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Vulnerable ante sí mismo

El peronismo se reunió para defender al gobierno de Llamosas de los ataques externos, pero la polémica por el plus del Emos demuestra que tiene complicaciones hacia adentro.  Por Marcos Jure

“El intendente dice que ustedes están haciendo un golpe de Estado”. Quien transmitía el mensaje era Camilo Vieyra, secretario de Gobierno. Los destinatarios: los tres directores del Emos. El motivo del enojo y de la acusación desmedida era el acuerdo salarial que la cúpula del ente acababa de cerrar con los empleados y que se desviaba de las pautas que el Ejecutivo había fijado y que, de hecho, aplicó para el resto de los empleados municipales.

En el Palacio, Walter Carranza, titular del sindicato, había aceptado un aumento del 25 por ciento que se terminará de pagar recién en el primer trimestre del año próximo. El Emos pactó una escala distinta, más beneficiosa para los trabajadores, con una pauta de incremento que se completará en 2018. 

En plena negociación, Juan Manuel Llamosas le hizo llegar al directorio un instructivo por WhatsApp sobre cómo debía otorgarse el aumento. El Emos lo desoyó, firmó su propia pauta y motivó la acusación de desestabilización de parte del intendente.

Ese episodio todavía no se digiere en el Ejecutivo, donde se viene acumulando bronca por los desplantes del ente municipal. “No sabés las complicaciones que nos causa que ellos cierren un acuerdo salarial distinto. Acá no hay plata, lo único que nos dice (Pablo) Antonetti (secretario de Economía) en las reuniones de gabinete es que no hay un peso y ellos acuerdan lo que se les parece. ¿Cómo vamos a hacer si a Carranza se le ocurre pedir la reapertura de paritarias?”, relató un funcionario.

La suerte del gobierno es que el secretario general por ahora parece conformarse con el 25%.

El capítulo de la paritaria fue previo al papelón más reciente y que se hizo público: arrancó el miércoles, cuando en el Día de la Lealtad el director técnico de Emos, Víctor Núñez, anunció que el costoso mantenimiento de la nueva Planta Cloacal, que alcanzará los 3,5 millones de pesos mensuales, iba a solventarse con un plus de $ 50 que tendrían que pagar los usuarios.

Antes ya había habido encontronazos y cortocircuitos. Los dos más notorios fueron las polémicas por los medidores, que el ente pretendía cobrarle a la gente pero que después fue relativizado por el intendente, y por la conexión clandestina de Urú Curé, un tema que el gobierno hubiera preferido mantener lejos de los medios.

Ahora, el motivo fue el plus de 50 pesos, que deparó algunas curiosidades políticas. La primera fue que el gobierno terminó enviando a los medios un comunicado de un solo párrafo en el que desmentía “categóricamente que se vaya a trasladar a los usuarios el costo de la energía que demande el funcionamiento de la planta de tratamiento de residuos cloacales”.

Usualmente, un gobierno es categórico para desmentir declaraciones que vienen desde afuera, no que salen desde adentro. Al público que recibió ambos mensajes, el anuncio y su negación, probablemente le haya generado algún grado de confusión porque, en definitiva, el gabinete y el Emos son parte de un mismo equipo. O deberían serlo.

Pero, sobre todo, lo más llamativo es el tiempo que se demoró la gestión de Llamosas para autocorregirse. Núñez habló en las radios a las 8 de la mañana y fue desmentido recién a las 20. Pasaron 12 horas entre una instancia y la otra. Es decir, una eternidad. ¿Qué pasó mientras tanto? Si el rechazo al plus era tan categórico, ¿por qué no fue a la vez urgente?, ¿qué hicieron en esas largas 12 horas los equipos políticos y comunicaciones de la gestión oficialista?

Podría pensarse que el Municipio aplicó la clásica estrategia de tirar un globo de ensayo para después sentarse a esperar la reacción.

Sin embargo, lo que ocurrió en realidad fue una muestra de descoordinación. Si hubiese sido un globo de ensayo, la forma no habría sido la que fue.

El gobierno cayó en un muestrario de contradicciones. Vieyra aseguró que se vieron sorprendidos por las declaraciones de Núñez porque el plus nunca estuvo en análisis. Núñez, como contrapartida, detalló que el proyecto iba a incorporarse al presupuesto de 2019 porque estaba estudiado y definido y porque había sido incluso aprobado por Antonetti, el secretario de Economía. Sin embargo, el director técnico del Emos admitió que habían omitido un detalle: no le habían comunicado la idea al intendente. Una pequeñez.

Normalmente, el procedimiento tendría que haber sido el contrario: Llamosas debió dar el okey y recién ahí avanzar. Pero la “cadena de mando” parece sufrir algún trastocamiento en el Ejecutivo.

El intendente, consciente de que se estaba exteriorizando un cuestionamiento a su autoridad, buscó ser tajante: de ahí la desmentida categórica, que terminó siendo una sobreactuación para demostrarles a los riocuartenses y a los funcionarios quién manda. 

Pero también quiso evitar una lectura motivada por una situación similar reciente: a nivel nacional, cuando Macri intentó crear un plus para el gas, debió retroceder por el malhumor que causó. El concepto básico del adicional para la Planta Cloacal tenía características semejantes pero con una diferencia jurídica sustancial: no era retroactivo. De todos modos, Llamosas tenía razón en un aspecto central: el anuncio, por la forma y el contenido, era inoportuno.

Con su gesto terminante, el jefe comunal obturó la posibilidad de aplicar cualquier tipo de plus, ni de 50 ni de 5 pesos, con lo cual evitó un costo político pero abrió un interrogante financiero: ¿cómo se solventará el mantenimiento de la Planta? Al gobierno no le sobran precisamente los recursos en estos tiempos de crisis. 

En el Palacio predomina, en ese aspecto, la imprevisión. Vieyra aseguró que no es tiempo para andar pensando en cómo solventar 3,5 millones de pesos, que es una cuestión a futuro. Si algo debería saber el oficialismo a esta altura, con una obra terminada en un 90 por ciento y con los cálculos estimativos realizados, es cómo financiará un sobrecosto que no será menor.

La respuesta ante un inconveniente con fecha establecida habilita un interrogante más de fondo: ¿el gobierno planifica o va improvisando sobre la marcha?

Lo que dejó en evidencia el fallido capítulo del plus es que existe cierto desacople entre áreas clave del gobierno. Economía sabía del adicional del Emos, lo había estudiado, pero Gobierno dice que no estaba al tanto. Así, al déficit de comunicación que el oficialismo muestra hacia afuera, hay que agregarle el que evidentemente posee hacia adentro, que es más grave por las consecuencias que podría ocasionar en términos de gestión.

Pero, además, cinco días antes el peronismo a pleno había concretado una cumbre en el Jockey Club para organizarse y evitar que la gestión de Llamosas volviera a mostrarse frágil ante las críticas de la oposición. Esta vez ni siquiera hizo falta un elemento externo, como los cuestionamientos opositores, que por otra parte también llegaron a destiempo, cuando casi la polémica por el plus se había extinguido, sino que surgió desde el corazón mismo del gobierno, que fue vulnerable ante sí mismo.

La decisión que se ha tomado de dejar para más adelante el estudio del financiamiento de la Planta marca una actitud morosa que el Ejecutivo ya ha mostrado a la hora de enfrentar otros problemas. Por ejemplo, el del transporte. Los desfases en la tarifa del colectivo urbano se han ido acumulando y el oficialismo sólo dio respuestas parciales y de urgencia ante un inconveniente que crece en magnitud. El boleto fue aumentando por debajo de la inflación y, ahora, desde el gobierno provincial advierten que la ciudad más perjudicada ante la quita de subsidios nacionales será precisamente Río Cuarto. Porque el atraso es peor que en otras ciudades y la resolución, por lo tanto, se tornará más compleja.

La capacidad de anticipación también debería estar entre las cualidades de un gobierno.



Marcos Jure.  Redacción Puntal