De esta forma, la divisa acumuló un incremento de $ 25 en la semana y, en la primera mitad del mes, sumó $ 55.
El dólar contado con liquidación, que usan las empresas para comprar dólares, saltó a $ 301 a 15 minutos del cierre, ampliando la brecha cambiaria con el dólar mayorista que opera el Banco Central al 135%.
Desde que Silvina Batakis llegó al Palacio de Hacienda se preocupó por dar señales a favor de los mercados. Habló de austeridad fiscal y prometió cumplir el acuerdo con el FMI.
A su vez, coordinó acciones con el Banco Central para modificar la política monetaria: creó un corredor de tasas de interés y endureció el cepo elevando el costo para las compras de bienes y servicios en el exterior. También logró cerrar una buena licitación de la deuda en pesos para refinanciar vencimientos de esta semana.
Sin embargo, la cotización del dólar paralelo nunca tuvo calma y siempre se movió al alza.
La principal tensión está dada por el estrés al que se ve sometido a diario el Banco Central por la necesidad de ceder dólares para el pago de importaciones energéticas. En la operación del día, la autoridad monetaria sólo pudo comprar US$ 4 millones y en la semana acumuló US$ 90 millones. Según operadores de mercado, en la semana las compras de energía treparon a unos US$ 600 y de esta forma, en lo que va del año, muestran un incremento de 40%.
En tanto, el dólar turista (para viajes y gastos en el exterior) quedó en un valor de $ 236,54 y el ahorro (para atesoramiento) en 222,75 pesos, ambos valores atados al oficial, que cerró a $ 135,17.
La demanda de dólares por cobertura se extendió durante toda la semana, con un dólar libre que rompió nuevos máximos históricos. Los pesos sobrantes después del cobro del medio aguinaldo, en un escenario inflacionario que preocupa, llevó a la compra de dólares, que tuvieron una sobrerreacción de precios, con alza de 22 pesos (+8,1%), a $ 293.
La otra cara es la falta de oferta en el mercado paralelo. Aunque el “libre” luce caro a estos valores (ayer superó al dólar MEP y se acercó al “contado con liqui”), escasean los vendedores debido a la incertidumbre. Nadie se desprende de un bien que, se especula, podría ser mucho más caro en los próximos meses.
Un envión extra para el repunte de la demanda de dólar libre vino de la mano del endurecimiento del “cepo” cambiario, después de que la Afip informó en la noche del miércoles un aumento de la percepción a cuenta del impuesto a las ganancias y bienes personales para operaciones destinadas al consumo de dólares para viajes y gastos en el exterior, cuya alícuota pasó del 35 al 45 por ciento.
La suba del libre se alineó al recorrido de las paridades bursátiles, que también exhibieron precios máximos. El contado con liquidación operado a través del bono Global 30 (GD30C) se pactó a $ 301, mientras que el dólar MEP se ubicó en los $ 295 a través del Bonar 30 (AL30D).
Por eso, hay que encuadrar a la tendencia del dólar libre dentro de la trayectoria que ya habían consolidado las paridades bursátiles en las ruedas anteriores. Desde el pasado 8 de junio, cuando se inició la “corrida” de fondos privados contra los bonos del Tesoro en pesos, el “liqui” subió casi 90 pesos o 42,6%, mientras que el MEP avanzó 82 pesos o 39 por ciento. El dólar libre avanzó en cinco semanas unos 87 pesos o 4,8 por ciento.
“No nos podemos poner optimistas porque el contado con liqui siguió arriba y la paridad de los bonos en dólares siguieron bajando. Y esto tiene que ver con lo que está haciendo el central para apagar el incendio, que tiene que ver con el riesgo que la deuda del Tesoro- implica el corto plazo agudizar la tensión cambiaria y monetaria porque tira pesos en la cancha”, explicó Federico Furiase, director de Anker Latinoamérica.