros de vuelta y se inició la cuarentena).

Es obvio que no son “culpables los dirigentes de fútbol, que observan que el pico de contagios de Covid-19 aún no tiene techo en la provincia.

Lo más significativo, indudablemente, es el problema económico. Y es entendible.

Los lógicos principales argumentos de los directivos del fútbol provincial son los siguientes:

- “A los clubes no les podemos cobrar una cuota del presupuesto para la Liga porque no tienen ingresos y no les damos un torneo”.

- “Es imposible solicitarles a los dirigentes de los clubes que realicen una inversión para empezar a entrenar cuando no sabemos si vamos a poder jugar”.

- “Es inviable jugar sin público o a puertas cerradas”.

- “Televisar los partidos es una posibilidad para que regrese el fútbol de Primera, pero cómo hacemos para que retornen el fútbol juvenil, el fútbol infantil y el fútbol femenino. Todos tienen un costo”.

- “En algunos clubes están dadas las condiciones de infraestructura para cumplir con el protocolo. Pero también en la mayoría es imposible implementar algunos trabajos en pequeños grupos, porque los espacios no son suficientes, porque tienen a demasiados jugadores para pocos técnicos y profesores y porque esos jugadores no viven del fútbol, generalmente pueden entrenar a la misma hora y necesitan vestuarios y traslados”.

- “Los costos para cumplir los protocolos son inalcanzables para clubes que han estado cerrados durante 5 meses”.

- “Los clubes que cumplen los requisitos y están dispuestos a jugar, y hasta pueden hacerse cargo del pago de cuerpos técnicos y jugadores sin público, pero, además de los costos para cumplir el protocolo, se topan con que la mayoría de los dirigentes de clubes ya le bajaron la persiana al año y no están dispuestos a jugar. Entonces, ¿vale la pena hacer el esfuerzo para un torneo corto, con pocos participantes y sin seguridad de que pueda terminarse, porque puede volver atrás la situación?”. Sin respuestas.