El Mercado de Chicago operó ayer con bajas en el trigo y recortes de ganancias en soja y maíz, pese a que coberturas de posiciones cortas dieron algo de fuerza a las cotizaciones de los granos gruesos luego de sucesivas jornadas de pérdidas.
El trigo parece no detener su tendencia bajista y cerró ayer con un nuevo retroceso, tras un recorte de exportaciones estadounidenses en un contexto de intensa competencia con Rusia y Ucrania y de mejora de la cosecha de Turquía, relevante importador de trigo.
El contrato Trigo 03/24 bajó US$ 2,39 (1,14%), hasta US$ 205,95 la tonelada.
Por su parte, el maíz se estabilizó con acotadas pérdidas por coberturas y la mejora del tiempo en Sudamérica, que acompaña el recorte de exportaciones estadounidenses por competencia de otros orígenes y fortaleza del dólar.
El contrato Maíz 03/24 cayó US$ 0,49 (0,29%), hasta US$ 163,97 la tonelada; a diferencia del contrato Maíz 07/24, que subió US$ 0,20 (0,11%), hasta US$ 173,32.
En tanto, con un mercado de soja "bastante sobrevendido" de acuerdo con Summit Commodity Brokerage, los operadores recortaron sus ventas de cara al fin de semana largo de tres días en Estados Unidos.
Los fondos se encontraban en su máxima posición vendida de la historia para inicios de febrero hace algunas semanas, por lo que el recorte de posiciones vendidas aminora las pérdidas de las últimas jornadas.
Sin embargo, las lluvias en Argentina y Brasil recortan potenciales ganancias.
Así, el contrato Soja 03/24 subió US$ 3,67 (0,86%), hasta US$ 430,73 la tonelada.
Sin embargo, el sendero ya preocupa no sólo a los productores, que vienen observando cómo las proyecciones de ingresos se desploman, sino también al Ministerio de Economía.
Un reciente informe de la Fundación Mediterránea, elaborado por los economistas Franco Artusso y Lautaro Sibilla, remarca que “en los mercados de los principales commodities agrícolas continúa observándose un proceso de convergencia de valores a medias históricas, luego del rally de precios observado entre el segundo semestre de 2021 y los primeros meses del 2023”. En el caso de la soja, el mercado de Chicago pasó de pagar más de US$ 550 la tonelada a comienzos del 2023 a US$ 479 en diciembre 2023 y US$ 455 en enero del 2024. Además, de acuerdo con las cotizaciones futuras, la oleaginosa volvería a caer en febrero, marzo y septiembre, para cerrar a US$ 413 la tonelada hacia fines de este año. “Este escenario de precios, de confirmarse, implicaría una pérdida del 18% del valor real de la oleaginosa en 2024 (con relación a 2023) y del 24%-28% comparado con los picos 2021 - 2022”, indicó el informe.
Lo cierto es que en el arranque del ciclo agrícola 2023/2024 las expectativas respecto de los rindes de los cultivos de verano se habían instalado en niveles muy altos, de la mano de un contexto macro climático favorable (la irrupción de la fase niño del ciclo Enso) y el regreso de lluvias importantes hacia fines del 2023. Lamentablemente, por las muy elevadas temperaturas y la ausencia de precipitaciones desde la segunda mitad de enero, la condición de los cultivos se ha deteriorado en términos de una situación óptima, lo que genera incertidumbre y dudas respecto de los volúmenes finales del ciclo. “Como referencia, el área sembrada con soja en condición regular/mala, que era prácticamente cero hasta mediados de enero, pasó a ubicarse en el 21% en la segunda semana de febrero; en maíz este último porcentaje llegó al 14%”, recordó el informe de la Mediterránea.
Y agregó: “Si bien hoy luce muy poco probable lograr una campaña récord en volúmenes, la producción del ciclo 2023/24 será sin dudas mayor a la del ciclo previo”. La soja debería aportar por lo menos 20 millones de toneladas adicionales a las que se lograron en la campaña 2022/23, mientras que el maíz tiene un piso de aumento de unos 15 millones de toneladas. El sorgo podría tener una recuperación similar a la del maíz, mientras que el girasol aparece como el único cultivo cuya producción estaría retrocediendo en el ciclo.
“Trabajando con precios futuros, una campaña no récord pero sí buena en producción, la estacionalidad histórica de las exportaciones, y suponiendo pocos cambios en las existencias finales respecto de las de inicio, se construye un escenario base de exportaciones para el ciclo comercial de la campaña 2023/2024 y el año calendario 2024. Debe advertirse que se trata de exportaciones netas, dado que se descuentan las importaciones de soja y que, además de granos, se incluyen envíos de carne bovina y de productos lácteos. Según los cálculos las exportaciones netas de los productos agropecuarios bajo análisis se aproximarían a US$ 37,5 mil millones en el ciclo comercial de la campaña 2023/24 y a US$ 35,5 mil millones en el año 2024; en términos comparados, se trataría de una mejora de US$ 11.300 y US$ 7.500 millones respectivamente”, explicaron los economistas.