Opinión | gonzalo-dal-bianco |

Espejismos en la recta final de las Paso

El PBI creció en mayo después de un año para el olvido, pero el indicador en realidad muestra el salto fenomenal del campo, que pasó de la peor sequía a una cosecha récord. El resto de los sectores se mantiene en caída. El empleo, también en rojo.

En la recta final de la campaña rumbo a las Paso, el Gobierno finalmente logró que el Indec informara un dato positivo: el estimador mensual de actividad económica arrojó una mejora del 2,6% interanual para mayo, lo que cortó una larga racha de caídas.

El oficialismo multiplicó la publicación de esa información como si se tratara del comienzo de la recuperación tan prometida. Sin embargo, a poco de analizar los números que conforman el EMAE se observa que un excepcional resultado del campo explica en soledad el repunte del PBI.

Las otras ramas, de trabajo más intensivo, siguen en terreno negativo y aún lejos de repuntar: la industria cayó 6,5% en el mismo período; el comercio un 11,4% y la construcción un 3,1%. Son tres motores que permanecen fríos y por ahora sin perspectivas de reacción, más allá de que esperan algún contagio del agro.

Sin embargo, esas mismas expectativas son limitadas por dos razones centrales: una tiene que ver con el punto de partida del campo, que, según las entidades del sector, inició la campaña agrícola con un alto nivel de endeudamiento como consecuencia de la pésima cosecha del año anterior; y por otro, porque los incentivos a invertir son escasos hoy, en donde la inflación avanza y las tasas de interés siguen siendo elevadas. Esto último es un desincentivo a invertir en la economía real.

A su vez, comercio, industria y construcción son tres pilares del mercado laboral, que lógicamente se mantiene con pérdida de empleo y precarización. La extensa recesión está causando un daño de envergadura en ese plano: según datos oficiales del Ministerio de Producción y Trabajo, en el último año se perdieron 217 mil puestos en Argentina, de los cuales casi el 10% corresponde a Córdoba, que cayó por debajo de los 500 mil trabajadores registrados y quedó así en cuarto lugar como distrito detrás de Buenos Aires, Capital Federal y Santa Fe.

Según ese mismo informe, en mayo de 2019 hubo 6.082.360 asalariados registrados privados a nivel nacional, 168.700 menos que en abril de 2018 (-2,7%). Respecto a abril en la medición sin estacionalidad, la baja fue del 0,2%.

Los asalariados registrados del sector privado sólo aumentaron en las provincias de Neuquén (+3,9%) y La Rioja (+0,4%). El primer caso no es nuevo y responde a las inversiones que siguen ampliándose en Vaca Muerta y todas las actividades satelitales que se generan en esa provincia patagónica. Las mayores bajas interanuales ocurrieron en Tierra del Fuego (-12,2%), Catamarca (-7,8%), Chaco (-6,9%) y La Pampa (-6,6%).

Analizado por rubros, el dato laboral muestra que los mayores incrementos interanuales se dieron en explotación de minas y canteras (+4%), agricultura (+2,8%), enseñanza (+0,9%) y suministro de electricidad, gas y agua (+0,2%). En cambio, las mayores bajas ocurrieron en industrias manufactureras (-5,7%), comercio y reparaciones (-4,3%), pesca (-4%) y transporte, almacenaje y comunicaciones (-3,6%). Así, el estudio refleja una coincidencia directa entre lo que ocurre en el nivel de actividad de cada una de las ramas que publicó el Indec y la realidad del empleo en cada una, según el Ministerio.

Pero además muestra lo que sucede con los salarios, que siguen detrás de la inflación y explican también por qué está lejos de recuperarse el consumo. Sin dinero en los bolsillos y sin crédito accesible es imposible hacer girar la rueda del consumo. 

Según el Ministerio de Producción y Trabajo, la masa salarial real promedio estimada de los últimos 12 meses en mayo de 2019 fue 9,4% inferior a la correspondiente al mismo período de 2018. Ese dato es contundente y explica el motivo por el que no hay recuperación en marcha, especialmente en el mercado interno. De nuevo, más allá del dólar quieto de las últimas semanas y la recuperación del EMAE -que en realidad es el fuerte rebote del campo y nada más- la economía está lejos de lograr mejoras en la calle.

Sin embargo, el proceso electoral muestra de acuerdo a las encuestas, que hay una paridad importante entre las dos fuerzas opositoras. Si en esta oportunidad las consultoras aciertan con la realidad, mostrarán algo irrefutable: el voto no sólo se decide por la situación económica, sino que juegan otros factores igualmente importantes. Si se tratara sólo de ratificar el rumbo económico y eso se resolviera analizando la evolución de las principales variables, la gestión de Macri no tendría chances de ser reelecta.

En el plano económico, “lo que le importa al votante es la situación personal y la de su entorno cercano, lo cual puede monitorearse de forma aproximada con la evolución de la actividad, el empleo o los ingresos. Precisamente, la economía real está lejos de brillar. Si comparamos los últimos datos con los registrados en elecciones pasadas, notamos que este ciclo electoral viene complicado para el Gobierno, a pesar de ciertas mejoras en el último tiempo”, remarca en su último análisis de coyuntura la consultora Management & Fit. Y hay otra mala noticia para Juntos por el Cambio: la corrupción cae al cuarto lugar en las encuestas entre las preocupaciones de la gente, dominadas por el bolsillo.



Gonzalo Dal Bianco.  Redacción Puntal