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"En el ascenso contra River me sentí muy importante para el vestuario"

Mariano Campodónico es el señor de los ascensos en la Argentina. Cuatro veces subió de la B Nacional a Primera, dos con Belgrano. Se cumplieron 10 años de la hazaña Pirata en Núnez y así la recuerda

Mariano Campodónico tiene una carrera intachable como futbolista. No sólo como un gran goleador sino también una persona muy positiva e importante para todos lo grupos que integró.

Más allá de eso hablamos de un ganador con todas las letras. Alguien que en la B Nacional encontró su categoría predilecta y donde su fama de artillero estaba tan bien ganada que era en cada mercado de pases el hombre a buscar.

En 2006 fue clave para el ascenso de Belgrano en Bahía Blanca ganando la promoción, lo propio en 2008 siendo figura del Santo tucumano, que regresó a Primera después de muchos años y ni hablar de la gesta de All Boys en Rosario logrando otro ascenso.

El 26 de junio se cumplió el décimo aniversario de la epopeya Pirata en River y así nos lo cuenta en una charla a puro fútbol.

-Se cumplieron diez años del ascenso en cancha de River y quince del logrado en Bahía Blanca ante Olimpo, ¿cómo los recordás?

-El primero en Bahía fue un grupo bárbaro, los dos en realidad, por eso se consiguieron cosas importantes. En el primero había muchos chicos del club, que venían de inferiores, hicimos un gran torneo y lo coronamos con ese ascenso en Bahía Blanca, que era durísimo, un equipo muy bueno el de Olimpo, fue mi primer ascenso y muy especial. El segundo con River también, si bien no tuve tanta participación, no jugué tantos partidos ni convertí tantos goles como en ese 2006, pero me sentí muy importante en el vestuario y llevar a ese grupo junto a Juanca (Olave) y Gastón Turús a buen puerto. Tenía casi 40 años y fue un lindo broche para darle punto final a mi carrera. Después me quise venir a jugar a Temperley, que es el club del cual soy hincha.

-En términos del juego ¿cómo ves al nueve hoy? Un puesto en permanente evolución.

-Hoy se buscan por ahí no tantos nueves de referencia porque antes éramos más de aguantar, de tirarnos pelotazos y tratar de aguantarla para que lleguen los volantes. Hoy la mayoría de los equipos te juegan con extremos bien abiertos y el centrodelantero tiene que tener más juego, ser más técnico, más rápido. Cambió y me gusta más el nueve de ahora, hoy un delantero intermedio de 1.80 andaría muy bien.

-¿Considerás que hoy es más difícil para ustedes como entrenadores trabajar, en cuanto a la oferta de los clubes?

-Es más complicado, me parece. Por lo menos cuando era jugador terminaba un torneo y tenía varias ofertas de trabajo. Ahora con el ser entrenador tampoco me puedo quejar porque me recibí de técnico y dirigí a los seis meses Cañuelas, después me fui a Luján, luego a Sacachispas y cuando me fui de ahí a los tres meses me llama Israel Damonte para empezar a trabajar con él en Huracán, para ser su ayudante de campo. Este es el período más largo, desde que nos fuimos del club que estoy sin trabajar en el fútbol. Es más complicado porque hay muchos más técnicos, los dirigentes buscan entrenadores de más nombre o experiencia que para mí es medio raro, hoy hay que trabajar por sobre todo.

-En este contexto y conociéndolo ¿qué te sugiere la figura de Zielinski? (entrenador de Campodónico en Belgrano).

-Al Ruso lo aprecio mucho, aprendí mucho de él. Hoy siendo entrenador no pienso tan parecido porque los equipos que me tocó armar tenían más tenencia de pelota, quizá otro tipo de juego al que tenía el Ruso. Era más directo con el 4-4-2 o 4-4-1-1- y más cuidadoso de nuestro arco. De a poquito me parece que en Tucumán al equipo lo llevó a ser más ofensivo, con jugadores muy interesantes. Fue muy inteligente siempre en elegir buenos jugadores. Hay que sacarse el sombrero, arrancó muy de abajo y hoy está en la elite del fútbol argentino y se lo merece porque es un laburador.

-Sos muy amigo de Andrés Aimar, ¿cómo lo recordás como jugador en ese Belgrano?

-Al principio se lo comparaba mucho con Pablo, que para mí estuvo entre los tres mejores enganches del fútbol argentino de la historia, era determinante, te apuntaba al arco y te liquidaba. Andrés para mí hoy sería un volante interno por derecha muy interesante, a nosotros nos vino muy bien porque tenía un primer pase muy bueno; yo siendo delantero me encontraba siempre y la pelota venía redondita. Aparte de todo eso, muy profesional, muy callado, son chicos de perfil muy bajo, muy laburadores, muy respetuosos. Hace poquito, cuando fueron los quince años del ascenso, hablé con Andrés, es un amigo que va a perdurar con el tiempo porque lo quiero mucho.

-Te formaste en Banfield, fuiste compañero de Zanetti. ¿Cómo eran esos tiempos en el Taladro?

-Teníamos a jugadores de experiencia como Comizzo, el Yaya Rossi, Cozzoni (estos últimos campeones con Bielsa en Newell’s) más la vieja Reynoso, el Loco Enrique. Eran jugadores de Selección que habían jugado grandes torneos. Uno se sentaba y sólo escuchaba porque no podíamos ni hablar, te hacían cebar mates y no podías omitir sonido, sólo escuchar. Eso nos enseñó mucho como pibes, el respeto. Hoy hay otra forma, por ahí te cargan, cosa que en mi época era impensado. Esa ida y vuelta con el jugador está buena y aprender de toda esa gente. Con Zanetti compartimos el vestuario casi cuatro años, con Camoranesi, tipos que hicieron una gran historia en el fútbol, Julio Cruz. Siempre traté de absorber lo mejor para volcarlo en los entrenamientos.

-Obviamente que en ese momento era impensado saberlo pero ¿presumías un Zanetti de muchos años en Europa?

-Yo sabía, cuando se fue al Inter, que iba a andar bien, obvio que no sabía que iba a hacer lo que hizo. Se veía que físicamente era el mejor, entrenando siempre primero y era un ejemplo. Después, cuando jugaba te dabas cuenta de que era bueno de verdad, igual que Mauro Camoranesi. Cuando llegó a Banfield nos preguntábamos de dónde salió; el técnico Patricio Hernández le decía “Mauro, si vos querés salimos campeones”, era distinto a todos, al igual que Zanetti.

-Esa mezcla en Zanetti de una potencia física increíble y un gran dominio.

-Hoy lo veo y salvando las diferencia y el puesto, es como Lukaku. Con ese arranque que los choca y los tira para todos lados, siempre con la pelota en su poder. Pupi cuando arrancaba acá era una bestia. Y decí que no se entrenaba como se está entrenando ahora; antes te hacían correr en una pretemporada infinidad de kilómetros y hoy es todo diferente. Ahora es mucho mejor que antes.

-¿Cómo es hoy tu relación hoy con la tecnología?

-Donde más la usé fue en Huracán, ya en Primera los clubes tienen un lugar con dos personas que manejan todo lo que es la estadística, el videoanálisis, GPS. En un equipo del ascenso es mucho más difícil por lo económico. Está muy bueno analizar, ver cuántos kilómetros corre cada uno, de qué manera. También soy un poco de pensar que el que decide es el jugador.

-Finalmente, ¿cómo pensás que les puede ir a Rolón y Briasco en Boca?

-La única duda que tengo es el tema de la presión, hoy sin público es otra cosa, futbolísticamente no les va a costar a ninguno de los dos. Esteban Rolón es un jugador muy técnico, ordenado, físicamente muy bien. Me parece que tiene muy en claro desde que laburó con Heinze en Argentinos Juniors que tiene un montón de recursos para solucionar problemas que no hace falta que se lo digas. Y Beto Briasco es un animal, si le encuentra la vuelta y le dan la confianza que nosotros le dimos donde explotó y anduvo muy bien.

Javier Albarracín. Redacción Puntal