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"El escenario de la segunda mitad del año va a ser abiertamente recesivo"

Carlos Seggiaro, economista y docente, manifestó que hay cuatro factores que complican gravemente la economía argentina. Señaló que el país se encamina a seguir con alta inflación con caída de actividad

Carlos Seggiaro, licenciado en Economía y docente de la Universidad Nacional de Villa María, detalló que la economía argentina se encamina a un escenario abiertamente recesivo en la segunda mitad del año que, además, tendrá un componente de alta inflación. Por si fuera poco, opinó el economista, el gobierno nacional no tiene demasiadas herramientas para intervenir y tratar de revertir esa dinámica.

Seggiaro opinó que, en contra de lo que señala la mayoría de los economistas, la inflación de 2023 podría ser menor que la del año pasado y ubicarse en un 80 u 85 por ciento pero sólo por efecto de la fuerte caída en la actividad.

- La economía argentina tiene sus problemas complejos que se han intensificado aún más por la situación internacional.

- Sin dudas. En realidad, la economía argentina está viviendo un combo de problemas que son muy llamativos en la complejidad que expresan y que plantean un escenario muy complicado de cara a los próximos meses. Es un combo de cuatro ejes. El primero es la situación de la economía internacional. La economía mundial está pasando por un mal momento por una combinación de factores y digo en todos lados que hoy la economía mundial está mal pero dentro de seis meses va a estar peor. Y, por supuesto, que la economía mundial, llena de problemas y de inconvenientes y entrando en recesión en algunos lugares, es una mala noticia para la Argentina, para Uruguay, para Brasil. Es una mala noticia que afecta obviamente el comportamiento interno. Lo segundo es que estamos frente al siniestro climático más duro de las últimas décadas. Cuando terminemos de mirar lo que es este siniestro climático, con la combinación de sequía, calor y heladas, dentro de un mes y medio nos vamos a encontrar con una estadística de pérdidas en el sector agropecuario que no tiene antecedentes en décadas. Y eso por supuesto que es un golpe brutal no sólo a la circulación económica y monetaria del sector agropecuario sino de un montón de sectores conexos, incluso algunos no tan conexos. Esto realmente va a ser un golpe muy duro porque estamos hablando de miles de millones de dólares y de pesos que no van a estar circulando en los próximos meses. Río Cuarto lo va a sentir claramente. Ese es el segundo factor. El tercero es que está en ejecución un plan que es un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que, de hecho, expresa una política de ajuste. Porque si me dijeras se pudrió todo, la producción se perdió, el contexto internacional está mal, entonces el Gobierno debería aplicar una política anticíclica, poner recursos y aumentar el gasto público...pero no se puede. No se puede porque hay un acuerdo con el Fondo Monetario que lo impide. O sea que hay un tercer factor que es que carecés de herramientas para actuar en una situación de emergencia como esta. Y el cuarto factor es el mismo proceso electoral; hoy el nivel de incertidumbre es inmenso. No sabés quiénes son los candidatos ni los frentes que se van a formar y eso hace que quien está en una política de inversión la frene y con esa incertidumbre se te cae la inversión privada y también genera una situación de cautela en los consumidores. De tal forma que esa combinación de factores está empujando a la economía argentina a un proceso de desaceleración, que va a ser un escenario abiertamente recesivo en la segunda mitad del año. Cuando me dicen que el Gobierno va a tener que hacer algo, sacar algún conejo de la galera, aplicar alguna política... no. Acá no hay ningún conejo ni ninguna galera. El margen de maniobra para poder aplicar políticas anticíclicas prácticamente no existe de cara a los próximos meses, de tal manera que efectivamente el escenario va a ser muy difícil.

- Entonces la economía se encamina a un panorama de menor actividad pero con una inflación muy alta, en el orden del 6 o 7 por ciento mensual. Es casi el peor de los mundos en economía, ¿no?

- Es un escenario que llamamos estanflación. Yo, particularmente, estoy del lado de los que consideran, que somos pocos, que la inflación, que ahora está en el 102,5 por ciento anualizada, va a terminar el año a mi juicio en torno al 80 o el 85 por ciento. Veo que se descomprime un poco la inflación porque la recesión va a marcar la cancha en los próximos meses. Por supuesto, decir que la inflación en lugar de ser el 95 por ciento como fue el año pasado podría ser del 85 por ciento, es discutir si estamos en la biósfera o la estratósfera. La gente ni se va a dar cuenta de que puede bajar algo la inflación. Va a seguir siendo una inflación tremenda, que es el escenario que inevitablemente tenemos también en los próximos meses porque el Gobierno no tiene una batería de herramientas eficiente para actuar en términos del proceso inflacionario.

- Hace unos días Cristina Fernández hablaba del déficit fiscal y decía que gran parte de los países tienen déficit fiscal e, incluso, con volúmenes mayores que el argentino. ¿El problema es el déficit fiscal o la financiación de ese déficit fiscal?

- El tema es que los problemas de Argentina no se reducen a un problema. En realidad es un combo. Cuando Cristina Fernández dice que el déficit fiscal de otros países desarrollados es más alto que el de Argentina, tiene razón. Es cierto. Si mirás también la deuda pasa lo mismo. Si uno mira la deuda, del gobierno argentino tiene una deuda que representa el 80 por ciento del PBI. La deuda de Japón es del 170 por ciento del PBI. La mayor parte de los países desarrollados tienen deudas más duras, en términos de actividad económica, que las que tiene Argentina. Pero no tienen el prontuario que tiene la Argentina. Este es el problema. El problema es de credibilidad. El gobierno de Japón tiene una deuda muy superior a la deuda argentina pero es Japón y sigue teniendo crédito mientras Argentina no lo tiene porque es un violador serial. Entonces, efectivamente se conjugan un montón de elementos que no solamente son parte de la imagen de la foto sino de la película para atrás, que muestra toda la historia de Argentina y sus incumplimientos.

- Supongamos el escenario de una baja de la inflación en torno al 80 por ciento pero en un contexto recesivo. ¿Eso haría que los sueldos pierdan más contra la inflación teniendo en cuenta que en un contexto de caída de la actividad las empresas van a decir que la economía no las acompaña para poder cubrir la inflación?

- Sí, por supuesto. También es cierto que hay gremios que tienen capacidad de negociación pero son los menos. Hay gremios que la pelean porque tienen capacidad de negociar y logran zafar de esos procesos pero son los menos. La mayor parte de la población este año va a seguir en una situación de pérdida del poder adquisitivo o, al menos, de no recuperación. Porque pensemos que asalariados, jubilados, monotributistas, personas que están en los sectores informales vienen perdiendo poder adquisitivo desde 2012 y la posibilidad de que eso se pueda recuperar este año no existe.

- Con sequía, pérdida de ingresos por exportaciones a la baja, ¿es posible cumplir el acuerdo con el Fondo o hay que rediscutirlo?

- Bueno, Sergio Massa consiguió que el Fondo Monetario flexibilizara uno de los puntos que es el objetivo de acumular más reservas para fin de año. A ese punto el Fondo accedió a flexibilizarlo, no así otros como por ejemplo el punto que establece que las tasas efectivas tienen que situarse por encima de la inflación. Ese es un punto explícito del acuerdo, que explica la decisión del Banco Central de subir las tasas. En ese punto Argentina está cumpliendo lo que dice el acuerdo.