“Creemos que la obra pública debe ser ante todo, reconocible. Te puede gustar o no su morfología, pero debe ser fácilmente identificable para que la gente puede llegar rápidamente a ella”.
"Cuando la sociedad se identifica con un edificio público, la obra logró su objetivo"
El arquitecto Lucio Morini, que comparte el estudio profesional junto a sus padres, nos cuenta cómo fue el desafío de diseñar el Centro Cívico de Córdoba, popularmente conocido como "El Panal". Arquitectura sin escala que recurrió a la geometría para imprimir dinamismo
El arquitecto Lucio Morini mucho sabe de desarrollos de obra pública de envergadura, porque en el estudio que comparte junto a sus padres, los arquitectos Jorge Morini y Sara Gramática, acumulan en su haber varios proyectos que se transformaron en íconos de la ciudad capital.
“Mis padres tienen el privilegio de poder decir que desarrollaron en la ciudad los edificios para los tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Poder Judicial”, sostiene. Y de esos tres, Lucio tomó participación en los dos más recientes que se emplazan próximos entre sí pero que fueron pensados para mantener total independencia uno de otro, reforzando la idea de autonomía que hacen a su esencia: el edificio de la Legislatura Unicameral y el Centro Cívico del Bicentenario.
En diálogo con Puntal ADC, Lucio relata los pormenores de la obra que los cordobeses se apropiaron con el paso de los años y a la que apodaron “El Panal”, calificativo que en la actualidad incluso es utilizado institucionalmente por la misma Gobernación.
“Los edificios adquieren apodos populares y a mí, el de ‘Panal’ siempre me gustó. Porque considero que cuando se logra que la sociedad se apropie de un edificio público, la obra cumple con su propósito, porque hay una identificación y me parece que eso está muy bueno”, resalta el arquitecto.
En ese contexto, destaca que hay sitios populares de internet que al momento de motorizar un búsqueda con la palabra “Córdoba” devuelven una descripción con la imagen del edificio del Centro Cívico, algo que también habla de la identificación a nivel comunicacional de la obra.
El desafío
En el inicio, el proyecto tuvo sus vaivenes. Una constructora les encomendó desarrollar un proyecto para ser presentado luego al gobierno provincial en un sector sobre el cual había injerencias de distintos Estados.
Es que el predio donde actualmente se emplaza el Centro Cívico era de propiedad de organismos ferroviarios nacionales, que a su vez tienen autonomía del gobierno nacional, y que representan lo que urbanísticamente se define como “el gran tapón” del centro de la ciudad de Córdoba, tal lo que sucede con los puntos ferroviarios de las grandes ciudades.
Es así que consensuar el uso y la posterior ejecución del proyecto en sí con los distintos actores intervinientes, llevó su tiempo y superada esa instancia, debían acercar una propuesta edilicia acorde a los requisitos del Estado provincial.
“El proyecto iba, venía y registraba modificaciones. Llevó un tiempo largo hasta consensuar con todas las partes y cuando vamos a la última reunión, supuestamente con los metros cuadrados que finalmente iba tener, el Gobernador nos dice que necesitaba que se redujera a la mitad, lo que nos llevó a replantear el proyecto de cero. Pero lo positivo fue que en el encuentro nos mencionó que le había gustado una propuesta nuestra presentada en otro concurso y que estaba constituida por una fachada muy parecida a la que terminamos haciendo. Así que salimos de la reunión sin proyecto, pero con una potencial idea para realizarlo”, recuerda.
La propuesta
El edificio inicia en su base con una planta cuadrada en planta baja y recupera esa misma geometría en el piso más alto. En el cuarto piso rota unos 20 grados, ofreciendo un dinamismo muy particular.
“Queríamos que en cierta forma la obra tuviera un carácter distinto. Nos inspiramos bastante en el artista Víctor Vasarely, quien trabaja mucho con rombos y formas geométricas. Lo que buscábamos era que la fachada ‘se levantara’ en cierta forma y otorgara dinamismo dentro de la simplicidad”, describe.
Por su morfología y su ubicación a una importante distancia de otros edificios urbanos, es muy difícil determinar la escala del edificio del Centro Cívico.
“Hicimos desaparecer la escala en la misma decisión de no incorporar ventanas sino que solamente se visualizaran estos rombos que no demuestran si en realidad son grandes o chicos. Justamente, no es una casa ni un edificio: es el Estado”.
Además, en la obra predomina el uso del hormigón, que ofrece una estructura portante exterior que a su vez brinda protección térmica.
Javier Borghi