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El Congreso, más activo que nunca gracias a la virtualidad

El Congreso de la Nación tuvo uno de los años más fructíferos en cuanto a la aprobación de leyes y al tratamiento de proyectos en reuniones de comisiones, a partir del empleo de la virtualidad a través de videoconferencias en las que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores legislaron durante la pandemia de Covid-19.

Sin embargo, la nueva gimnasia de trabajo no evitó que los legisladores oficialistas y opositores se enfrentaran por el modo de llevar adelante las sesiones virtuales.

Mientras en ambas cámaras desde el Frente de Todos se impulsaba el trabajo remoto, el principal interbloque de la oposición, Juntos por el Cambio, buscó terminar con la virtualidad y arrancar de nuevo con las sesiones presenciales.

El enfrentamiento tuvo diferentes resoluciones en cada Cámara, aunque no se pudo evitar la intervención de la Justicia por la validez de algunas sesiones.

El principal escollo fue superado por el Frente de Todos en Diputados, en el que la oposición exigió en repetidas oportunidades volver a la presencialidad. Incluso, se sugirió sesionar en sitios más amplios para lograr mayor distancia social, como el Luna Park o el Centro Cultural Kirchner. Para los senadores, en tanto, un cuerpo tres veces menos en número que la Cámara Baja, se dejaría el recinto de Diputados.

El punto más álgido de la discusión ocurrió el 1° de septiembre, cuando, tras más de siete horas de estériles negociaciones, los diputados nacionales de Juntos por el Cambio no aceptaron prorrogar el protocolo de sesiones virtuales que había propuesto el oficialismo y anunciaron que concurrirían a la Justicia para "impugnar" la sesión.­

Los legisladores del principal bloque opositor argumentaban que el protocolo de sesiones virtuales había vencido casi un mes antes, el 7 de agosto, y, entonces, infirieron que la sesión debía ser presencial. Y Juntos por el Cambio llegó a sentar a 94 integrantes en el hemiciclo del Palacio Legislativo.

El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el Frente de Todos, en cambio, interpretaron que el protocolo podía prorrogarse con un consenso basado en la mayoría simple y, con ese criterio, decidieron avanzar con la sesión pese a que no tenían el consentimiento de la oposición.

En esa oportunidad, Juntos por el Cambio denunció que la sesión era "irregular" argumentando que el verdadero quorum estaba en el recinto, mientras el oficialismo consideró que los 131 diputados conectados por videoconferencia habilitaban la sesión.

Unas semanas después, la Justicia le dio la derecha al oficialismo al considerar válidos los temas tratados en aquella reunión.

Ese punto álgido entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, finalmente, se fue saldando con el correr de las semanas.

Se llegó a un acuerdo para debatir de manera presencial la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y se aprobó un protocolo especial que regresará a la presencialidad a la mayoría de los diputados, aunque los que por diferentes razones no puedan viajar a Buenos Aires estarán habilitados para sesionar desde sus domicilios.

Ese nuevo protocolo presencial que contempla excepciones para el sistema remoto fue prorrogado hasta el domingo 3 de enero, cuando arranquen las sesiones extraordinarias, ya que el Ejecutivo prorrogó el Período Ordinario actual hasta aquella fecha.

La virtualidad llegó al Congreso para quedarse y el primer paso fue la consulta que a principios de la pandemia realizó la vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, a la Corte Suprema para anticipar la validez o no de las cuestiones discutidas a distancia.

El máximo tribunal tomó una decisión salomónica: subrayó la doctrina que viene operando en el transcurrir parlamentario que señala la potestad del legislador de interpretar su propio reglamento.

Esa discusión, con idas y vueltas, se repitió varias veces durante el año y el Frente de Todos, particularmente en la Cámara Alta, siempre hizo pesar su criterio y la amplia mayoría que posee.

Con la nueva virtualidad, que muy probablemente haya llegado para quedarse, ambas cámaras llevaron a cabo una intensa labor parlamentaria que, sólo a nivel de comisiones, generó que todos los ministros del gabinete brindaran informes ante los legisladores.