Río Cuarto | bafici | película | Cine

La película cordobesa "Bandido" abrirá hoy el festival BAFICI

Comienza una nueva edición del principal espacio del cine argentino con el estreno de este largometraje protagonizado por Osvaldo Laport. Su director dialogó con Puntal e hizo referencia a la industria cinematográfica en Córdoba y el trabajo tras la pandemia

La película cordobesa “Bandido”, de Luciano Juncos, será una de las encargadas de abrir el festival de cine BAFICI, uno de los más importantes de América Latina y clave para la difusión de las películas argentinas. Será proyectada esta noche en salas de Buenos Aires y al mismo tiempo de manera online para todo el país (todo el festival podrá seguirse por https://vivamoscultura.buenosaires.gob.ar/). En diálogo con Puntal, el cineasta nacido en Córdoba se refirió a la experiencia de la filmación, lo importante de poder proyectar en festivales como el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, y los valores que se transmiten desde la música.

“A veces uno no cae hasta que vive el momento, quizás se pueda reflexionar en frío algún día después, y a la vez está bueno para no cargar con ansiedad lo que se vive, pero sin dudas es una gran alegría poder ser parte del BAFICI. Es algo que nos llegó a último momento, porque estábamos decididos de estrenar independientemente de los festivales, pero por suerte se pudo coordinar y todo encajó de manera perfecta”, aseguró Juncos horas antes del estreno que se realizará hoy desde las 19 hs. (las películas estarán cargadas en la plataforma del festival, de manera gratuita, durante 72 hs.).

“La Laguna” (de 2013) fue la ópera prima de Juncos y fue estrenada en Competencia Internacional del Festival de Cine de Mar del Plata. Allí comenzó un camino dentro del cine nacional y sus siguientes trabajos fueron películas documentales: “Blackdali” y “Del Álamo al Molino”. Fue guionista en la serie documental “Guardianes de la lengua”, jefe de producción del programa “El Clú del Humor” y co-productor de la película “Los Besos”, de Jazmín Carballo.

“Algunos años atrás, junto con Renzo Felippa, comenzamos a escribir el guion de ‘Bandido’. En aquel momento estudiábamos Comunicación Social en la Universidad de Córdoba y aprovechábamos cada momento para crear historias. Muchas de ellas nunca lograron pasar el segundo acto o quedaron truncas. Con ‘Bandido’ fue diferente”, dice Juncos, que agrega: “Desde el primer momento la intención fue construir un personaje inédito que, habiendo logrado todas las metas de su vida, ahora transita el ocaso de su carrera. La película que siempre buscó reflexionar sobre la postura del hombre frente al devenir. Una extraña confluencia entre lo decadente y lo optimista que, presenta a los personajes la posibilidad de tomar las riendas de sus propios destinos”.

En este sentido, el cineasta sostiene que su principal estímulo como director es el de “repensar las fronteras”, e indica: “Donde lo comercial es también popular, lo popular no deja de ser reflexivo, y la reflexión estimula un constante desarrollo estético. Un cine que no se define por un territorio o por alguna eventual condición de producción. ‘Bandido’ busca ser una película que transita el camino de la libertad y cuya más genuina significación se dará en el encuentro con su público”.

- ¿En qué lugar creés que se encuentra actualmente el cine cordobés?

- El cine cordobés se encuentra en un momento de mucha producción desde hace varios años, no sólo para las películas que son 100% cordobesas sino también otras como “Bandido”, que son coproducciones, a veces internacionales y otras nacionales, que tienen la posibilidad de usar como escenario Córdoba. Eso también es algo muy productivo, no solamente para las producciones de la provincia, sino también para quien confía en Córdoba para venir a filmar. Es gracias a muchas gestiones y muchos años de trabajo que culminan en este buen momento de quien hace cine.

- Después de un año muy difícil para los artistas en general, como fue el 2020 por la pandemia, se siguen haciendo muchas cosas muy interesantes y con muy buenos resultados, ¿como ves el futuro de la industria argentina de cine?

- Obviamente la pandemia nos atraviesa a todos, a cada uno con su particularidad. Algunos tuvieron que frenar rodajes. Nosotros, por suerte, habíamos filmado a mediados de 2019, cuando todavía la pandemia no era noticia y pudimos terminarlo, por lo que nos agarró en etapa de posproducción. Muchas películas tuvieron que frenar y al día de hoy no han podido continuar con el rodaje. Obvio que esto nos obliga a repensarnos como industria, ver que hay alternativas, y no es casual que Disney estrene sus grandes blockbusters al mismo tiempo en plataforma que cine, algo que es inédito, se han replanteado las reglas del juego. Yo confío en que el cine argentino, como lo hizo siempre en su historia, tendrá la capacidad de adaptarse y cambiar y encontrar las nuevas perspectivas, porque al fin y al cabo lo que importa es que las películas se muestren con su público. Hay que estar alertas y poder redefinir cómo es el juego de acá en adelante.

- Javier Porta Fouz, director artístico del BAFICI, destaca la importancia de los festivales para unir a las películas con el público. ¿Qué expectativas tienen para el evento? ¿Van a presentar la película en otros festivales?

- Sin dudas, estar en el BAFICI es una gran alegría, pero no queremos cargar de expectativas el estreno, porque no nos corresponde. Lo que más deseamos es que cada persona pueda encontrarse con su propia interpretación de la película, que la puedan hacer propia y la disfruten. Es indudable que el festival conecta gente, lo que nos amplía el público, que quizás es distinto al de la sala, algo que trabajamos desde un primer momento, poder hacer una película que tuviera la flexibilidad para vivir en ambos mundos: el de las salas y el de los festivales. La noticia de BAFICI es una caricia para esas primeras intenciones que nunca sabemos si van a llegar a cumplirse.

- ¿Cómo fue la experiencia de filmar “Bandido”?

- La experiencia fue muy placentera, se disfrutó mucho, con un gran equipo de trabajo. Cada persona le ha dado desde su área un aporte increíble, no sólo los actores, sino también los técnicos, que son grandes profesionales, pero también grandes personas. Cada uno de los actores nos permitió encontrar nuevos personajes que, por ahí, no teníamos. Ellos se apropiaron de los personajes y nos proponían todo el tiempo cosas. Fue un diálogo constante hasta llegar a lo que se consiguió. Estoy muy agradecido con el equipo, los actores, los productores y todos los que nos acompañaron, porque fue una experiencia muy satisfactoria de rodaje.

- Uno se encuentra con un Osvaldo Laport muy querible y en un papel que sorprende en su aparición en la pantalla grande, ¿cómo fue dirigirlo a él y cómo fue el armado del personaje?

- Fue una experiencia muy linda y cerrada, porque desde un primer momento escribimos el personaje pensando en que él tenía que interpretarlo. Nos habíamos basado en su forma de ser, de hablar, de expresarse, para escribirlo. Cuando se dio que él quiso interpretarlo, él decidió hacerlo propio, con mucho respeto. Nos fue proponiendo cosas, diálogos, momentos en los que creía que podíamos ir para un lado u otro. En una constante charla fuimos buscando lo mejor para cada escena. Suele pasar que uno escribe y cuando se lo interpreta o no funciona, o le falta algo, pero en ese trabajo, personas como Osvaldo con su profesionalidad te ayudan mucho, porque termina consolidando el trabajo de la película en general.

- Al hacer referencia a una historia vinculada con la música popular, el cordobés se siente muy identificado con la película, ¿qué valor le dieron a esos conceptos como el cuarteto, la historia de la música y los barrios, cuando grabaron?

- Lo popular tiene un valor fundamental en la película, porque el camino de nuestro personaje, a reencontrarse consigo mismo, con las raíces, con aquellos sonidos y colores, las texturas que vivía cuando era más joven, son fundamentales para recuperar las ganas de cantar. El tipo de barrio, la calidez de la gente de barrio, los sonidos más desenchufados, instrumentos acústicos, todo tiene un peso dramático muy grande que le va a permitir al músico volver a conectar con aquellas fibras más sensibles de su infancia y los momentos en los que se dio cuenta de que quería cantar. Es un valor estético y narrativo de vital importancia, que seguramente a más de uno le pasará, como es mi caso que me crié escuchando a mi abuelo tocar el acordeón, y eso conecta con recuerdos que están en lo más profundo de la idiosincrasia cordobesa.

Deseo que, como pasó con Bandido, a todo el público lo pueda conectar con las fibras de nuestros antepasados.