Río Cuarto | Exportaciones | Dólar |

“Las nuevas reglas cambiarias complican las exportaciones”

Silvana Gómez, especialista en Comercio Internacional, indicó que la obligatoriedad de liquidar divisas en 15 o 30 días no sólo atenta contra contratos actuales, sino contra las perspectivas de cerrar nuevos acuerdos.

Silvana Gómez es especialista en Comercio Internacional y estuvo en General Deheza en la Jornada de Conferencias del Grupo Global. Habló sobre las nuevas reglas cambiarias que implementó el actual gobierno nacional y señaló que complican tanto las operaciones actuales como la posibilidad de cerrar acuerdos futuros.

- ¿De qué manera afectan las nuevas reglas cambiarias a los exportadores?

- El escenario que tenemos para los exportadores es que se imprimió una mayor velocidad en cuanto a la obligatoriedad en el ingreso de divisas. Eso es un problema. Porque, en realidad, los plazos se fueron modificando norma tras norma hasta que quedó que los plazos establecidos en el rubro agroexportador llegan a 15 o 30 días en algunos casos. La verdad es que hay un esfuerzo muy grande en salir a vender al exterior cualquier producto y tratar comercialmente de establecer un plazo en la negociación. En el acuerdo trato de decirle al cliente del exterior “pagame en 60 o 90 días”. Ahora, a veces por ahí la mercadería no llegó a destino y ya tengo que cobrar; entonces, eso me parece que, respecto de la velocidad, es un factor que, al venir de dos o tres años de haber cerrado contratos con clientes, las reglas de juego cambiaron en el medio.

- ¿Eso complica el cumplimiento de algunos contratos? 

- Por supuesto. Porque el contrato preexistente a la entrada en vigencia de la norma no está contemplado a la hora de la liquidación de divisas. Si la mercadería se embarca ahora, va con la norma nueva. No se contemplan los contratos preexistentes. Por eso, lo único que se puede hacer es ingresar una medida cautelar con un abogado. Pero no hay nada en concreto.

- Hoy hay que cumplir esa normativa con las complicaciones que genera.

- Exacto, en concreto es eso. Si el plazo dice 15 días, corre desde el momento en que se hace el embarque. 

- ¿Eso se está cumpliendo, en el sentido de la liquidación rápida de divisas que está necesitando el Gobierno?

- Por un lado, los exportadores claramente van a tener la obligación de hacerlo y, ante el temor de cualquier infracción cambiaria, les están pidiendo a los clientes del exterior que manden esas divisas y las están liquidando. Por otra parte, no están las penalidades reglamentadas; es decir, si no sé la multa, no conozco la infracción cambiaria y ahí vamos por la ley penal cambiaria, que es más amplia que cualquier norma publicada. Pero, además, si voluntariamente un exportador presenta la documentación diciendo que ahí están las divisas que llegaron desde afuera y quiere regularizar su situación, los bancos están tan demorados que no pueden liquidar tampoco porque tienen una pila de problemas y de acumulación de trabajo que no llegan a los cinco días a liquidarlo. En lo operativo está complicado. Pero tampoco creo que pueda tener una penalidad un exportador que presentó los papeles a tiempo.

- Me decía que la reglamentación complica los contratos ya firmados. ¿Puede también dificultar nuevos contratos al imponer un financiamiento tan corto?

- Sí, sí, por supuesto, porque ahora cualquier empresario que quiera salir a vender al exterior tiene que clasificar la mercadería, identificar en qué escenario y plazos debe hacerlo y recién ahí negociar la divisa con su cliente: decirle “te vendo con estas condiciones”. Si el de afuera no las acepta, no es viable.

- ¿Son plazos razonables para los parámetros mundiales?

- No, no, para nada. A Argentina siempre debemos ponerla en las excepciones a nivel mundial en todo. A nivel mundial el comercio exterior es globalizado, abierto, hay velocidad de venta, siempre es potenciado, siempre  hacia afuera, se trata de generar más, y acá tenemos un montón de restricciones no sólo por el cobro acelerado de las divisas, sino que también hay restricción a la salida de fondos.

- Teniendo en cuenta que el Estado tiene y tendrá una alta necesidad de dólares, ¿qué expectativa tiene con respecto al nuevo gobierno en cuanto a las exportaciones?

- Creo que lo primero que van a tener que hacer es sentarse tanto las cámaras como los representantes de la Sociedad Rural y de todos los rubros con el Ministerio de Producción. Todavía hay mucho que sentarse a conversar para presentar las necesidades de cada sector. No se puede hacer un esfuerzo enorme para exportar más si se están complicando las reglas de juego. 

- ¿Hay una contradicción entre la necesidad de incrementar la exportación para que entren más dólares y a la vez introducir elementos que la complican?

- Claro, hay que sentarse porque nuestro país se rige por una necesidad muy alta de dólares porque le tenemos desconfianza al peso, porque no hacemos una operación inmobiliaria en pesos, porque nadie quiere atesorar pesos. Obviamente, esa predisposición genera complicaciones en 2019, 2020, 2021. Si vamos a tratar de evitar que cierren más empresas, fomentar las exportaciones, que vengan más ingresos de divisas genuinos y que la balanza comercial tenga un resultado favorable, no creo que si el resultado es desalentador en cuanto a las reglas de juego se puedan cumplir esos objetivos.

- Es decir que el acuerdo social del que se habla para los precios y el resto de la economía también debería replicarse en el sector exportador.

- Creo que, en cuanto a los precios de la economía, en otros contextos se ha intervenido y verificado la formación de precios. Ahora, si hablamos de un proceso devaluatorio, ya tenés un impacto fuerte en todos los precios. Si las restricciones a las importaciones van a implicar que cada importador va a tener un tipo de cambio más alto, toda esa complicación se traslada después a precios y tendríamos que verificar cuántas empresas producen con insumos reales argentinos, cuántas dependen de insumos importados, cuántos productos vienen terminados del exterior y ahí nos vamos a encontrar con una inflación abismal. Si un exportador hace un esfurezo por colocar un producto en el exterior, el exportador tiene sus insumos dolarizados. En cuanto suban esos insumos va a trasladar todo a precios y va a quedar desfavorable su producto en el exterior. O sea que la cadena va a arrastrar a todas las áreas. 

- Siempre se plantean como planos contrapuestos el mercado interno y la exportación. ¿Necesariamente es así? ¿O hay forma de compatibilizar las ventas externas con los precios nacionales?

- Lo que pasa es que el mercado interno se mueve con salarios en pesos. Cualquier persona que tiene un ingreso en un hogar, cuando descontás los gastos básicos, remedios, salud y la heladera, el remanente te da la situación de cada uno. Cómo se va a fomentar el consumo interno en productos de lujo o de primera necesidad si no te queda remanente, si cada vez le limitás más el consumo. Si se apunta a reactivar el consumo interno tenemos que ver de qué formas. Una, directa, es aumentar el crédito pero a tasas razonables. Reactivar tiene que venir necesariamente por las tasas. Nadie puede consumir bienes de cierto valor con las tasas actuales. No se puede comprar un electrodoméstico al contado, por ejemplo. Se necesitan las 12 cuotas. Hay una necesidad real, más allá del nivel empresarial, que tampoco tiene financiamiento. ¿Quién va a invertir en este escenario? Por eso la necesidad del diálogo: para plantear las situaciones de los hogares, de las empresas y una enorme cantidad de situaciones de base.  

Lo que se lee ahora