¡Inolvidable! Quedará archivado en la historia del fútbol local, pero también y especialmente en la del deporte de la Universidad Nacional de Villa María.
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Ya pueden cerrar Plaza Ocampo
El equipo del intendente Martín Gill se impuso 2-1 a Juventud Unida con goles de Federico Falco y Diego Vicario. Descontó Juan Abadie. Sufrió de principio a fin, pero con cierta suerte de principiante se quedó con el juego
Aquel proyecto que Joselito Bernadó ideó, presentó ante muchas dudas, e hizo realidad en 2011, cuando recibió el OK del entonces rector y hoy intendente Martín Gill, escribió una página dorada.
No será el bicampeonato de la Liga en 2011. Tampoco de otro título, sino del primer partido de la historia a nivel nacional. Se ganó ayer, un 27 de enero de 2019.
Venció 2-1 a Juventud Unida de Río Cuarto en Plaza Ocampo, ese templo que procuran canjear para generar una infraestructura de mayor calidad, capacidad, comodidad y confort para el fútbol local.
Ya pueden cerrarlo. Es que la historia también dirá que el equipo del intendente ganó el primer partido de su vida como club, con el nombre de Asociación Civil Club Deportivo Universitario, al que debió transformarse para dejar de funcionar como una fundación y así poder jugar un torneo de AFA.
No fue nada fácil. En realidad, nada le resultó sencillo, todo trabajoso. Ni la participación, lograda por aquella gestión del intendente, por el respaldo de su Liga, pero especialmente del titular de la Liga Cordobesa (Emeterio Farías tuvo peso en AFA para lograr que se lo incluyera en un fixture ya sorteado del que había sido excluido).
Ayer no fue la excepción. Juventud Unida hizo sobrados méritos para llevarse al menos un punto, pero el fútbol no es un deporte justo, ni tampoco se mide por arribos al arco rival, ni por tenencia de balón, ni por mejor juego. En esos aspectos fue superior la visita.
Sin embargo, Universitario hizo lo justo y necesario para ganar. Le puso garra y corazón a un comienzo de partido complicado. El DT se encargó de armar un plan, y desde lo táctico le resultó perfecto.
Fue sufrido, pero soñado. Es cierto que debió soportar que el rival hiciera gala de la gran pegada de Arriola, y Cardinali anunciara que se trasformaría en una pesadilla (aunque sin final feliz para su equipo al dilapidar numerosas situaciones) al desbordar y enviar un centro que le quedó a Romero, quien increíblemente elevó (5’).
Fue sólo un anticipo de la falta de efectividad que le negaría a la Juve un resultado favorable. En cambio, la “U” fue efectiva. Nada es casual.
No fue sólo un golpe de suerte, porque en la primera pelota parada del partido, Piccotti no conectó por milímetros un centro de Barengo frente a Pomba, que luego se lució al taparle a Gayoso una corajeada en el área (tras una buena acción de Acosta, y una recuperación de Antonino, que lo asistió).
De ese tiro de esquina que produjo el rechazo salvador de Cabrera, tras la atajada del “1”, llegaría el gol. Centro de Barengo, y nuevamente solo Federico Falco tuvo tiempo hasta para eligir donde enviar el balón con formidable cabezazo a la izquierda. 1-0.
Iban 14’, y los restantes 31’ fueron nítidos de la visita, que dominó, se fue adaptando a las dimensiones de la Plaza, y con oficio se llevó por delante a la “U”, pero no convirtió las 7 situaciones que gestó.
Mellano ya era figura, y salvó varias veces la caída de su arco, pero además, los 5 volantes que apuntalaron la defensa de 3 hombres liderada por Piccotti (con Martínez y Wartel), se dedicaron a defender.
Fue una muralla para resistir, con pocas chances de manejar el balón, y de llegar a Barengo o Gayoso para asestar otro golpe.
Le llegaron varias veces, y sólo pudo resistir. Defendió como pudo, y no como quiso. El final de al etapa fue un alivio. A la limpia salida de Barreto, y la pegada de Arriola, la visita le sumó la proyección de los laterales para ser superior por las bandas, y armar tándems por derecha e izquierda con Flordelmundo y Cardinali, a quien Mellano le tapó la última.
El complemento no varió. Martínez salvó en la línea el seguro gol de Cardinali, y luego volvió a tapar junto a Picotti y Mellano una acción en la que Romero, Flordelmundo y Abadie tuvieron el 1-1.
Pero ingresó Pratti, quitó la primera pelota, la llevó atada y la puso como con la mano para Vicario, que creyó en el milagro y luego que Pombo le tapara, recuperó entre 3 rivales para decretar el 2-0.
Parecía milagroso, como si estuviera escrito lo que ocurrió tras el 2-1 que anotó Abadie luego de un perfecto centro de Flordelmundo que con su cabeza el corpulento delantero envió a la red.
Faltaban 13’, que fueron interminables 20’. Es que si bien Pombo le había negado el tercero a Barengo, que luego elevó un misil, todo fue de la visita. Lo ametralló a Mellano, que resistió con 9 hombres por la expulsión de Antonino y la lesión de Vicario los embates finales del rival. La historia dirá que la “U” ya es un club, que se lanzó a plano nacional con un triunfo histórico. Ya pueden cerrar la Plaza.
Edgar Scauso. Redacción Puntal Villa María
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No será el bicampeonato de la Liga en 2011. Tampoco de otro título, sino del primer partido de la historia a nivel nacional. Se ganó ayer, un 27 de enero de 2019.
Venció 2-1 a Juventud Unida de Río Cuarto en Plaza Ocampo, ese templo que procuran canjear para generar una infraestructura de mayor calidad, capacidad, comodidad y confort para el fútbol local.
Ya pueden cerrarlo. Es que la historia también dirá que el equipo del intendente ganó el primer partido de su vida como club, con el nombre de Asociación Civil Club Deportivo Universitario, al que debió transformarse para dejar de funcionar como una fundación y así poder jugar un torneo de AFA.
No fue nada fácil. En realidad, nada le resultó sencillo, todo trabajoso. Ni la participación, lograda por aquella gestión del intendente, por el respaldo de su Liga, pero especialmente del titular de la Liga Cordobesa (Emeterio Farías tuvo peso en AFA para lograr que se lo incluyera en un fixture ya sorteado del que había sido excluido).
Ayer no fue la excepción. Juventud Unida hizo sobrados méritos para llevarse al menos un punto, pero el fútbol no es un deporte justo, ni tampoco se mide por arribos al arco rival, ni por tenencia de balón, ni por mejor juego. En esos aspectos fue superior la visita.
Sin embargo, Universitario hizo lo justo y necesario para ganar. Le puso garra y corazón a un comienzo de partido complicado. El DT se encargó de armar un plan, y desde lo táctico le resultó perfecto.
Fue sufrido, pero soñado. Es cierto que debió soportar que el rival hiciera gala de la gran pegada de Arriola, y Cardinali anunciara que se trasformaría en una pesadilla (aunque sin final feliz para su equipo al dilapidar numerosas situaciones) al desbordar y enviar un centro que le quedó a Romero, quien increíblemente elevó (5’).
Fue sólo un anticipo de la falta de efectividad que le negaría a la Juve un resultado favorable. En cambio, la “U” fue efectiva. Nada es casual.
No fue sólo un golpe de suerte, porque en la primera pelota parada del partido, Piccotti no conectó por milímetros un centro de Barengo frente a Pomba, que luego se lució al taparle a Gayoso una corajeada en el área (tras una buena acción de Acosta, y una recuperación de Antonino, que lo asistió).
De ese tiro de esquina que produjo el rechazo salvador de Cabrera, tras la atajada del “1”, llegaría el gol. Centro de Barengo, y nuevamente solo Federico Falco tuvo tiempo hasta para eligir donde enviar el balón con formidable cabezazo a la izquierda. 1-0.
Iban 14’, y los restantes 31’ fueron nítidos de la visita, que dominó, se fue adaptando a las dimensiones de la Plaza, y con oficio se llevó por delante a la “U”, pero no convirtió las 7 situaciones que gestó.
Mellano ya era figura, y salvó varias veces la caída de su arco, pero además, los 5 volantes que apuntalaron la defensa de 3 hombres liderada por Piccotti (con Martínez y Wartel), se dedicaron a defender.
Fue una muralla para resistir, con pocas chances de manejar el balón, y de llegar a Barengo o Gayoso para asestar otro golpe.
Le llegaron varias veces, y sólo pudo resistir. Defendió como pudo, y no como quiso. El final de al etapa fue un alivio. A la limpia salida de Barreto, y la pegada de Arriola, la visita le sumó la proyección de los laterales para ser superior por las bandas, y armar tándems por derecha e izquierda con Flordelmundo y Cardinali, a quien Mellano le tapó la última.
El complemento no varió. Martínez salvó en la línea el seguro gol de Cardinali, y luego volvió a tapar junto a Picotti y Mellano una acción en la que Romero, Flordelmundo y Abadie tuvieron el 1-1.
Pero ingresó Pratti, quitó la primera pelota, la llevó atada y la puso como con la mano para Vicario, que creyó en el milagro y luego que Pombo le tapara, recuperó entre 3 rivales para decretar el 2-0.
Parecía milagroso, como si estuviera escrito lo que ocurrió tras el 2-1 que anotó Abadie luego de un perfecto centro de Flordelmundo que con su cabeza el corpulento delantero envió a la red.
Faltaban 13’, que fueron interminables 20’. Es que si bien Pombo le había negado el tercero a Barengo, que luego elevó un misil, todo fue de la visita. Lo ametralló a Mellano, que resistió con 9 hombres por la expulsión de Antonino y la lesión de Vicario los embates finales del rival. La historia dirá que la “U” ya es un club, que se lanzó a plano nacional con un triunfo histórico. Ya pueden cerrar la Plaza.
Edgar Scauso. Redacción Puntal Villa María