Ya lleva más de 40 días pedaleando por Europa, en una travesía que tiene a Estambul como principal destino. Es la historia de Sebastián Saladino, un riocuartense que en bicicleta espera recorrer en esta etapa más de 1400 kilómetros pero ya planifica cómo continuará.
El joven partió de una localidad cercana a Venecia, adonde arribó como mochilero y luego decidió cambiar la modalidad del itinerario. "Vi que era muy común, que viajar en bicicleta era más seguro de lo que parece y era posible entonces me animé a hacerlo", contó en Buen Día Río Cuarto sobre el inicio de la aventura.
Cuando brindó esta entrevista, Sebastián se encontraba en el sur de Montenegro, casi en el límite con Albania, y ya había atravesado Eslovenia, Croacia y Bosnia, luego de arrancar en Italia.
"Mi primer gran destino es Turquía, Estambul. Pero dado que me gusta mucho esta modalidad de viaje estoy viendo si puedo continuar, todavía no tengo decidido donde y como pero tengo pensado seguir", expresó Saladino, que va cronicando la travesía en un blog y a través de la cuenta Bicicleta Infinita en Facebook e Instagram.
Describió que en los primeros países recorridos tuvo mucha conexión con la cruel historia de esa región. "Sobre todo en Bosnia muestran a flor de piel el dolor de la guerra", señaló.
"En los edificios no tapan los huecos de las balas o de las bombas, entonces se puede ver en la arquitectura un poco como muestra del dolor y el sufrimiento, a su vez la gente es muy hospitalaria", reconoció el joven riocuartense en una escala de su viaje.
"Mi primer gran destino es Turquía, Estambul. Pero dado que me gusta mucho esta modalidad de viaje estoy viendo si puedo continuar, todavía no tengo decidido donde y como pero tengo pensado seguir", expresó Saladino, que va cronicando la travesía en un blog y a través de la cuenta Bicicleta Infinita en Facebook e Instagram.
Describió que en los primeros países recorridos tuvo mucha conexión con la cruel historia de esa región. "Sobre todo en Bosnia muestran a flor de piel el dolor de la guerra", señaló.
"En los edificios no tapan los huecos de las balas o de las bombas, entonces se puede ver en la arquitectura un poco como muestra del dolor y el sufrimiento, a su vez la gente es muy hospitalaria", reconoció el joven riocuartense en una escala de su viaje.
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