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Alega el fiscal: si no acusa, el viudo queda absuelto hoy

En un juicio donde no se indagó a fondo a testigos claves y otros inexplicablemente fueron descartados, Rivero no sostendría la acusación contra Macarrón. Si eso se confirma, ni jueces ni jurados tendrán que votar el fallo

“Si por mí fuera, quisiera estar alegando ya”. La frase fue pronunciada hace más de dos meses por Julio Rivero, cuando los periodistas lo rodeaban en el ascensor que lo llevaba desde la sala de juzgamiento a su despacho en la Fiscalía de Cámara.

Era su forma de explicar que no podía responder las preguntas más candentes, ni mucho menos adelantar qué decisión tomaría en el juicio que desde el 14 de marzo se está llevando adelante contra el traumatólogo Marcelo Macarrón.

La hora de alegar finalmente le llegó.

Desde esta mañana, Rivero tendrá la posibilidad de exponer frente a los jueces Vaudagna, García y Echenique Esteve -y frente a los jurados populares- si sostendrá o no la acusación original contra el viudo por el crimen por encargo de su esposa, Nora Dalmasso.

No es una opción de hierro. La ley también le concede al fiscal la facultad de modificar la acusación con la que arrancó el juicio.

En ese caso, Macarrón debería ser indagado en relación al nuevo hecho y la defensa contaría con un tiempo prudencial para rearmar su estrategia.

Pero no hay demasiadas pistas que inclinen a pensar en esa posibilidad.

Más bien todo lo contrario.

La falta de decisión que mostró Rivero a la hora de indagar a los principales testigos que desfilaron por los tribunales, la inexplicable omisión de testigos claves -como los amantes que tenían tanto el acusado como la víctima- y el rol secundario que el fiscal asumió a lo largo de todo el juicio parecen haber abonado el terreno para la absolución de Macarrón.

Para que eso suceda, sólo bastará que Rivero no acuse, porque la ausencia de un abogado querellante que represente los intereses de los familiares de Nora Dalmasso, torna decisiva la palabra del fiscal. Si acusa, dará pie a la posterior deliberación de los jueces técnicos y de los jurados populares. Pero si no lo hace, el traumatólogo quedará absuelto hoy mismo y no será necesario que voten ni los jueces técnicos ni los ciudadanos comunes que durante cuatro meses actuaron como magistrados.

Aunque por lo general de perfil alto y con un oído atento a las demandas de la comunidad, en este proceso -el más trascendente de su carrera judicial-, Rivero exhibió una versión deslucida y, extrañamente, pasiva.

Desde el inicio del proceso, Rivero le cedió la iniciativa al verborrágico letrado cordobés, Marcelo Brito y, en no pocas ocasiones, actuó en consonancia con los intereses de la defensa.

Así, por ejemplo, le facilitó las cosas al más cuestionado de los testigos, el vocero Daniel Lacase.

Días antes de citarlo, pidió que lo investigaran por un delito que ya estaba prescripto (una presunta extorsión a Miguel Rohrer) y, con el pretexto de que no se autoinculpe, no le formuló ninguna pregunta incómoda. Lo mismo hizo con otra testigo relevante, la expareja de Lacase, o el vecino de Rohrer en el country San Esteban, que contradijo lo que su suegra había afirmado en el mismo juicio.

Fue el propio Rivero el que propuso no citar a declarar al amante de Nora, el contador Guillermo Albarracín, y no incluir como prueba el testimonio de Alicia Cid, en el que la mujer le reconoce al fiscal de instrucción Luis Pizarro haber mantenido una larga relación extramatrimonial con el viudo, a quien calificó como ambicioso y pijotero.

Todas estas propuestas de la fiscalía fueron recibidas con beneplácito por la defensa.

Entre la escasa convicción del funcionario encargado de sostener la acusación, el desparpajo de la defensa que por momentos manejó el proceso a su antojo y la llamativa ausencia de un querellante, el juicio que se prolongó durante cuatro meses no aportó nueva prueba para sostener una acusación que, desde el inicio, se presentó escuálida.

Entretanto, desde su cuenta de Twitter, el autor de la prueba genética, el ex bioquímico policial Daniel Zabala, no cesa en su solitaria cruzada para que esa evidencia -las muestras de semen que recogió en el cuerpo de la víctima- sea tenida en cuenta y el crimen de Nora Dalmasso no quede impune.

Tras el alegato del fiscal, será Brito quien mañana exponga sus conclusiones y, para el jueves, se espera el veredicto. En caso de que no haya acusación, todo eso será pura formalidad.

Alejandro Fara. Redacción Puntal