Lucas Barlasina (39) es el símbolo indiscutido del básquet de Banda Norte en el siglo XXI. Formó parte del equipo que conquistó el único título de Liga Cordobesa que tiene el Verde en 2004, estuvo en los mejores años del club en la Liga B y también en la aventura del club del Parque Sarmiento en el TNA. Después del subcampeonato obtenido en la edición 2021 del Provincial, anunció que no volverá a formar parte de un certamen de esta índole. Si vuelve a jugar en 2022 será sólo en el asociativo. En diálogo con Puntal, el alero repasó algunos momentos de su carrera y remarcó que no se quedó con cuentas pendientes. Además, dejó su impresión sobre la importancia de la formación del jugador, más allá de lo deportivo. “El chico termina siendo una consecuencia de la línea que bajemos. Creo que el estudio es un tema que no se trata de la manera que se debería y eso hace que hoy sea minoritaria la cantidad de deportistas que puedan triunfar y que además se reciban. Uno lo que ve es que en algunos deportes profesionales, cuando hay buenas perspectivas, los tiempos libres se desaprovechan y mucho. Pero es un tema muy complejo y no se trata sólo de caerle a esa persona que no termina estudiando. Me parece que caer en esa idea de que los chicos no estudian porque son vagos es simplificar la cosa”, señaló.
-¿Qué balance hace del 2021?
-La verdad que termino el año bien, contento. Fue un año raro para todos, con mucha incertidumbre. Comenzó en marzo para nosotros, pero después se cortó. Se pudo armar un plantel con lo que estaba al alcance. La verdad que Fernando (Aguilar, entrenador de Banda Norte) ha hecho un trabajo espectacular. No únicamente con nosotros en primera división, sino también con las inferiores. Eso desencadenó el haber hecho bien las cosas en el torneo Asociativo y también en el Provincial. Nos queda ahí un sabor amargo por no haber podido lograr el campeonato, estuvimos muy cerca, pero no se pudo dar.
-Más allá de lo que ocurrió en ese quinto juego de la final, ¿qué cosas positivas saca de la campaña?
-Me parece que mientras más pase el tiempo le vamos a encontrar más cosas positivas que negativas. La realidad es que si vamos al análisis de lo deportivo en la final, quedamos cortos en nuestra rotación y es allí donde se empareja la serie con El Ceibo. Por supuesto que siempre es más fácil hablar con el diario del lunes, pero por supuesto que si nosotros llegábamos con más rotación íbamos a tener más chances. Se dio así la serie, la pudimos luchar y, como te decía, estuvimos muy cerca.
-Le tocó compartir plantel con jugadores muy jóvenes, ¿esa posibilidad de desarrollo es una de las cuestiones positivas que marca?
-Sí, por supuesto. Me parece que es importante que se vayan sumando chicos, que se dé ese recambio necesario. Es importante que también lo hagan propio a lo que pasa en el club y traten de copiar lo positivo y de cambiar lo que creen que no está bien.
-El quinto juego ante El Ceibo ¿fue su último partido en la Liga Cordobesa o fue su último partido en una cancha de básquet?
-Por ahora, es en la Liga Cordobesa. Tengo que hablar con el Chueco (Fernando Aguilar). Después de la final estuvo hablando conmigo. Yo le manifesté que siempre voy a estar cerca. Que siempre voy a estar “molestando” ahí en el club. Lo que me pasa no es un capricho ni nada por el estilo, es una realidad. El paso del tiempo está. Yo ya cumplí 39 años, más allá del esfuerzo físico, que fue muy grande para mí –terminé jugando 35 minutos- yo tengo mi trabajo, mi familia y un montón de cuestiones que tengo que atender. Eso hace que viajar y entrenar todos los días se me haga cuesta arriba. Yo le dije que me deje enfriar un poco. No es que el Asociativo lo voy a jugar con menos responsabilidad, pero implica menos esfuerzo, es más local. Él me decía que lo que necesita es tener esos tutores que le ayuden a los más chicos. Pero vamos a ver qué arman. Yo les dije que estoy a disposición del club, pero que quede claro que en procesos superiores a lo que es un Asociativo no voy a estar más. Además, porque no quiero estar en un espacio que ya no lo puedo ocupar más. Fue una decisión que la había tomado antes de empezar los playoffs. Si suma que yo esté en el Asociativo, quizás un año más estaré.
-¿Cuántos de esos 39 años los pasaste en una cancha de básquet?
-Son 30 para 31. Fue mucho tiempo la verdad. Realmente, he pasado la mayor parte de mi vida en una cancha de básquet. Mucho de ese tiempo en Banda Norte. Gran parte de mi vida está ahí. La verdad que no me arrepiento de nada. Me parece que es una bendición que me haya tocado desde muy chico empezar a jugar al básquet y que me haya gustado y haya encontrado una pasión. La verdad que la pude disfrutar hasta el último momento, porque la verdad que a esta Liga Cordobesa que disputamos la disfruté a full. Estoy muy feliz por haber elegido este deporte.
-Pasó por otros deportes antes del básquet, ¿qué lo llevó a elegirlo por sobre los otros?
-Ya estoy viejo para acordarme...(risas). Como todo chico comencé probando. Hice tenis, también fútbol y después tenía un vecino -yo vivía en otra casa, siempre en Banda Norte, pero en otro lugar- que hacía básquet. No sé por qué, esas cosas de la vida, a mi viejo se le ocurrió colgarnos un aro en el patio y jugábamos con mi vecino. Me empezó a gustar. Él me invitó a ir al club y allá fuimos. Debo haber arrancado en los últimos meses de mis ocho años, cerca de cumplir nueve. Fue un amor a primera vista. No veníamos de una tradición basquetbolera, hoy la familia está mucho más relacionada con el deporte. Son esas cosas de la vida que te hacen encontrar un lugar en el que te sentís cómodo y te gusta estar. Todo lo que viene después lo empezás a hacer mucho más propio y por supuesto que te tenés que topar con buenos entrenadores, que te puedan transmitir esa pasión. Caso, por ejemplo de Antonio Frazón, que fue mi primer profe, Adrián Ávila, Guillermo Auzmendi. Es gente que, hoy me doy cuenta, me transmitió una pasión por el deporte que me sedujo.
-Decía recién que iba a seguir “molestando” en Banda Norte. ¿Hay en el futuro un Lucas Barlasina entrenador?
-Si la respuesta te la tengo que dar hoy, realmente es no. No me veo en esa función. Primero, porque para hacerlo bien necesitás de tiempo y en eso soy muy exigente yo. Si hago algo tengo que poder dedicarle tiempo y eso es lo no tengo hoy. Quizás me veo cumpliendo una función más de apoyo desde otro lado. Aportando mi opinión en algunas cuestiones, quizás de índole dirigencial. Te vuelvo a repetir, hay un factor muy importante que es el del tiempo. Como entrenador la verdad que no me veo.
-¿Fue la obtención de la Liga Cordobesa en 2004 el mejor momento suyo en el básquet?
-No. Me parece que es un momento importante. Quizás fue el que me dio una confianza que yo necesitaba para desarrollarme profesionalmente. Pero no es el único momento por suerte. Tuve otros campeonatos, otros ascensos. Sin lugar a duda fue muy importante y me dio eso que necesitás para poder afianzarte.
-¿Se quedó con ganas de jugar un poco más en la Liga Nacional A?
-Puede ser. Ahí aparece el tema del estudio y eso ocupo siempre un lugar de mucha consideración en mi cabeza. Soy consciente de que le podría haber dedicado más tiempo al básquet y eso me hubiese posibilitado haber jugado más años en Liga Nacional. Pero no me arrepiento de haber priorizado el estudio. No me quedan cuentas pendientes en ese sentido. Estoy contento con lo que hice y de las decisiones que tomé. Lo tuve que hacer en ese momento y las tomé así. Si hubiera tomado otras decisiones, no te estaría hablando como una persona recibida o con otras cosas que logré más allá del básquet.
-En ese sentido y pensando en la realidad del básquet hoy, ¿qué papel tiene el estudio en la formación del jugador? ¿Qué les aconseja a los más chicos?
-Creo que es muy importante. El tema siempre arranca por los adultos. Me parece que desde la dirigencia y los entrenadores se tiene que trabajar para inculcarles a los chicos que la formación, más allá del básquet o de cualquier deporte, es un tema central. Después, me parece, que el chico termina siendo una consecuencia de la línea que bajemos. Creo que es un tema que no se trata de la manera que se debería y eso hace que hoy, sea minoritaria la cantidad de deportistas que puedan triunfar y que además se reciban. Yo lo que les aconsejo a los chicos es que hay que estudiar, que las dos cosas se pueden hacer y que hay que hacerlo en los tiempos en los que uno tiene esa energía que lo desborda. Uno lo que ve es que en algunos deportes profesionales, cuando hay buenas perspectivas, los tiempos libres se desaprovechan y mucho. Pero es un tema muy complejo y no se trata solo de caerle a esa persona que no termina estudiando. Me parece que caer en esa idea de que los chicos no estudian porque son vagos es simplificar la cosa. Hay que darle una vueltita de rosca y me parece que los clubes son el lugar desde el cual empezar a dársela. Por supuesto que ahí aparece el rol fundamental de la familia. En el caso mío, mi familia siempre me apoyó y me inculcó el estudio como un eje central.
-Formó parte de varios procesos muy buenos de básquet riocuartense, pero que siempre fueron finitos. ¿qué le falta a la disciplina para poder estabilizar un proyecto en el tiempo?
-Me parece que una de las claves pasa por una mayor integración entre los clubes. Porque al juntarte podés llegar a potenciar cosas. También, creo que hay que comprender que los procesos exitosos no tienen que terminar sí o sí con un título. El que termina siendo campeón es uno solo. Quizás nos falta, desde las instituciones que generan procesos, trabajar en inculcar esta idea de que un proceso exitoso no se mide solamente por si se es campeón o no. No es tan simple la cuestión, son varias las cuestiones.