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"Sin pasión no se puede jugar"

En Ticino, Mauricio Savino es “Rapetti”. Así quedó apodado desde chico por “el ‘Coco’ Crespo, que me enseñó a jugar de 2 como Henry. Pero fue por un famoso corte de pelo que me hicieron”.

Encuentra sabor en pequeñas anécdotas que pintan de cuerpo entero su pensamiento. “Siempre digo que Claudio Andrada tiene una forma de entender el fútbol que comparto. Así como dijo de armar primero un grupoy después un equipo campeón; también me llamó poderosamente la atención cuando un compañero muy divertido dijo que se había cansado de ser suplente en el equipo”.

Cuando “todos nos divertíamos con la ocurrencia, ‘Pelé’ escribió: ¿Saben la cantidad de grandes jugadores, de grandes DT y de grandes personas del fútbol que conozco que nunca dieron una vuelta olímpica? Disfruten de poder contar que dieron una, porque todos son importantes para ganar un título y todos somos culpables cuando se pierde”.

Comentó que “con José Oggero e Ignacio Negrini entrenábamos en Córdoba, donde estudiábamos en 2005. Era difícil ganarse un lugar en ese equipo con tantos buenos jugadores, cuando sólo veníamos a entrenar los días viernes”.

Agregó que “agradezco a la Pepa Vázquez haber formado parte de ese plantel. Él como DT del pueblo tuvo que adoptar decisiones difíciles todo el tiempo y no le tembló el pulso. A Berterame lo puso en el banco. Nunca se le desmadró el grupo y nos guió al título”.

Savino recordó que “si ahora me costaba recorrer los 40 kilómetros de Las Perdices a Ticino, imaginate lo que hacían los jugadores que venían de Villa María 4 veces por semana. Es un trabajo, pero a la vez no se gana plata para salvarse. Se hace con amor y pasión”.

Destacó que “sin pasión no se puede jugar. Recién ahora empecé a valorar más y a entender la pasión del hincha y del dirigente, que es tan valiosa como la del jugador en nuestra Liga”.

Explicó que “como hincha voy a la cancha y empecé a estar parado al lado de los que van con la reposera a la cancha. Podrían estar en su casa, calentitos y cómodos viendo fútbol por TV, pero eligen ir a ver al equipo del pueblo”.

Añadió que “es muy lindo darte cuenta cuando te saludan: ‘Qué hacés, Rapetti’, me dicen. Son los mismos que me alentaron toda la vida cuando yo estaba adentro”.

Por eso aclara que “ser futbolista de pueblo tiene su sabor. Dejaba a mi señora y me iba después de trabajar. Eso vale más que un título. Esos amigos son para siempre. Yo puedo contar que jugué con Andrada, Marín, los Berterame, los Páez. Son tipos piolísimas y era un placer cada asado de los viernes”.

De chiquilín a referente

Estimó que “ser un pibe del plantel y aprender de Fabián Berterame, que había jugado en Primera, era increíble. Nos reímos cuando recordamos que concentrábamos juntos en 2005 en una escuela”.

“A la ‘Cuisa’ le llevaban una cama. Era más grande, y no lo iban a tirar en el piso. No era fácil dormir en las colchonetas”, sonríe.

Recalca que “la primera vez que vi jugar a Fabián Berterame me impresionó. Jugó una final de la Liga Bellvillense y aunque perdió con Matienzo, ese día su aporte para San Martín fue tremendo”.

“Lo querían llevar antes, pero recién se logró en ese equipo campeón de 2005. Estaban Fantino, Piccotti (su primo), Cavaglia, Lazo, José Díaz, Fassi, Ariel y Fabián Berterame, ‘Nacho’ Negrini, Crognali, Ismael Rodríguez, Crespo, Ceballos, Becchero y varios más”.

Del camino al título dijo: “Dimos vuelta una serie con Central Argentino en nuestra cancha, y luego eliminamos a Rivadavia en forma milagrosa. Habíamos perdido 3-1, y con gol de ‘Nacho’ Negrini sobre la hora ganamos 1-0 en Ticino. Nunca festejé tanto un gol. En la prórroga ganamos 1-0. La final con Alem se ganó en casa y a cancha llena”.

El referente apareció en 2013. “Concentrar te ayuda a armar el grupo. Concentrar fue siempre un tema de discusión para el jugador. Es incómodo muchas veces, pero el grupo se forma allí y en los asados de los días viernes”.

“Con Germán (Vicario) concentramos en el tramo final del campeonato. Siempre sirve”, aseguró.

Explicó que “ese título se ganó después de perder inmerecidamente una final en cancha de Argentino. Ganamos en cancha de Rivadavia con gol de Manzanares”.

Considera que “a la hora de remarcar un ejemplo de pasión y responsabilidad, no dudo en marcar a Marcelo Becchero como un referente del club. Me ha tocado jugar, concentrar, compartir asados y, aunque somos muy amigos, lo admiro porque nunca se cansó”.

Agregó que “de chico a referente de un plantel y de una comisión directiva, Marcelo Becchero nunca perdió la pasión. Por eso hablo de que no se puede sin pasión”.