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La regularidad riocuartense de duelo por el fallecimiento de Fabián Costa

Múltiple campeón riocuartense, cordobés, argentino y sudamericano en una especialidad donde fue pionero

En la madrugada del lunes falleció luego de una larga enfermedad, Fabián Costa, “Gallego” para gran parte del ambiente de la regularidad riocuartense, donde fue activo participante de la especialidad desde sus inicios en Río Cuarto.

Fabián, junto a su hermano Miguel y un grupo de amigos y entusiasta, comenzaron a practicar la regularidad a fines de la década del 50. Lo llamativo del caso que no sólo en automóvil se realizaban carreras de regularidad, también en motos, o mejor dicho en motonetas, nucleados por el Club Siambretta que organizaba carreras en varias provincias del país.

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Junto a Luciano Poggi y la Siambretta 150 conque compitieron y con el trofeo en la mano, colgado el tablero que se coloca el piloto en su espalda para que el cronometrista escriba los tiempos al pasar por las referencias

También compitieron en carreras que unieron Mendoza con Viña del Mar, en Chile, esta competencia fue en autos y organizado por el Club Siam, con autos Siam Di Tella.

Estos fueron los inicios de Fabián y todos los regularistas riocuartenses, que años más tarde lo llevaron a coronarse campeón riocuartense, luego se consagró también campeón provincial, argentino y en algún sudamericano consiguió el título.

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Posan junto al Siam Di Tella con que corrieron entre Mendoza y Viña del Mar, Chile

En los primeros años fue el cronometrista de su hermano Miguel y luego corrió con muchos otros grandes pilotos, formando una dupla que fue famosa con Jorge Baños, el binomio Baños-Costa.

Cuando dejó de competir, se dedicó a otra de sus pasiones, los autos antiguos, principalmente a tener en perfecto funcionamiento a su Isetta 300, auto con el que recorrió millares de kilómetros, acompañado por su esposa y luego por su nieta o por amigos, llegando a lugares como el norte de nuestro país o el Cristo Redentor en la cordillera mendocina.

No se quedó conforme con estas travesías, que corrió dos Grandes Premios Históricos llegando en ambas ocasiones al final de la competencia.

Fue un amigo entrañable, compartió sus innumerables anécdotas en cuanta reunión estuvo, siempre con una sonrisa y llevando su Isetta 300 a todos lados.

Querido “Gallego” se te va a extrañar muchísimo, pero estarás con tu hermano Miguel y muchos de tus amigos regularistas programando una carrera entre las estrellas del cielo.