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Detectan niveles deficitarios de motivación en estudiantes para aprender en cuarentena

Es un estudio realizado por el centro de investigación en neuropsicología cognitiva Nodos y da cuenta de un bajo compromiso y dedicación por parte de los jóvenes. Ayer comenzaron las jornadas de debate con docentes para buscar alternativas en la enseñanza

A partir de un relevamiento desarrollado por el centro de investigación en neuropsicología cognitiva “Nodos”, se analizó el impacto que ha tenido en los jóvenes en edad escolar la pandemia. Entre otros aspectos, se dio cuenta de un fuerte déficit en los indicadores vinculados al aprendizaje en medio de las medidas de aislamiento social.

El estudio coordinado por Juan Pablo Zorza y Valeria Morán, del equipo de “Nodos”, alertó sobre la desmotivación de los estudiantes a la hora de hacer las actividades de la escuela. “Emociones, Motivación y Educación Virtual: Estrategias Integrales para el Contexto de Enseñanza Virtual en Tiempo de Pandemia”, fue el primer encuentro con los profesores de los establecimientos educativos en el que se desarrolló el relevamiento, que se llevó a cabo ayer de manera online pensando en alternativas para mantener el interés de los alumnos.

Este fragmento del estudio analiza lo que se denomina como “engagement académico”, es decir, “un estado motivacional constante que experimentan los estudiantes y que se encuentra fuertemente ligado a la actividad académica”. Los coordinadores explicaron que para el análisis de este concepto se estudian tres dimensiones: vigor, absorción y dedicación.

“El vigor se caracteriza por invertir alta energía y fortaleza mental en el trabajo, mientras que la dedicación se refiere a experimentar entusiasmo, inspiración, orgullo y desafío, y la absorción se refiere a estar concentrado e involucrado en el propio trabajo”, señalaron los coordinadores del estudio que se llevó a cabo con estudiantes de colegios de Río Cuarto.

“Los resultados arrojan que desde el 30% de los estudiantes en adelante posee niveles deficitarios en alguna de las dimensiones del compromiso académico”, señaló el relevamiento, mientras que los datos agregan: “En primero, segundo, tercero, quinto y sexto año, así como en 5° grado, por encima del 50% del estudiantado posee niveles bajos de vigor”.

Sobre la dimensión dedicación, comentaron que fue la que más niveles deficitarios arrojó, “entre el 49% y el 74% de los estudiantes de primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto año”.

Por último, según los datos recolectados por el equipo del centro de investigación, “todos los cursos excepto segundo año y sexto grado, entre el 53% y el 78% de los estudiantes presentan bajos niveles de absorción académica. A su vez, se observa que el mayor porcentaje de estudiantes que posee niveles deficitarios de engagement, se encuentra en sexto año, donde las tres dimensiones del compromiso académico se ven afectadas en el 70% o más del estudiantado de ese año”.

Bajo compromiso

De acuerdo al relevamiento en los colegios de la ciudad, el dato más contundente se encuentra en los bajos niveles de compromiso y motivación académica. El estudio indica que más del 49% de los estudiantes de primero, tercero y sexto años poseen niveles bajos de dedicación. “Es decir, no encuentran sentido en sus estudios, así como orgullo e identificación con lo que están estudiando”, dice el informe y asegura que, del mismo modo, “más del 50 % de los estudiantes refieren no tener energía y entusiasmo para realizar las tareas escolares. La dimensión dedicación, por su parte, fue la que más niveles deficitarios arrojó, entre el 49% y el 74% de los estudiantes de primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto años posee niveles bajos de dedicación”.

Desde Nodos indicaron que estos resultados en la motivación y compromiso académico se pueden relacionar con la modalidad de educación remota utilizada por la escuela, sumado a “la falta de contacto social con sus compañeros y con las dificultades de relacionarse con sus docentes”.

No obstante, aclararon que “también es necesario considerar en este análisis que el compromiso y la motivación académica se relacionan con las emociones vivenciadas por los estudiantes”.

Sostienen que los resultados demuestran que a mayores niveles de inestabilidad emocional, generada por el aislamiento y las formas de regularlos por los estudiantes, se relacionan con menor nivel de compromiso académico. “En síntesis, una estrategia eficaz de intervención escolar integraría nuevas e innovadoras propuestas académicas para incrementar la motivación y compromiso, y al mismo tiempo, generaría estrategias específicas para el acompañamiento socioemocional de los estudiantes”, adelantaron desde el centro de investigación.

Primer encuentro online

Entre las escuelas que se sumaron en la mesa de intercambio de experiencias se encontraron: Instituto Tecnológico Leonardo Da Vinci, Instituto Privado Galileo Galilei, Instituto San Francisco de Asís, Colegio Santa Eufrasia y Colegio San Ignacio de Loyola. “Desde estos espacios se compartirán un conjunto de prácticas docentes que han resultado efectivas en acompañar emocionalmente a los estudiantes, al mismo tiempo que logran generar experiencias de aprendizaje”, indicaron desde Nodos.

Comentaron que “regresar a la escuela requiere recuperar las experiencias emocionales de los estudiantes, permitirles construir historias con su compañeros y comunidad; que integre los episodios de estrés y ansiedad por los que transitaron”.

Consideraron, en tanto, que es necesario “construir historias con los demás que permitan ver el esfuerzo conjunto es almacenar estas experiencias en nuestra memoria emotiva de forma positiva, para ser recuperadas como parte de nuestro ser resiliente”. Del mismo modo, pensaron en la importancia de facilitar un retorno que los saque de la incertidumbre sin anclaje y de la sensación de lo provisorio, “un regreso real es necesario, aunque el volver requiera nuevas formas de pensar lo escolar, juntos, sin temor y con el cuerpo en movimiento, en un cara a cara y también en lo virtual”, dijeron.

Finalmente, precisaron: “Estamos ante una oportunidad que los niños y adolescentes sean considerados como sujetos activos en el hacer escuela. Antes que brindar contenidos, es necesario generar la disposición emocional y atencional para que puedan aprender, y esto se logra mediante la conexión social basada en el cuidado mutuo. No regresamos para recuperar y taparnos de formalismos burocráticos, sino para recibir y celebrar, aunque con poco brillo, el estar juntos”.