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Se casaron hace 50 años, pero ayer tuvieron su fiesta soñada

María Yolanda Garay y Héctor Hugo López viven en General Cabrera. Sus hijos y amigos organizaron la celebración. Vestidos con trajes gauchos, ingresaron a la iglesia y lograron la fotografía que no tuvieron hace cinco décadas.

María Yolanda Garay  (70) y Héctor Hugo López (72) se casaron hace ya 50 años, pero fue ayer cuando pudieron tener su boda soñada, con celebración, fotos y amigos acompañándolos.  

Los días previos a este sábado fueron pura emoción y los “novios” decidieron vestirse de etiqueta “gaucha” para celebrar tan importante momento.

Todo fue organizado por sus hijos y los amigos que integran la agrupación gaucha “Los Amigos”.

El matrimonio radicado en General Cabrera por razones laborales hace muchos años pudo disfrutar de lo que no había podio tener cuando su vida conyugal se iniciaba. 

"En la iglesia no hubo ni gente", recordó Yoly de aquella ceremonia realizada cinco décadas atrás. Y entre las tantas anécdotas señala que el fotógrafo, un amigo, se olvidó de cargar la máquina con rollo, por lo que no existe ninguna imagen de aquel día, ni de la iglesia, ni de la fiesta, que fue un asado de domingo al que asistieron la familia directa de la novia y del novio. Fueron unas pocas personas.

La novia, cincuenta años después, también se vistió con pilchas gauchas, al igual que su marido, porque las danzas folclóricas son su gran pasión.

 Junto a uno de sus nietos, el matrimonio López compartió su alegría con Puntal.

 María Yolanda Garay y Héctor Hugo López. 50 años de casados. “Toda una vida, con altibajos, con alegría, hemos pasado de todo, pero siempre juntos. Yo vivía en las sierras. Éramos de la zona de Calamuchita, casi llegando a Yacanto. Yo era chica todavía y dice que él un día pasó a buscar unos animales y que me vio que estaba sentada en una piedra. Habré tenido 9 o 10 años y él (Héctor) dice que le dijo al padre que con esa negrita se iba a casar”, contó la mujer.

Yoly siguió viviendo en las sierras y fue a los 15 años que la llevaron al primer baile. “Fue ahí cuando yo lo volví a ver. Prácticamente, lo conocí en ese momento, porque en realidad no me acordaba quién era. Y bueno ahí empezó el noviazgo y todo terminó en casamiento", comentó Yoly Garay.

Héctor también da su versión sobre la primera vez que cruzó a Yolanda: “Íbamos por la orilla del arroyo,  a caballo, viste?, y la veo. Le digo a mi viejo: ‘Esa va a ser  mi esposa cuando yo sea grande’. Yo tenía dos o tres años más que ella, por supuesto. Y bueno, al transcurrir el tiempo, pasó y un día va al baile. Ella estaba sentada en una mesa, con una señora mayor, que yo creía que era la abuela, y resulta que era la madre”.



Pedido de mano



Y agregó: “Nosotros éramos una manga de vagos, 10 o 12 amigos que íbamos siempre juntos a todos los bailes. Ellos decían, yo la saco a bailar, yo la saco a bailar, pero iban y ella no quería salir. Y ahí que fue que le hice una apuesta a los otros. Dije yo la saco a bailar a la morocha”.

Tras dar ese primer paso y lograr que Yolanda aceptara, comenzó la relación.

“Empezamos a conversar, a conversar, y el siguiente sábado, otra vez en el baile. Otra vez, bailamos y conversamos, hasta que me dio el sí del noviazgo. Y bueno, seguimos, estuvimos cinco años de novios. Tuve que pedir la mano, en ese tiempo se pedía la mano", añadió Cacho López. 

Y se refirió a las costumbres familiares de la época en la que se establecían un régimen de visitas, que en su caso fue pactado los días martes y jueves.

Intervino Yolanda diciendo: “Así que lloviera o no lloviera, caía. Llegaba a caballo, allá en la sierra. Se agarraba cada tormenta, pero el tipo iba a visitarme. El día que fue a pedirme la mano, tenía mucha vergüenza, no era como la libertad de ahora que dicen y hacen. Antes no sabía qué iba a decir adelante de su mamá. Era medio complicado, pero lo acepté. Y ahí seguimos y seguimos y acá estamos”.

Este matrimonio tuvo 4 hijos, tres mujeres y un varón. Y la familia se sigue agrandando: hoy tienen 10 nietos y 3 bisnietos.

En estas cinco décadas juntos, admiten haber pasado tiempos buenos y malos. Pero rescatan el hecho de que en el camino se cruzaron con personas, hoy amigas, que  los ayudaron. “Llegamos con una mano atrás y otra adelante, porque de donde éramos no había trabajo en invierno, así que nos era difícil. Cuando llegamos acá, mucha gente nos dio una mano, fuimos muy bien recibidos, por eso estamos agradecidos con General Cabrera”, aseguró Yoly.

“Gracias a Dios, logramos comprar la casa, tener el auto. Siempre con trabajo, porque yo me jubilé, y gente que me conoce me pide que le cuide el campo. Ahora estamos en un campo con sueldo para casero y me dejan criar animales”, detalló Héctor.

Consultados por el secreto para llegar a los 50 años de casados Yoly dijo: “La tolerancia, la comprensión, hay altibajos y momentos muy lindos. Hay que tratar de superar los problemas y con la paciencia se supera, y entenderse, hay veces que lógico, como todo matrimonio, hay problemas, pero hay que tratar de sobrepasar eso y solucionar todo entre los dos”.

“Hay que tomarse el compromiso en serio, a mí me gusta cumplirlo y que las cosas salgan más o menos bien”, subrayó Cacho.

Respecto de la fiesta aniversario, que en realidad fue esa celebración de bodas pendiente, la mujer señaló que en principio no quería, pero  sus hijos la convencieron. Así también su esposo.

Y finalmente ahora tendrán la foto, aquella fallida hace 50 años cuando el fotógrafo se olvidó de colocar el rollo a la cámara.

Sobre la elección de la vestimenta gaucha, ambos son cercanos a la agrupación “Los Amigos”, de la cual dicen que siempre han participado. “Tenía ganas de lucir las pilchas gauchas, era mi ilusión, las danzas folclóricas son mi pasión. La danza es mi vida. Y la bailo con todo el corazón. Voy a los talleres del Pami, a las clases de la academia y de Atahualpa Yupanqui", remarcó Yolanda.

Y llegó la hora, en la iglesia todos dispuestos para la ceremonia, para reiterar el “Sí” y luego celebrar con familias y amigos.



Víctor Machuca.  Redacción Puntal

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