El Presidente únicamente tenía una puerta para salir de la encerrona en la que lo habían puesto la política y la economía: el voto popular. Y el domingo no sólo consiguió convalidar su liderazgo, cuando muy pocos tenían fe en que un gobierno con tantos y tan variados apremios saliera fortalecido, sino que quedó como el único dirigente de alcance verdaderamente nacional.
El resultado, como suele ocurrir cuando es inesperado por lo categórico, no se agotó en reubicar y redefinir a Milei sino que produjo en paralelo una triple crisis en el resto de los actores políticos.
Al kirchnerismo, que lleva años sin ser precisamente un mecanismo ensamblado, lo confinó a una guerra interna a cielo abierto, en la que Cristina acusa a Axel Kicillof de haberse equivocado como un amateur cuando decidió desdoblar las elecciones.
Al propio Mauricio Macri, que se había envalentonado en los días previos a la elección por un supuesto resultado adverso que condicionaría aLa Libertad Avanza, lo dejó descolocado y debilitado: fiel a su estilo, el gobierno no lo privó de algunas humillaciones, como por ejemplo robarle siete diputados el mismo día en que el expresidente estaba invitado a comer unas milanesas con Milei en la Quinta de Olivos. Como para que se sintiera un poco menos fuerte en el mano a mano.
El tercer actor en crisis es Provincias Unidas. El domingo fue su debut y quedó lejos de las proyecciones previas de sus estrategas. No sólo no alcanzó la meta del 12% a nivel nacional -quedó en el 7,13%- sino que tampoco lograron revalidar su poder territorial los gobernadores. El correntino Gustavo Valdés fue una excepción; todos los demás cayeron derrotados.
Uno de los protagonistas centrales de Provincias Unidas es el peronismo cordobés, que perdió por 14 puntos a pesar de poner en la cancha a su mejor candidato: Juan Schiaretti. El oficialismo provincial nunca descartó la posibilidad de perder contra el mileísmo pero jamás se imaginó recibir una paliza como la del domingo.
El lunes, con el impacto de la elección todavía fresco, el peronismo cordobés salió a medir las motivaciones del voto. Quería determinar las causas:¿qué había gravitado en los electores? ¿Por qué, si las encuestas daban en la semana previa un empate en alrededor de 30 puntos, la ventaja para los libertarios terminó siendo de 14? El sondeo les marcó que del 42 por ciento que obtuvo La Libertad Avanza en Córdoba, el 28 por ciento fue un apoyo expreso a Milei. En el resto hubo una combinación de factores, donde se destacó el voto miedo: a que el lunes volara todo por los aires, a que la economía desbarrancara, a que el dólar se fuera a 2.000, a que otra vez volviera el caos. “Los que fueron a votar en contra de Llaryora o de Schiaretti fueron muy pocos”, detallan en la Provincia.
Por eso, Llaryora puso en marcha una doble estrategia después de la derrota. En el plano provincial, el gobernador se concentrará en la gestión, principalmente en las obras. “Queremos demostrar que es un gobierno que le mejora la vida a la gente. El año que viene vamos a profundizar las acciones y en diciembre veremos”, indicaron en el Panal.
En la escasez de noticias alentadoras que tuvo el PJ provincial el domingo, hay una novedad en la oposición que consideran positiva para la pelea de 2027:la victoria inapelable de La Libertad Avanza instaló en la grilla de la oposición a nuevos actores. Luis Juez ya no se corta solo como potencial candidato a gobernador, ni tiene como única sombra a Rodrigo De Loredo, sino que le creció como peligro mayor, si es que a Milei le sigue yendo bien electoralmente, un libertario convencido como es Gabriel Bornoroni. El mileísmo, que aplicó el criterio de la pureza para diseñar las listas, no suele ser demasiado generoso con los socios y con el senador ha tenido encontronazos notorios recientemente.
A nivel nacional, la elección dejó disminuida a Provincias Unidas como tercera fuerza, pero Llaryora cree que los socios están obligados a administrar inteligentemente su presencia legislativa. Porque Milei tendrá mejores números de los que tiene actualmente en el Congreso, pero no serán suficientes: necesitará de acuerdos y los seis gobernadores reúnen a 16 diputados y tres senadores.
Llaryora estuvo en el encuentro de 20 gobernadores con el Presidente y salió con un discurso de predisposición al diálogo. En la Provincia señalan que la actitud de Milei hacia los mandatarios cambió y que pasó de tratarlos de degenerados fiscales a reconocerles el esfuerzo de ejecutar un ajuste de tres puntos del PBI. “Eso es un promedio. Martín le remarcó en la reunión que Córdoba está cerca de las metas del Pacto de Mayo: el gasto público es del 27% del PBI. La Nación está todavía arriba del 31”, indicaron en el Panal.
Llaryora, como consecuencia de las urnas, archivó el discurso hipercrítico que ejecutó durante toda la campaña. Sin embargo, en el gobierno destacan que seguirá insistiendo con que es necesario cambiar el plan económico y enfocarse en la producción y el trabajo.
El voto se puede analizar, de manera básica, sobre la base de dos criterios: uno es hacia atrás y el otro hacia adelante. Por un lado, están las razones que lo configuraron, los motivos que pesaron en la decisión del electorado. Pero, hacia el futuro, el diagnóstico pierde peso porque pasa a ser más relevante qué habilita el voto, qué mandato y qué potencialidades le abre al ganador.
En este caso, a Milei le dio la posibilidad de encarar los cambios que prometió con menos contrariedades en el Congreso. Ya dijo que buscará avanzar con la triple reforma: laboral, fiscal y penal.
Ante esa agenda, ¿qué hará un actor como Provincias Unidas, que en los orígenes, cuando arrancó Milei, le facilitó voluntades para la Ley Bases? En el gobierno de Córdoba ya dijeron que una modernización de las leyes laborales es necesaria, aunque aseguran que no están dispuestos a votarle a Milei la ley a libro cerrado. “Tiene que ser gradual y enfocada en las pymes, sin afectar ningún derecho adquirido. Es decir, tiene que ser para adelante. Todo lo que se aparte de eso, no lo vamos a acompañar”, señalan en el Panal.
La elección del domingo no sólo le reconfiguró el escenario al gobernador sino que también implicó un cimbronazo para los intendentes. Provincias Unidas no ganó en ninguna de las ciudades importantes. En la Córdoba de Daniel Passerini, Schiaretti perdió por 19 puntos; en la Villa María de Accastello, cayó por 18,98; en San Francisco, tierra de Llaryora, la derrota fue por 8 puntos y alcanzó los 12,63 en la Río Cuarto de Guillermo De Rivas.
En el Palacio Municipal se consolaban con que la diferencia fue menor a la media provincial y a la de ciudades donde la caída tuvo dimensiones de espanto.
Pero la realidad no les dio tiempo ni para ese argumento autoexculpatorio porque les impuso la urgencia de un problema que, cíclicamente, en Río Cuarto se vuelve un dolor de cabeza. El miércoles, la ciudad amaneció con la basura en las calles. El gremio de los recolectores decidió trabajar a reglamento y dejar zonas críticas sin recolección porque los 240 trabajadores habían recibido el preaviso de que el 31 de diciembre se quedarán sin trabajo.
Si hay una imagen potencialmente desestabilizante son las bolsas de residuos en las calles. El jueves, el Municipio logró el alivio de la conciliación obligatoria, que le evita negociar con el cuchillo en la panza, pero no le despeja la incertidumbre de fondo: quedan 60 días de contrato, sin posibilidad de prórroga, y todavía no se sabe qué esquema piensa adoptar De Rivas para un servicio tan sensible como la higiene urbana.
Ahí aparece un primer aspecto reprochable para la gestión municipal: si los funcionarios llevan un año y medio en sus cargos, y la mayoría de ellos viene desde la gestión de Juan Manuel Llamosas, ¿había que esperar hasta el límite del vencimiento del contrato para empezar a analizar opciones? En el Palacio no descartan que se vaya hacia un esquema de municipalización porque el costo del contrato, hoy de 2.200 millones de pesos por mes, se les hace impagable ahora y lo será aún más con los nuevos valores. Pero, ¿está en condiciones de hacerlo cuando tiene, como plazo fatal, el 31 de diciembre? Río Cuarto no tiene antecedentes alentadores en el manejo estatal de la higiene urbana: de la experiencia Gamsur se salió traumáticamente, en medio de un descalabro financiero y operativo. Pero aún si se ideara un sistema municipal viable y con un costo inferior como pretende el gobierno, ¿está a tiempo?¿En dos meses comprará los equipos y pondrá en marcha una logística tan compleja?
La incertidumbre no sólo está motivada por las características de la higiene urbana en sí misma, sino también por las deficiencias que viene mostrando la gestión municipal en la prestación de los servicios.
El gobierno de De Rivas, que se ha debilitado prematuramente, no tiene demasiado margen: el acierto o el error podrían definir, en gran medida, su futuro político.