Un año se cumplirá el martes próximo de la victoria del Frente de Todos en las Paso del 11 de agosto de 2019, que determinaron el principio del fin para el gobierno de Mauricio Macri en la Argentina.

En aquellos comicios, el actual presidente, Alberto Fernández, obtuvo sobre Macri una ventaja de casi 16 puntos, la que terminó siendo irreversible para el oficialismo, Juntos por el Cambio, en la votación decisiva de octubre.

El rotundo éxito de Fernández en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) le permitió al candidato designado a dedo por la exmandataria Cristina Kirchner empezar a probarse el traje de jefe de Estado, meses antes de que las urnas confirmaran ese resultado favorable preliminar.

Tras su asunción en diciembre del año pasado, el exjefe de Gabinete kirchnerista comenzó a afrontar el desafío de mostrarse a la altura de las circunstancias y luego de ocho meses de gestión, el primer aniversario de aquellas Paso de 2019 encuentra a Fernández batallando contra una situación de emergencia sin precedentes en la historia reciente del país.

De todos modos, en medio de la pandemia de coronavirus, de la crisis económica y del aumento de la inseguridad -la principal preocupación de la sociedad por estos días-, en los últimos días la Casa Rosada se permitió celebrar su primer gran logro, con el acuerdo alcanzado por la deuda externa argentina.

Tras largas negociaciones, el Gobierno llegó a un trato con los principales acreedores del país para reestructurar más de 68.000 millones de dólares en bonos, lo que posibilitó disipar los fantasmas del default -al menos por el momento-.

Ahora, se viene para la Argentina otra discusión que también será compleja, con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para refinanciar una deuda por US$ 44.000: un nuevo reto para el vitoreado ministro de Economía, Martín Guzmán.

En este sentido, se espera que el acuerdo por la deuda impacte en las mediciones sobre ponderación de la gestión oficial, en momentos en los que Fernández se ubica como uno de los dos dirigentes políticos del país con mejor diferencial de imagen.

El otro es su ¿amigo? Horario Rodríguez Larreta. Con relación al jefe de Gobierno porteño, su perfil moderado y dialoguista le ha permitido en medio de la pandemia ganar popularidad y los anuncios sobre la cuarentena junto al propio Fernández y al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, desde la Quinta Presidencial de Olivos le han servido para reforzar sus niveles de conocimiento en el ámbito nacional.

En este contexto, funcionarios de la Casa Rosada, incluyendo a Fernández, comenzaron en los últimos días a cuestionar públicamente al gobierno porteño, después de que la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner, se encargara de arrojar la primera piedra contra la figura de Rodríguez Larreta.

El alcalde de la ciudad de Buenos Aires se mantuvo, por el momento, alejado del ruido político generado en Balcarce 50, desde donde Cristina continúa hablándoles casi exclusivamente a sus seguidores, con mensajes publicados en redes sociales que agudizan la "grieta" al embestir una y otra vez contra el macrismo; en especial, contra el expresidente.

Con Macri "de vacaciones" en Francia, en una decisión insólita en medio de la pandemia de Covid-19 en la Argentina, la número dos del Poder Ejecutivo nacional, pateando bajo la alfombra las causas por presuntos hechos de corrupción que ella misma acumula en la Justicia, se despachó diciendo que "no hay argentino más impune" que el líder del PRO.

Fernández también arremetió contra Macri en las últimas horas, aunque su vocación dialoguista le rinde dividendos por ahora en las encuestas y su capital político se fortalece gracias a ese pragmatismo extremo que suele mostrar con opiniones "a medida" del interlocutor al que pretende llegar.

En definitiva, se trata del mismo dirigente que años atrás criticaba con severidad a Cristina Kirchner, y que ahora se esfuerza para robustecer su vínculo con la militancia K al "declararse" como "el mejor discípulo de Néstor Kirchner".

Su gestión, en tanto, se encuentra claramente atravesada por la pandemia de Covid-19 en estos primeros meses de labor, con una situación económica preocupante heredada de la administración anterior, pero que se agudizó este año y que, según especialistas, está causando estragos en las arcas del Estado.

Se mantiene tenue la luz al final del túnel con respecto a la emergencia sanitaria por el coronavirus, pero en la actualidad el asunto que más inquieta a la sociedad es el aumento de la inseguridad, sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en el populoso Conurbano.

En este marco, el Gobierno tuvo que salir a emparchar en los últimos días unas desafortunadas declaraciones de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, con relación al incremento de los delitos en medio de la pandemia, aunque increíblemente persisten las diferencias entre la funcionaria nacional y su colega bonaerense, Sergio Berni.

Dijo Berni en estos días que se "enteró por los medios" sobre recientes medidas que tomó Frederic en busca de combatir la delincuencia en el Gran Buenos Aires, y así como el Presidente sostuvo en algún momento que no cree en los "planes económicos", tampoco está claro si la ministra de Seguridad tiene su propio "plan" para responder a la demanda urgente de la sociedad sobre mayor seguridad.

Finalmente, también generó alguna repercusión interesante un comentario del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en las últimas horas, al desechar el tamiz ideológico con el que un sector del kirchnerismo suele analizar la problemática de la inseguridad y desligar por completo a la delincuencia de la pobreza.