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Aborto: el obispo pidió a la Virgen que ilumine a los legisladores

Uriona hizo alusión al polémico proyecto que será tratado mañana en Diputados. También solicitó que oriente a las nuevas autoridades locales y que libere al mundo del coronavirus. Estuvo Llamosas

El obispo Adolfo Uriona le pidió ayer a la Inmaculada Concepción, patrona de Río Cuarto, en su día, que ilumine a los legisladores que tienen la responsabilidad de decidir sobre el aborto.

Como se sabe, mañana arrancará el debate en Diputados por la legalización de dicho tema.

Monseñor Uriona también solicitó a la Virgen que oriente por el camino del bien a las nuevas autoridades y que libere al mundo de la pandemia del coronavirus.

Precisamente por esta cuestión no se hizo la tradicional procesión y la festividad se limitó a misas que se celebraron en la iglesia Catedral.

En la ceremonia estuvo el intendente Juan Manuel Llamosas.

En su homilía, Uriona dijo lo siguiente: 

“Queridos hermanos: Estamos celebrando la fiesta más grande de María Santísima, la Inmaculada Concepción, a la que honramos como patrona de la ciudad de Río Cuarto y de toda la Diócesis. También en la Argentina celebramos la clausura del Año Mariano Nacional que habíamos iniciado el pasado 8 de diciembre, cuyo motivo central fue el hallazgo de la imagen de la Virgen del Valle, hace 400 años. El difícil contexto de pandemia no nos permitió, entre tantas cosas, celebrar el Congreso Mariano en Catamarca y hoy nos impide realizar la hermosa manifestación de fe que es la procesión y la misa en la plaza San Martín”.

“Ahora bien, movidos por el ejemplo de nuestra Madre del Cielo debemos aprender a aceptar los misteriosos planes de Dios que nos desconciertan, intentando descubrir lo que nos quiere decir a través de estos acontecimientos adversos”.

“Así como Dios, por singular gracia y privilegio y en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador, preparó a María Santísima preservándola de toda mancha de la culpa original desde el primer instante de la concepción, también dispuso que ella caminara en la fe junto a su hijo y estuviera a su lado en las circunstancias claves de su vida, incluso hasta el momento aparentemente más absurdo y desconcertante de la historia humana: la pasión y muerte en cruz”.

“Esta fiesta mariana nos hace tomar conciencia de que estamos marcados por el pecado desde el principio. Las lecturas bíblicas que hemos escuchado nos invitan ante todo a fijarnos en aquella narración tan antigua y tan conocida, la historia del primer pecado, de este pecado que se transmite de persona a persona y que llamamos pecado original”.

“Todos sabemos que el autor sagrado se expresa con imágenes y que la referencia al árbol prohibido, el fruto, la serpiente... más que una historia propiamente dicha es más bien una explicación sobre los principios de la vida humana sobre la tierra y una manera de explicar también el porqué de los grandes problemas que tenemos los hombres: el pecado, la enfermedad, el mal, la muerte…”.

“La narración quiere hacernos caer en la cuenta de que desde el principio, desde que el hombre es hombre, esa tendencia de estar cada uno en lo suyo, de buscar el interés propio sin pensar en nada más, de creer que somos lo más importante del mundo y que lo que es bueno para nosotros es bueno para todos..., esa tendencia nos ha marcado y ha roto la armonía y la paz y la felicidad que los hombres estaban llamados a vivir, y ha convertido la vida humana en tristeza, en limitación, en muerte”.

“Adán y Eva pensaron que comiendo de aquel fruto serían como dioses. Es decir creyeron, escogieron y desearon ser ellos los dueños de todo, el criterio último de todo. Quisieron tener el poder de dictaminar lo que era bueno y lo que era malo. Quisieron ser ellos los que impusieran para siempre lo que había que hacer y lo que no y no buscaron prestar atención al plan de Dios, a los proyectos de Dios. Sin embargo el proyecto de Dios era otro y no transitaba por los caminos de la autosuficiencia sino por los caminos del amor, de la paz, de la concordia”.

“Los hombres, desde el principio, rompieron este proyecto de Dios y así estropearon toda la historia humana. Y esta ruptura ha llegado hasta nosotros. Es eso que llamamos pecado original. Porque también nosotros, como personas y como sociedad, venimos profundamente heridos por ese pecado y sus consecuencias”.

“Esa herida hoy la experimentamos dramáticamente en nuestra Patria, donde se quiere imponer a la sociedad una ley que conduce a la muerte a un inocente indefenso…”.

“Pero de nada nos sirve quedarnos lamentándonos por este destino. Nuestra fe nos dice que Dios no ha permitido que los hombres estuviéramos para siempre condenados a no poder levantarnos del mal que desde el principio nos ata, y, por eso, al final de la misma lectura que nos hablaba de la condena de los primeros padres, hemos oído el anuncio que Dios hacía: de la estirpe de la mujer iba a surgir alguien capaz de destruir el mal y la muerte y de rehacer la vida de los hombres”.

“Alguien, Jesucristo, iba a destruir el mal y la muerte, abriéndonos de nuevo el camino que Dios quería para todos: el camino del amor, de la paz y de la unidad entre los hombres”.

“Él, Jesús un hombre como nosotros, un hombre que es el Hijo de Dios, reconstruyó ese camino y lo hizo amando hasta el extremo, hasta dar su vida. Y así ahora nosotros, si lo seguimos, tenemos la posibilidad de aprender a amar de una manera nueva, de entregar la vida por los otros y también de comprometernos a cuidarla contra todos los intentos de dañarla”.

“Como escuchamos en el Evangelio, Jesucristo se hizo presente en este mundo gracias al sí generoso y a la fidelidad de aquella muchacha de Nazaret que se llamaba María”.

“Por eso Dios quiso -y eso es lo que celebramos hoy- que la Virgen, la que tenía que ser el camino por donde entrase el que liberaría a los hombres de la esclavitud en la que estábamos sumergidos, fuera ya desde el principio, un camino limpio, un camino libre del mal y del pecado que Jesús venía a destruir. Por eso decimos que María es inmaculada, sin la mancha original”.

Pedidos

“Pidámosle con fe a ella que nos ampare librando al mundo de la pandemia, que se digne bendecir a esta ciudad y oriente por el camino del bien a las autoridades que han de iniciar un nuevo período de gobierno y, finalmente, que ilumine la mente y el corazón de nuestros legisladores que tienen la grave responsabilidad de decidir sobre el aborto. María nos cuide y proteja a todos”.