Primero fue el secretario de Educación, Carlos Torrendell, quien habló de “alumnos fantasmas”. El responsable de la educación en el país dijo que un 38% de los estudiantes no se sabe si cursan alguna materia. Es un número muy significativo cuando se lo traduce en personas: teniendo en cuenta que el último dato oficial desprendido del Departamento de Información Universitaria de la Subsecretaría de Políticas Universitarias de la Nación, correspondiente al período 2022/23, establece que hay 2 millones de estudiantes en las universidades estatales más medio millón de ingresantes, implicaría que hay 950 mil “fantasmas”. Son casi 5 ciudades de Río Cuarto que no se sabe dónde están o si en realidad existen. Los datos sobre población universitaria están presentados en un informe firmado por el presidente Javier Milei y a partir de allí funcionarios como la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello; y el propio Torrendell.
El argumento que sostiene el Gobierno es que las partidas para las universidades se fijan por la cantidad de estudiantes que tienen; y que el sistema se encargaría de “inflar” esas cifras para recibir más dinero. Por supuesto que los dichos de Torrendell recibieron rápida respuesta de parte de las autoridades del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que ayer, a través de su presidente, Víctor Moriñigo, rechazó estas acusaciones y arremetió contra el funcionario por su “desconocimiento” del sistema universitario.
Los rectores le remarcan, cada vez que pueden, el poco vínculo del funcionario con las universidades públicas argentinas. Según su currículum, Torrendell es licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Católica Argentina (UCA), especialista en Educación con Orientación en Gestión Educativa (Universidad de San Andrés) y doctor en Ciencias de la Educación (Pontificia Universidad Católica de Chile). En su juventud, la primaria y secundaria las cursó en el Colegio de La Salle, una escuela católica privada de la Ciudad de Buenos Aires. También trabajó como docente allí, dando clases de Religión, Doctrina Social de la Iglesia y Metodología de Estudio.
Hay otro dato que curiosamente es utilizado por quienes enfrentan los argumentos del Gobierno en la discusión universitaria, y es sugerido como curioso por los funcionarios: es el crecimiento de la cantidad de estudiantes en la última década. Entre 2012 y 2022 hubo una expansión de la matrícula del 39,2% según la misma fuente oficial, lo que terminó derivando en 2,5 millones de estudiantes de grado y pregrado en el sistema universitario. Quienes se movilizarán mañana lo ven como un dato muy significativo sobre la relevancia de las universidades. Para el Gobierno, “es curioso”.
Otro dato sobre el que hay polémica es la cantidad de extranjeros que estudian en las universidades argentinas. Allí la estadística de 2022/23 –último dato disponible- destaca que son 122.769 los estudiantes que no son argentinos de los cuales 104.998 cursan estudios de pregrado o grado, y 17.771, ofertas de posgrado. Esta población representa el 4,1% del total de estudiantes de pregrado y grado, y el 9,9% de posgrado. Según el tipo de gestión, su participación alcanza el 4,3% de la matrícula en el sector estatal y el 5,5% en el sector privado universitario. El 95,8% son oriundos de países de América; un 2,8% de Europa y el 1,3% de Asia. Brasil y Perú lideran entre los países vecinos con casi 14 mil estudiantes cada uno en pregrado y grado; y luego le siguen con alrededor de 9 mil cada uno, Paraguay y Bolivia.
Otro integrante del oficialismo que ayer se subió a la discusión en contra de las universidades fue el diputado José Luis Espert. El legislador le contestó al vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, que había remarcado que el 60% de los docentes cobra un salario por debajo de la línea de la pobreza. “Es falso y una vergüenza. Los docentes tiempo completo cobran cerca de $2 millones por mes. Los no docentes con antigüedad andan cerca de $1 millón. Todos muy arriba de una canasta básica de $300.000 (adulto equivalente). Pobreza 0. Los que cobran menos son los docentes tiempo parcial, algunos no docentes y $0 los ad honorem (escándalo). Muestren los datos”, planteó el diputado en su cuenta de X.
Lo que no contempló Espert es el mismo informe de la Secretaría de Políticas Universitarias que remarca que el 70% de los docentes universitarios son de dedicación parcial y no full. En las universidades nacionales hay 147.821 docentes que cubren poco más de 220 mil cargos. Y hay 54 mil no docentes. Luego, el informe parece contar con un apartado especialmente previsto como respuesta al diputado Espert: en la clasificación de esos docentes, solo 22.091 son “exclusivos”; mientras que hay 38.442 semi exclusivos, y 153.324 con dedicación simple. Es decir, que exclusivos sólo hay un 10% de los docentes del sistema, con particularidades en cada universidad. Por caso, en la UNRC ese porcentaje es muy superior.
Por último, hay un dato más en respuesta a Espert: en el escalafón, la máxima categoría docente es el titular de cátedra, que son sólo 18 mil cargos en el país. A su vez hay 6.868 “asociados”; 54 mil “adjuntos”; 64 mil cargos de Jefe de Trabajos Prácticos; 59 mil “ayudantes de primera”; y 11 mil “ayudantes de segunda”, que es el piso del escalafón.