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"Hoy los niños están desamparados, son hijos huérfanos de padres vivos"

Lo dijo Enrique Orschanski en la charla que brindó ayer en el Colegio La Merced, donde abordó temáticas referidas a las infancias, la escuela y las familias. Además apuntó sobre el concepto subjetivo de la soledad infantil

Enrique Orschanski, el autor de libros como “Pensar en la infancia”, “Infancias cordobesas” y “Mirame, ma”, disertó ayer en la ciudad en el Colegio La Merced para la comunidad docente del centro educativo y para las familias de los estudiantes que concurren al mismo.

Orschanski, médico pediatra, abordó en su charla sobre la pediatría amplia no sólo los síntomas clínicos, sino también lo emocional y la realidad social y económica que sufren los más pequeños en estos tiempos.

“La soledad infantil y el aislamiento de sus progenitores es una cuestión que nos está pegando muy fuerte. Las familias tienen carencia de rituales y de encuentros compartidos y los chicos tienen el agobio por la tecnología”, apuntó el pediatra, quien hizo hincapié en que los más pequeños disfrutan de los avances tecnológicos como a su vez son esclavos del mismo y no pueden despegarse de las pantallas por horas y horas.

Las familias tienen carencia de rituales y de encuentros compartidos y los chicos tienen el agobio por la tecnología Las familias tienen carencia de rituales y de encuentros compartidos y los chicos tienen el agobio por la tecnología

Tras sus visitas a las distintas localidades de la provincia de Córdoba para brindar su análisis e investigación en sus diversas disertaciones, el profesional aseguró que todos estamos iguales, cada niño está desamparado.

“Estamos hablando de niños huérfanos de padres vivos, que vuelven de la jornada laboral luego de 10 horas de trabajo”, recalcó el profesional e hizo hincapié en que hay que hacer un eje en devolver el mundo adulto a los más chicos, mostrarles la existencia de un mayor.

Sobre el concepto de soledad infantil, Orschanski señaló que no es objetivo, ya que ellos están muy acompañados, es el sentirse solo, es algo subjetivo.

“Se sienten abandonados porque los padres trabajan todo el día para darles un sustento a ellos, se sienten abandonados en sus ocho horas escolares y se sienten abandonados porque no tienen su rutina alimenticia más o menos organizada”, precisó el pediatra y agregó que, pese a que la familia realiza todo con las mejores intenciones o trabajan de más para darles un sustento económico a sus hijos, pierden la oportunidad de hacer comunidad.

A su vez, apuntó a los distintos acosos escolares que sufren los más pequeños en los centros educativos, los cuales son situaciones persistentes, continuas y con los mismos actores: el acosador, el acosado y los testigos, son todos víctimas y no bajo el concepto de bullying.

“Es una generación muy frágil, la generación cristal, muy poco frustrable, con muy poca capacidad de reacción y esa vulnerabilidad logra que circule mucho el concepto de bullying”, remarcó Orschanski.

Es una generación muy frágil, la generación cristal, muy poco frustrable, con muy poca capacidad de reacción y esa vulnerabilidad logra que circule mucho el concepto de bullying Es una generación muy frágil, la generación cristal, muy poco frustrable, con muy poca capacidad de reacción y esa vulnerabilidad logra que circule mucho el concepto de bullying

En diálogo con Puntal, el pediatra recordó la infancia en viejas épocas y mencionó que antes los chicos estaban más sustentados y tenían una estructura familiar mucho más firme que la de hoy en día.

En la disertación en Colegio La Merced, el pediatra dijo que hace un siglo el promedio de nacimientos era de 8 por mujer, luego 4 por mujer y hoy es 1.5 por mujer.

“Hay muchos menos hermanos actualmente, lo que lograba que crecieran en tribu y daba un sustento más sólido, lo cual los hacía invulnerables a burlas o situaciones como acoso escolar”, marcó el profesional cordobés y agregó que muchos padres deben volver a conocer el concepto de ser niño y qué es ser un niño, saber cuáles son sus deseos y sus momentos madurativos.

“Los chicos sólo quieren hacer dos cosas en la vida, jugar y aprender, y muchos adultos todavía no se dan cuenta”, acentuó Orschanski.

Los chicos sólo quieren hacer dos cosas en la vida, jugar y aprender, y muchos adultos todavía no se dan cuenta Los chicos sólo quieren hacer dos cosas en la vida, jugar y aprender, y muchos adultos todavía no se dan cuenta

Al mismo tiempo, marcó que muy precozmente y prolongadamente se está tercerizando la crianza en manos de otros, ya sea de niñeras particulares o guarderías, las cuales pueden ser excelentes profesionales, pero son maestras y no familia, no padres.

“Los docentes asumen una responsabilidad que no les corresponde, tienen que transmitir sus conocimientos y no educar o limitar a cada niño”, dijo el pediatra.

Otra de las temáticas que abarcó Orschanski fue el coronavirus y el encerramiento en el hogar.

“Fueron 730 días, fuimos sobrevivientes emocionales de una pandemia, imagínense a niños de 2, 3 y 4 años lo mucho que les afectó esta situación”, señaló el profesional y apuntó que los docentes todavía sufren las consecuencias de las pérdidas de la rutina educativa de los más chicos.

“Los niños perdieron el idioma, perdieron seguridad y todavía muchos tienen miedo a salir de la cuevita porque adentro es seguro y afuera es peligroso”, dijo Orschanski.

Al mismo tiempo, también remarcó que hay cuatro momentos en el día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) que lamentablemente ya pocos padres y madres pueden compartir con sus hijos por la demanda que el trabajo les genera, ya que están más de 10 horas fuera de sus hogares y el núcleo de la solución empieza en que el mundo adulto vuelva a ser adulto y basta de “adultoscentes”.