“Desde hace unos tres años aproximadamente, más que todo post-pandemia, el e-commerce hizo un boom bastante grande y nosotros, en nuestro rubro, empezamos a vender muchísimo más”, contó Gonzalo Osuna, CEO y fundador de la empresa. El salto digital no fue casualidad: Cercos Córdoba conformó un equipo exclusivo de comercio electrónico, optimizó procesos logísticos y apostó a una estrategia integral que hoy le permite tener presencia en todo el país.
Lejos del modelo de tienda física tradicional, la empresa cordobesa entendió antes que muchos cómo se estaban transformando los hábitos de compra. “La gente está empezando a cambiar su comportamiento, ya se acostumbró a buscar primero en internet, ya sea en Mercado Libre o en un e-commerce común”, explicó Osuna. Lo más llamativo: venden cercos, accesorios, policarbonatos… todo a través de un clic.
En la actualidad, Cercos Córdoba comercializa desde cercos tradicionales y cintas cubre cerco hasta elementos menos comunes, como el “cerco verde”: un tejido romboidal con estética de libustrina artificial que ya se posiciona entre los más vendidos. “Ahora lo vamos a empezar a producir nosotros al 100%. Ya compramos las máquinas y estamos esperando que lleguen”, adelantó el CEO.
Si bien las ventas por internet son el corazón del negocio, hay ciertos productos que todavía exigen un trato más artesanal. Tal es el caso de las instalaciones. “Generalmente cuando es con instalación va por la venta tradicional. Se coordina con el cliente, se le hace una visita, se releva el terreno. Eso sigue siendo presencial”, agregó Osuna.
El detrás de escena del crecimiento también tiene su anclaje industrial. A contramano de la incertidumbre económica, Cercos Córdoba inauguró recientemente su propia fábrica y redobló la apuesta por el desarrollo local. La clave, según su fundador, está en un modelo híbrido: producción nacional y materia prima importada. “Seguimos apostando a la industria nacional, pero creemos mucho en el mix con la importación. Nuestros proveedores principales son de China y Turquía, pero también trabajamos con muchos proveedores locales”, precisó.
Ese enfoque mixto no es casual. Algunos de los productos que fabrican, como el tejido romboidal, tienen una enorme variedad de medidas, espesores y formatos que serían difíciles de importar listos. “Producir localmente nos da versatilidad y nos permite llegar con mucha variedad al mercado”, sostuvo.
La expansión internacional también es parte del ADN de Cercos Córdoba. En octubre pasado, Osuna viajó a la Feria de Cantón, en Guangzhou, una de las exposiciones comerciales más grandes del mundo. “Fuimos con 30 personas, algunas ya importadores, otras viendo posibilidades. Yo quería conocer personalmente a los proveedores con los que ya vengo trabajando hace cinco años”, contó. El viaje, además de fortalecer vínculos, abrió nuevas oportunidades. “Nos dimos cuenta de que incluso insumos para fabricación se pueden importar, y eso nos abrió otra línea de abastecimiento que antes no teníamos en cuenta”, reveló.
De cara a 2025, el foco estará puesto en ampliar la capacidad productiva y de almacenamiento, dos piezas claves para sostener el crecimiento. “El espacio es el enemigo permanente de cualquier empresa que vende materiales de construcción”, remarcó Osuna. Por eso, el plan es ambicioso: triplicar la superficie de fábrica y depósito y lanzar la producción propia del cerco verde a escala industrial.
Con una mirada que combina innovación, logística, comercio exterior y producción nacional, Cercos Córdoba logró lo que parecía improbable: vender alambres por internet y convertir un rubro tradicional en una experiencia moderna. Lo que empezó como una empresa local hoy se proyecta como una marca con alcance federal, visión estratégica y un futuro que parece estar cercado… pero de oportunidades.