El impulso industrializador
Desde su fundación a finales de 1961 la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Río Cuarto participó activamente del horizonte industrial planteado por las políticas nacionales y algunos actores clave en la política local. El impulso industrializador de la ciudad y la región no solo tuvo resonancia en los discursos gubernamentales, sino que también se materializó a inicios de la década de 1970 en el proyecto de creación del Parque Industrial, con el apoyo tanto del Centro Empresario e Industrial y la Municipalidad de Río Cuarto como de las autoridades provinciales.
Hacia fines de la década de 1970 el desempeño de las industrias de la región continuaba siendo magro e incluso sufrió un desmejoramiento respecto a periodos anteriores. Tampoco se había logrado la concreción del proyecto del Parque Industrial. Para 1978 Ya había una planta pasteurizadora instalada y solo dos industrias con proyecto de radicarse: la fundición de Francisco Remondino y la fábrica de repuestos de maquinarias agrícolas Sidero.
La amenaza primarizadora
En ese breve lapso el sueño de industrializar la región había encontrado un nuevo obstáculo. La política económica instaurada por Martínez de Hoz a partir de 1976 había planteado un viraje en las estrategias de desarrollo industrial con un fuerte impacto en los intentos industrializadores de Río Cuarto y la región.
El resultado de la política económica era desolador para el sector industrial: era evidente la situación de estancamiento de las actividades manufactureras, perdiendo más del 5% de su participación en el PBI; no se generaban nuevos empleos en un contexto de serias dificultades estructurales en el mercado de trabajo y se avanzó en una fuerte descapitalización del sector.
Así lo plantean los economistas Kosacoff y Katz “Comenzando a escala macrosectorial conviene recordar que mientras que en 1975 el sector manufacturero representaba el 27,8% del PBI, en 1983 sólo constituía el 24,2% del mismo. Entre ambas fechas el producto industrial cayó más de un 20%. En el curso de estos años pierden terreno relativo las ramas metalmecánicas que habían liderado el proceso expansivo de las dos décadas anteriores y ganan participación varias industrias intensivas en recursos naturales como son la petroquímica, el cemento, la siderurgia, la pulpa y papel, el aluminio.”
Con horizonte en el desarrollo
Pese al contexto, los industriales metalúrgicos de Río Cuarto sostuvieron las iniciativas que los habían caracterizados desde el inicio de su entidad: profundizar las instancias gremiales en pos de construir una representación genuina de la mediana y pequeña industria.
Con horizonte en el desarrollo, las comisiones directivas participaron activamente de la constitución de la Federación de la Industria Metalúrgica Argentina (FIMAR) y de la búsqueda de canales alternativos para canalizar las necesidades sectoriales.
En defensa de la producción y el empleo
Las condiciones macroeconómicas que preocupaban a los dirigentes no solo tenían que ver con la representación gremial, sino, como figura en las actas de la CIM, también se canalizaban en reclamos por mejorar el salario real de los trabajadores de la industria, contener la inflación y recomponer el aparato productivo con el propósito de garantizar la ocupación plena.
Así, las condiciones de inestabilidad e incertidumbre en los que se desenvolvió la industria en esos años no fueron óbice para que la dirigencia de la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Río Cuarto continuara luchando por lograr resultados positivos.
*Gabriel Fernando Carini
Doctor en Historia. Docente Departamento de Historia, Universidad Nacional de Río Cuarto e investigador de CONICET.