¿Quién iba a pensar que justo sobre el frente de una casa construida hace dos décadas en Alpa Corral iba a trazarse la nueva ruta y que, junto con un puente, se convertirían en el principal remate visual de una vivienda que otrora gozaba de las vistas del virgen paisaje serrano?
La casa de Alpa Corral que se refugió en el paisaje para volver a mirar a las sierras
La nueva ruta, junto con el puente, pasó a ocupar las principales visuales de una icónica vivienda. Un rediseño casi total permitió "girarle el rostro" y darle una impronta de campo que la mantiene en mímesis con el entorno
Recíprocamente, por su estilo arquitectónico y los materiales empleados, no había viajero que pasara por alto la presencia de la edificación en el lugar, cuya morfología se imponía y se destacaba entre el verde de la frondosa vegetación.
Ante esas circunstancias y algunas cuestiones estructurales que debían atenderse, fue que los propietarios del inmueble le encomendaron al arquitecto Francisco Figueroa Astrain -quien trabajó en colaboración con el arquitecto Carlos Krabbe-, el desafío de reconvertir casi totalmente la impronta de la casa, no solo para volver a recuperar las principales visuales hacia la riqueza natural de las sierras de los Comechingones sino también para quitarle protagonismo en el paisaje y lograr que la construcción pasara lo más desapercibida posible.
Y los resultados están a la vista, o mejor dicho, alcanzaron sus objetivos respecto de las vistas. Es que aquel volumen de dos plantas que se resaltaba entre el arbolado serrano se reinventó para mimetizarse en la naturaleza y pasar casi inadvertido en el lugar.
Los requerimientos
En diálogo con Puntal ADC, el arquitecto Figueroa Astrain cuenta que el encargo de los propietarios apuntaba a resolver dos cuestiones: “Por un lado, un problema estructural constructivo, debido a que tenía ciertas falencias respecto de la tecnología empleada al momento de construir la casa, y por otro, la necesidad de modificar las visuales de los espacios sociales debido a que la casa es previa a la incorporación de la ruta y el puente que pasa por ese terreno y que interfirieron las visuales originales de la casa”.
En ese sentido, Figueroa Astrain expresa que el entorno fue clave para la definición de la nueva propuesta para la intervención debido a que en la resolución estructural se intenta también responder a ese mismo contexto.
“Trabajamos sobre lo que era una casa de dos plantas con espacios muy grandes y difíciles de mantener, y en ese marco se buscó reducirla, comprimir el espacio en una planta sin perder de vista la espacialidad y la flexibilidad de la casa. Otro de los propósitos fue el de mantener el núcleo húmedo y algunas ampliaciones que ya tenía la casa, vinculando todo eso con una estructura en una sola planta con un techo liviano, y reforzando todos los muros con una cáscara de hormigón armado lo que le dio contención, mejor aislación térmica y la demanda de un menor mantenimiento a futuro”, señaló el profesional.
Para agregar: "Por otro lado, la fachada de la casa se redefinió a partir de un muro de piedra que posee como único gesto la puerta de ingreso, lo que simboliza también esta intención de buscar privacidad. La piedra que se utilizó es del mismo lugar serrano, lo que permite que la casa se integre mucho mejor al paisaje”.
Refuncionalización
En lo que respecta a lo funcional, el estar comedor prácticamente “se dio vuelta” para aprovechar las nuevas visuales, manteniendo los núcleos húmedos e integrando una gran terraza en continuidad con la pileta.
“Se buscó una pileta casi en voladizo en el límite de la barranca, lo que le da una sensación espectacular a los usuarios. Desde lo tecnológico, se incorporó una estructura metálica para un techo plano y liviano, vinculado también a un sistema de pérgolas para la galería y cochera. Esa cáscara de hormigón y piedra ofrecen bajo mantenimiento, porque al ser una casa de campo se buscó que sea de fácil mantenimiento y control, y que tenga cierta rusticidad”, puntualizó el arquitecto.
En tanto, respecto a la incorporación del paisaje a la casa, la misma se vinculó totalmente con una relación interior-exterior a través de la galería y de un límite de vidrio que vincula el espacio exterior con el estar-comedor. Al reducir los espacios sociales y hacerla más “controlable”, esto permitió que su uso se extienda a todo el año y no solo a temporadas veraniegas, tal como funcionaba anteriormente.
“Era una casa que estaba totalmente impuesta en el paisaje y que tenía mucho presencia, y pasó a ser un zócalo dentro del paisaje, integrada, sin interferir en la vista y adquiriendo a la vez mayor privacidad por lo que la estrategia de implantacion fue totalmente opuesta a la original que tenía la casa", concluyó.
Javier Borghi
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