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Promueven la elaboración de un sustituto para el consumo de niños con alergia a las proteínas de leche de la vaca

Estará constituido por leche de burra. Un equipo de investigación multidisciplinar trabajará para que sea menos perecedero, inocuo y de menor precio con el fin de contribuir en el tratamiento de esta patología

Un equipo multidisciplinar compuesto por investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y la Universidad de Río Cuarto (UNRC) trabajan en la elaboración de productos lácteos compuestos por leche de burra. La iniciativa tiene como destinatarios a los niños que poseen alergia a la proteína de leche de vaca (APLV), para brindarles sustituto que sea de alta calidad y de bajo costo.

En torno a este objetivo, el director del proyecto, Alejandro Lespinard, aseguró que la leche de burra es “la leche más similar en su composición a la humana, tiene un bajo contenido de caseína que es justamente lo que causa la alergia a los niños que poseen esta patología”.

“En argentina hay 1,2% de los niños que nacen y desarrollan esta patología, que puede generar trastornos en el crecimiento, desarrollo, incluso psiquiátricos en niños” y agregó: “Los cuales persisten hasta la vida adulta debido a desequilibrios en micronutrientes esenciales y proteínas que pueden no ser cubiertos por las dietas sustitutivas.”, ratificó.

Leche de burra

Respecto a la alergia a la proteína de leche de vaca, Lespinard explicó que el tratamiento estándar para APLV consiste en eliminar los productos lácteos de la dieta, a fin de evitar la exposición a los alérgenos implicados o sustituirla por fórmulas comerciales de baja palatabilidad, altísimo costo y discutible eficacia clínica.

A modo de ejemplo, describió que una lata de este tipo de suplemento, basado en aminoácidos e hidrolizados, de 400 gramos y de origen británico cuesta $ 7.000 mil.

La leche de burra se presenta así como una alternativa económica, válida y clínicamente demostrada para los niños con APLV, debido a su composición semejante a la leche humana, probada tolerabilidad, y adecuada concentración de nutrientes y compuestos bioactivos.

No obstante, expuso que el principal problema de este tipo de leche es su alto nivel de perecibilidad y corta vida útil. Por este motivo, el proyecto busca desarrollar y evaluar procesos de conservación, “para que ésta pueda ser comercializada, distribuida y de esta manera pueda llegar a una mayor cantidad de niños”.

Producto

El especialista comentó que con un producto más accesible de los que actualmente se encuentran en el mercado, plantean dos posibilidades, la leche de burra pasteurizada que permite un período de aptitud de unos 15 días aproximadamente.

El segundo, que consiste en un proceso de liofilización del cual se obtiene un polvo deshidratado que luego hay que reconstituir agregándole agua, que permite una vida útil superior a los 6 meses.

“Básicamente, en Argentina están dadas las condiciones de producción primaria de leche de burra”, corroboró, pero que a pesar de que existe, son pocos los emprendedores de este tipo de producto.

“En Argentina solamente en Catamarca hay un productor de esta leche, por eso, nosotros pensamos que esta iniciativa podrá otorgarle valor en origen a la producción de leche burra” y continuó: “No solamente va a ser beneficioso para el productor primario sino también para los niños que deben consumir este producto”.

Sobre la posibilidad de desarrollar el proyecto en la provincia, Lespinar afirmó que Córdoba tiene las condiciones climáticas y ambientales para el desarrollo de la crianza de burros.

“Falta dar el paso del procesamiento de la leche de burra o la industrialización para crear un producto de mayor vida útil y que pueda ser inocuo y accesible para los niños que sufren esta patología”, remarcó.

Por otro lado, Lespinard confirmó que diseñarán y optimizaran ambos procesos, poder maximizar la retención de los atributos nutraceuticos que tiene la leche de burra durante su procesamiento y que también realizarán controles microbiológicos con el fin “de obtener un producto inocuo y estable,”.

Además evaluarán parámetros de calidad nutricional y sensorial.

Sobre los costos, manifestó: “Se logran bajar drásticamente porque estamos apuntando a una producción local y además, en un producto que permitirá otorgarle valor al productor”.

Aportes

Respecto al aporte brindado por distintos organismos, el académico sostuvo: “Sin el apoyo de los entes nacionales o provinciales no podríamos llevar adelante esta investigación que tiene una relevancia importante, principalmente porque está destinado a mejorar la salud de una parte de la población”.

También agradecieron el acompañamiento de ambas casas de altos estudios. Los integrantes del proyecto son investigadores y becarios con lugar de trabajo en el Centro de Investigaciones y Transferencia de Villa María (CIT VM) de la Universidad Nacional de Villa María y en el Laboratorio de Producción Equina y Biotecnología Animal de la Universidad Nacional de Río Cuarto.

El grupo de investigación está integrado por: el director, Lespinard Alejandro; codirector, Losinno Luis; las investigadoras: Pietrani Melina y Alonso, Carolina; los colaboradores: Berra Carlos Luis y Lauría Facundo y los becarios doctorales del Conicet: Mercatante María del Milagro; Badin Emiliano, Gill Tomás y Flores Bragulat Ana Paula.