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Del Campillo: la movida solidaria para que Cheito tenga su casa

Carlos Castro (33) es sordomudo. Hace 4 meses falleció su mamá y su vida parecía desmoronarse, pero el gesto de vecinos y autoridades hizo posible construirle un lugar donde vivir y cumplieron así el sueño de su progenitora

Carlos “Cheito” Castro tiene 31 años y es uno de los vecinos más conocidos en su pueblo, Del Campillo. El joven es sordomudo y hace algunos meses su vida parecía desmoronarse tras el fallecimiento de su madre.

Pero la movida solidaria de vecinos y autoridades municipales, que se unieron para ayudarlo y contenerlo, convirtió el dolor de la pérdida en una gran felicidad.

La familia de Cheito está compuesta por cuatro hermanos más, dos varones y dos mujeres; el mayor, de 40 años. De condición humilde, vivió más de 30 años en la zona ferroviaria, a cargo de su madre, Estela, que con muchas dificultades se las arregló para criarlos y también a algunos sobrinos, ya que la familia tiempo atrás se vio golpeada con un caso de femicidio. La mujer siempre tuvo un vínculo muy especial con Cheito y muchos la recuerdan porque daba hasta lo que no tenía.

“Estela, tenés el cielo ganado”, le decían a menudo sus vecinos.

Fue a partir de su fallecimiento, y del aprecio que tienen por Cheito, que los vecinos campillenses gestaron una movida sin precedentes en la localidad del sur cordobés para construirle un lugar donde vivir.

El joven siempre mostró espíritu de superación, según contó la intendenta Ana Zanotto: “Cheito aprendió a leer y a escribir acudiendo a la escuela especial Ganem, de Vicuña Mackenna. Viajaba todos los días desde Del Campillo. A las 5 de la mañana se iba, tomaba clases y volvía”.

Hincha fanático de River y muy social, se lo suele ver a menudo por todos lados y los vecinos aseguran “no hay quien no lo conozca”.

“No tiene maldad”, repiten todos quienes son consultados sobre el joven. Y dicen que quien da como da Cheito a menudo recibe en igualdad de condiciones. Y fue así que, tras fallecer Estela (su mamá), al Municipio y a gran parte del pueblo el caso los movilizó solidariamente.

Sin embargo, y pese a ir cargando la vida, Estela tenía tiempo para soñar con que algún día disfrutaría de la casa propia.

A Estela la vida se le apagó antes de ver su sueño cumplido, pero el proyecto no concluyó con su desaparición física. Diego, el hermano mayor, le cedió un terreno a Cheito y desde el Municipio realizaron las gestiones para comenzar a edificar.

“Le gestionamos el plan Vida Digna, cobró su primera cuota y allí empezó la construcción, que se fue apuntalado con un programa municipal”, señaló Ana Zanotto, la intendenta.

“Fue una hermosa tarea que llevamos adelante juntos, es un pueblo solidario y están presentes siempre que se los necesita. Cheito es muy sociable y todo el pueblo se movilizó para ayudarlo para que esté menos triste por la muerte de su mamá”, resaltó.

“Un bálsamo entre tanto dolor”

Tras iniciar la construcción de la casa que estaba lista para techar, dos vecinos de la localidad, Mariela Cabral y Carlos Cabrera, impulsaron una colecta solidaria para comprar materiales que hacen falta para terminar la vivienda (techo, el piso y aberturas).

Así, entre Municipio y los vecinos que se fueron sumando con aportes, el sueño de Estela fue corporizándose.

Eugenia es una de las dos hermanas de Cheito y en diálogo con Puntal no pudo ocultar su emoción de lo que ella y su familia están siendo testigos por estos días.

“El sueño de la casa lo tuvo mi mamá. Su vida era mi mamá, tenían una conexión muy especial con Cheito. Es más, si ves sus publicaciones en Facebook está siempre recordándola”, precisó Eugenia, quien asegura que esta movida le cambió la vida a su hermano.

“Esto llegó justo a tiempo porque estábamos atravesando todos, la familia, un gran dolor y encima todo se hacía más difícil con esta pandemia. Imaginate que para nosotros mamá era nuestra ídola, una mujer que nos empujaba a seguir, pese a tener una vida muy difícil”, relató Eugenia.

Al tiempo que agregó: “Lo que hoy sentimos no es otra cosa que gratitud y felicidad para con Ana (Zanotto) como para con la cantidad de vecinos que se han sumado, como Mariela (Cabral), que nos ha dado una mano enorme en un momento difícil. Cheito está súper entusiasmado con su casa. Esto es un bálsamo entre tanto dolor”, expresa la mujer.

Sentado en la puerta del sueño de su madre hecho realidad, la sola imagen de Cheito sonriente habla a las claras que “caminar vale la pena, aunque te caigas” (Galeano).

El Banco de la Necesidad, un proyecto municipal

El aporte a Carlos Castro desde el Municipio se realizó con un programa que ha sido implementado por la actual gestión y que consiste en pequeñas soluciones habitacionales.

Así lo explica la intendenta: “Esto se hace en el marco de un programa que tiene el Municipio que funciona como un banco de necesidad, de gente que a lo mejor necesita una puerta y no la puede comprar. Entonces el Municipio se la compra y el beneficiario firma un convenio de devolución en cuotas”, precisó Zanotto.

Desde su asunción ya llevan otorgadas más de 40 soluciones habitacionales.

Con ello apuntan a mejorar la calidad de vida de vecinos, construyéndoles un baño, un pozo ciego o instalaciones mínimas.

“La intendenta destacó además que la gente que recibe la ayuda cumple correctamente con la devolución. “Hay gente que si no tiene sus cuotas al día se ofrece para trabajar y así devuelve la ayuda. Es una herramienta que encontramos en medio de la pandemia para resolverle problemas a la gente”, finalizó.