La ley vigente no promueve la “mutilación” o tratamientos invasivos. El artículo 11 de la normativa, sancionada en 2012, especifica que las cirugías de reasignación se pueden realizar recién a partir de los 18 años.
Una de las pocas terapias posibles es el bloqueo o retraso puberal; se trata de un tratamiento reversible que detiene la progresión de los cambios propios de la adolescencia y que no son deseados por quienes están atravesando un proceso de transición. En todos los casos siempre se lleva adelante con asesoramiento familiar y psicoterapia de apoyo. “Mi hijo Lu utilizó este tratamiento, ya que eligió ser un niño y se siente feliz con su aspecto y su identidad”, sentenció Karina.
“Como familia no impusimos ninguna ‘ideología de género’; acompañamos sus manifestaciones espontáneas, naturales, reales de sentir, de poder ser quien elige ser. No forzamos ni ejercemos coerción psicológica sobre nuestros hijos; respetamos su libertad de elegir. Acompañamos a Maicol, Lu para mí, en el proceso, en este camino nuevo; recibimos asesoramiento psicológico, también encontramos ayuda en, como les digo yo, “los dioses adultos”, que son los chicos que integran la agrupación Masculinidades Trans, quienes nos guían y nos acompañan con mucho amor compartiendo sus experiencias y conocimiento”.
“Lu, un documental en transición”
La historia de Lu se narra en un documental dirigido por Julieta Orlando, quien retrata la búsqueda de la familia para crear herramientas que acompañen a su hijo desde el respeto a su identidad de género.
Julieta contó cómo influyó en ella la experiencia de realizar el documental: “Es muy conmovedor ver cómo desde la infancia alguien se impone al mundo, cómo elige lo que quiere para sí y de esa manera reafirma su existencia más allá de lo que pueda decir una ley o lo que pueda establecer la heteronorma. Por otro lado, en el documental se refleja la fortaleza de la familia en tener como prioridad de vida la felicidad de sus hijos. Uno de los mensajes que a mí me dejó la realización de este trabajo audiovisual es que la transición en las infancias no se vive desde la individualidad, sino que toda la familia y la red también la viven”.
Además, agregó: “Creo que hoy se habla del género desde un profundo desconocimiento y desprecio; se sancionan y derogan leyes sin tener en cuenta cómo afecta esto a la vida de las personas y desde un lugar bastante arbitrario. Estamos ante un gobierno de la insensibilidad. El documental es una herramienta de visibilización de estas narrativas; hoy se demuestra la necesidad de seguir trabajando en este sentido, por lo que continuaremos relatando historias de infancias trans”.
“A las familias que acompañan a niños y niñas trans las invito a luchar; ahora es el momento de estar unidos, de resistir. Formamos parte de una red de familias diversas y el sentir general es miedo e impotencia, pero a la vez sentimos contención y apañe al saber que no estamos solos en esta lucha. Yo vivo la transición de mi hijo con muchísima felicidad, amor y orgullo”, concluyó Karina.