Líderes de la Unión Europea (UE) rechazaron ayer al unísono la tardía intención del Reino Unido de renegociar cambios al acuerdo de divorcio, para que la primera ministra Theresa May pueda recobrar el apoyo del Parlamento y evitar un Brexit desordenado que provoque un descalabro económico.
La Unión Europea ratificó a May que el pacto sobre el Brexit no será renegociado
La unánime posición de sus líderes agrega mayor incertidumbre al proceso que terminará en marzo
En Londres, la conservadora May reconoció que su Gobierno no ha decidido exactamente cómo cambiar el acuerdo, de tal forma que elimine las preocupaciones de los legisladores británicos sobre el estatus que tendrá la frontera entre las dos Irlandas, una vez que el Reino Unido abandone la UE, en dos meses, el 29 de marzo.
"El acuerdo de retirada no será negociado", dijo el presidente de la Comisión Europea, el ejecutivo de la UE, Jean-Claude Juncker, en Bruselas.
Tras rechazar este mes el acuerdo alcanzado el año pasado entre May y la UE, el Parlamento británico aprobó anteayer enviar a la primera ministra de regreso a Bruselas para rediscutir la cláusula sobre la frontera irlandesa y reemplazarla por un "arreglo alternativo".
Con este mandato, la primera ministra, que quiere evitar un Brexit sin un acuerdo en los términos del divorcio -porque esto sería muy perjudicial para la economía británica-, prometió buscar cambios "legalmente vinculantes" al pacto.
Todo sigue igual
Pero Juncker dijo que la votación del Parlamento británico no cambia nada.
"El acuerdo de retirada sigue siendo el mejor y único acuerdo posible", señaló.
En la misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, habló ayer por teléfono con May y escribió después por Twitter que su mensaje fue: "La posición de la UE es clara y consistente. El acuerdo de retirada no está abierto a la renegociación".
El gobierno de Irlanda lamentó la intención de May de revisar un acuerdo que ella misma firmó con la UE en noviembre y que requirió 18 meses de negociaciones centradas, precisamente, en el mecanismo a aplicar en la frontera irlandesa, conocido como "backstop".
"Ya hemos recorrido este camino, y no creo que exista tal alternativa" al backstop, dijo el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar.
El negociador en jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, comentó a periodistas en el Parlamento Europeo: "Las instituciones de la UE permanecen unidas, y nos atenemos al acuerdo que ha sido negociado con el Reino Unido".
Además, haciéndose eco de declaraciones similares del presidente francés, Emmanuel Macron, el vocero de la canciller alemana, Ángela Merkel, dijo que "reabrir el acuerdo de retirada no está en agenda".
La oposición al backstop fue el motivo principal por el cual el Parlamento británico votó abrumadoramente en contra del acuerdo, el 15 de enero.
Este mecanismo de salvaguarda dejaría al Reino Unido dentro de una unión aduanera con la UE, para evitar la necesidad de establecer aduanas y controles en la frontera de Irlanda.
La zona fronteriza fue una de las más golpeadas por el conflicto político y religioso de décadas en Irlanda del Norte, que dejó 3.700 muertos. El libre flujo de personas y bienes a través de la casi invisible frontera es puntal de la economía local y del proceso de paz norirlandés.
Muchos legisladores proBrexit temen que el backstop atrape al Reino Unido en el corset regulatorio de la UE, y dicen que no apoyarán el acuerdo de May hasta que sea eliminado.
La primera ministra admitió ayer ante el Parlamento que su gobierno no ha decidido aún la forma en que podría modificarse el backstop.
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"El acuerdo de retirada no será negociado", dijo el presidente de la Comisión Europea, el ejecutivo de la UE, Jean-Claude Juncker, en Bruselas.
Tras rechazar este mes el acuerdo alcanzado el año pasado entre May y la UE, el Parlamento británico aprobó anteayer enviar a la primera ministra de regreso a Bruselas para rediscutir la cláusula sobre la frontera irlandesa y reemplazarla por un "arreglo alternativo".
Con este mandato, la primera ministra, que quiere evitar un Brexit sin un acuerdo en los términos del divorcio -porque esto sería muy perjudicial para la economía británica-, prometió buscar cambios "legalmente vinculantes" al pacto.
Todo sigue igual
Pero Juncker dijo que la votación del Parlamento británico no cambia nada.
"El acuerdo de retirada sigue siendo el mejor y único acuerdo posible", señaló.
En la misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, habló ayer por teléfono con May y escribió después por Twitter que su mensaje fue: "La posición de la UE es clara y consistente. El acuerdo de retirada no está abierto a la renegociación".
El gobierno de Irlanda lamentó la intención de May de revisar un acuerdo que ella misma firmó con la UE en noviembre y que requirió 18 meses de negociaciones centradas, precisamente, en el mecanismo a aplicar en la frontera irlandesa, conocido como "backstop".
"Ya hemos recorrido este camino, y no creo que exista tal alternativa" al backstop, dijo el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar.
El negociador en jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, comentó a periodistas en el Parlamento Europeo: "Las instituciones de la UE permanecen unidas, y nos atenemos al acuerdo que ha sido negociado con el Reino Unido".
Además, haciéndose eco de declaraciones similares del presidente francés, Emmanuel Macron, el vocero de la canciller alemana, Ángela Merkel, dijo que "reabrir el acuerdo de retirada no está en agenda".
La oposición al backstop fue el motivo principal por el cual el Parlamento británico votó abrumadoramente en contra del acuerdo, el 15 de enero.
Este mecanismo de salvaguarda dejaría al Reino Unido dentro de una unión aduanera con la UE, para evitar la necesidad de establecer aduanas y controles en la frontera de Irlanda.
La zona fronteriza fue una de las más golpeadas por el conflicto político y religioso de décadas en Irlanda del Norte, que dejó 3.700 muertos. El libre flujo de personas y bienes a través de la casi invisible frontera es puntal de la economía local y del proceso de paz norirlandés.
Muchos legisladores proBrexit temen que el backstop atrape al Reino Unido en el corset regulatorio de la UE, y dicen que no apoyarán el acuerdo de May hasta que sea eliminado.
La primera ministra admitió ayer ante el Parlamento que su gobierno no ha decidido aún la forma en que podría modificarse el backstop.