La coordinadora de viajes religiosos, María Reynot Blanco, contó a Puntal que el mundo llora a Francisco. Por su parte, la feligresa Adriana Siccardi destacó su misión en las periferias. La hermana Paulina habló de su legado
En el último adiós a Francisco, se recogieron ayer conmovedores testimonios de riocuartenses que fueron al Vaticano para participar del funeral y de la elección del futuro Papa.
La coordinadora de viajes religiosos, María Reynot Blanco, quien se encuentra en el Vaticano, contó a Puntal que el mundo llora a Francisco:“Tengo la corazonada de que en algún momento va a ser santo. Me lo dice mi intuición”.
María tuvo una experiencia religiosa ante la Virgen de Medjugorje que le cambió la vida para siempre:“A partir de ese momento, me di cuenta de que tenía que organizar viajes religiosos por el todo el mundo”.
En diálogo con este diario, la hermana María Paulina Bravo Valdés, perteneciente a Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, expresó: “El día que lo nombraron Papa, la alegría fue doble. Era un latinoamericano, que hablaría de las realidades de nuestra tierra, pero sobre todo era parte de nuestra familia religiosa, su catequesis inicial fue en el Colegio Nuestra Señora de la Misericordia en Flores. Esa tarde estábamos con reuniones de papás de los dos colegios de Santiago de Chile, soy de ahí, y pensé cuando las hermanas le enseñaban, sus maestros, a lo largo de la vida, y nunca pensaron dónde llegaría Jorge Mario. Para las Hijas de la Misericordia su cercanía como obispo fue grande. ¿Qué desafío nos deja como Iglesia? Seguir saliendo a los caminos y buscar a los que están alejados, hacer viva la esperanza”.
Por su parte, la feligresa Adriana Siccardi destacó a Puntal la misión de Francisco en las periferias:“Soy admiradora de Jorge Bergoglio, desde antes de que fuera Papa. Fue incomprendido por muchos argentinos. Pero dejó un legado importantísimo que ojalá que el futuro Papa lo siga”.
