Río Cuarto | personas | Virus |

Chuit: "Si no se respetan las premisas básicas, estamos en dificultades"

Miembro del Comité Científico de la Provincia y asesor de la OMS, indicó que la gente se está confiando y que hay que volver a tomar precauciones. Dijo que se trata de un virus que tiene un "comportamiento muy particular".

Roberto Chuit es director del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas, asesor de la Organización Mundial de la Salud e integrante del comité científico que asesora al gobernador Juan Schiaretti. Epidemiólogo especializado en la Universidad de Yale, asegura que el coronavirus tiene un comportamiento muy particular y que, por eso mismo, no se lo termina de conocer. Por eso, postula que lo único efectivo es respetar las cuatro medidas preventivas básicas y que, si la gente no las internalizó en estos meses de cuarentena, “estamos en serias dificultades”.

- ¿Cómo está viendo la situación en Córdoba? ¿Es para preocuparse, para alarmarse por estos focos que van surgiendo en el territorio provincial?

- En realidad, tenemos que preocuparnos y ocuparnos. Pero era de esperarse que esto ocurriera en distintos lugares en la medida en que pudiese existir una mayor movilidad de las personas. Entonces, en este aspecto, lo fundamental es que cada uno de nosotros tome las precauciones necesarias para no infectarnos y para no infectar a quienes nos rodean.

- Hay un relajamiento visible en la gente, tal vez ya por cansancio ante tantos días de encierro. ¿Ahí se encuentra uno de los principales inconvenientes?

- El principal inconveniente, más que el cansancio, es el relajamiento que hace que no se tomen los cuidados que hace más de cinco meses se vienen planteando. Hay gente que piensa que no necesita cuidarse y, en realidad, tenemos que cuidarnos todos. Hay cuatro premisas que, si todos las cumpliéramos adecuadamente, no tendríamos las dificultades que se tienen. La primera es el uso de la mascarilla, que cubra de la raíz de la nariz hasta abajo del mentón, el distanciamiento físico a un metro y medio, el lavado de manos y, si nos sentimos enfermos, o tenemos alguna molestia por más simple que sea quedarnos aislados e informar al profesional o a las autoridades. Con esas simples cosas se ha demostrado que es muy efectivo y todo funciona. Pero si nos olvidamos, nos vamos a un bar, nos sacamos el barbijo, nos reímos a las carcajadas y estoy infectado, voy a infectar al que está al frente y al que está atrás. Si no hemos aprendido las premisas básicas en estos meses, estamos en serias dificultades.

- Los últimos brotes se han generado por ese tipo de situaciones: reuniones sociales en las que no se cumplen las recomendaciones de prevención.

- Es que, fundamentalmente, es eso. Cuando uno planteó esta secuencia, uno estima que hay una responsabilidad de todos y acá el problema grave es que nadie está exento de enfermarse de este virus. Y nadie sabe si forma parte del 90 o 95 por ciento de las personas a las que no les pasa nada o forma parte del 5 o 10 por ciento de las personas que tienen condiciones graves. Y hemos visto que niños menores, jóvenes, adultos, tienen dificultades que pueden derivar en complicaciones graves en la enfermedad. Entonces, lo mejor es tratar de protegernos todos, de no infectarnos y no infectar a otros en el caso de que fuéramos positivos. Nos confiamos a veces y decimos que nos juntamos con el amigo de toda la vida, pero a veces ese amigo tiene otros amigos, que tienen otros amigos, y puede estar infectado. Entonces, tenemos que mantener la distancia o tenemos que mantener las premisas básicas de prevención. Córdoba ha demostrado que lo puede hacer. En este tiempo creo que, como ciudadanos, nos hemos confiado mucho y debemos de alguna manera volver a tomar estas precauciones que son más que necesarias.

- Una de las certezas que dejó esta pandemia es que no pueden establecerse pronósticos. Se hablaba de que el pico iba a llegar en tal fecha, después se fue corriendo. ¿Se puede decir algo hacia dónde vamos? Todo se ha retrasado, por ejemplo el inicio de las clases, porque las previsiones finalmente fueron desbordadas por la realidad.

- El problema que hay con este virus es que hace muy poco tiempo que está entre nosotros y no tiene un comportamiento como otros virus o que se creía que eran estacionales. Este virus está obligando permanentemente a nuevos conocimientos y nuevos retos. Fíjese que Europa, que está en pleno verano, cuando en teoría los virus invernales disminuyen, prácticamente toda Europa está teniendo rebrotes o casos en lugares donde no había tenido. Quiere decir que este virus tiene un comporamiento muy particular que todavía no lo terminamos de conocer y para poder dominarlo uno necesita conocerlo. Pero también siempre hemos planteado era que se iban a dar circunstancias como las que están ocurriendo en distintos lugares y que era necesario establecer las condiciones para controlar estas situaciones. Y Córdoba lo ha mostrado: tuvo un brote en Saldán, después otro en Sierras Chicas, Alta Gracia, en ciudad de Córdoba, después en Río Cuarto, y en Villa Dolores. Era previsible. Eso no indica que haya imprevisión sino un proceso de incertidumbre planteado por la dinámica que este virus tiene muy en particular. Cuando surgió en China prácticamente no se hablaba de que hubiese personas asintomáticas que transmitieran. Suceden los brotes en Italia y España y empezamos a conocer que había pacientes asintomáticos o con pocos síntomas que podían transmitir. Hoy por hoy sabemos que no todas las personas transmiten de la misma forma. Hay un grupo de personas que tienen una altísima transmisibilidad como hay otro grupo que tiene transmisibilidad baja. A medida que el conocimiento científico ha ido avanzando nos permite tener mejores herramientas y hasta ahora las cuatro premisas básicas están siendo las más efectivas para controlar en la transmisión comunitaria de este virus.

- De todos los tratamientos y vacunas que están en marcha, ¿qué es lo más esperanzador: las vacunas o los tratamientos?

- El avance que ha habido es muchísimo con respecto a los tratamientos, el seguimiento y el cuidado de las personas. Pero para decir cuál es el que sirve necesitamos todavía reconocer qué es lo que va a suceder. Tenemos una vacuna, lo que no sabemos es cuánta protección produce, si es el 50, 60 o 70% de las personas que reciban la vacuna no se infectarán. Eso no lo sabemos. No sabemos si esta vacuna nos va a dar una inmunidad de por vida o corta, como puede ser la de la gripe. Tampoco sabemos con los sueros -el último es un desarrollo argentino- desarrollados a partir de caballos qué efectividad va a tener. Tenemos varias líneas, que hacen a la prevención para no tratar de enfermarnos, como son las vacunas. Pero hay varias y todavía no tenemos ninguna que diga que es la bala de plata. Tenemos tratamientos que nos pueden proveer mejoras. Pero todavía ninguno de los estudios clínicos que se están haciendo ha demostrado que tenga una diferencia sustancial con lo que se viene haciendo.