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La distribución del ingreso, la otra grieta argentina

La distancia entre el 10% más rico y el 10% más pobre pasó de 13 a 14 veces, pero también aumentó la brecha en el ingreso de hombres y mujeres, que ya es del 26,6% entre los asalariados

El deterioro de la actividad económica empieza a mostrar cifras claras que esta semana tendrán tal vez el evento más negativo para el Gobierno con el dato de la pobreza y la indigencia correspondiente al primer semestre, que vale aclarar que se trata de un promedio entre el primer trimestre y el segundo, lo que no es lo mismo que decir que es la foto de junio. Muy por el contrario, posiblemente, y dado el escenario económico, el dato sea mejor que la realidad del cierre de la primera mitad del año. De todos modos, el número será peor al del semestre previo: habrá más pobreza y posiblemente más indigencia que en el segundo semestre de 2022 cuando se conoció que el 39,2% de los argentinos eran pobres y el 8,1%, indigentes. No podrá el Gobierno evitar que la cifra supere el 40% y algunos especialistas advierten que será más cercana al 42%. En aquella última medición, la capital provincial alcanzaba el 39,5% de pobres y Río Cuarto -los dos conglomerados que se encuentran en la base de 31 ciudades relevadas por Indec- alcanzaba el 37,5%. La Región Pampeana, que las contiene, tuvo 36,3%. En términos concretos: en Córdoba se detectaron poco más de 627 mil personas pobres, mientras que en Río Cuarto, casi 68 mil.

Pero la semana pasada hubo un dato más sobre el plano social: la distribución del ingreso, que refleja al conjunto de la población dividida en 10 fragmentos iguales según sus ingresos, lo que arroja el promedio de cada decil y también la distancia entre ellos, con especial referencia entre el más alto y el más bajo. Esa pirámide tuvo un leve deterioro, según ese último informe, el índice pasó de 0,414 a 0,417, siendo cero la igualdad absoluta de los ingresos. De todos modos, del Índice Gini, el del segundo trimestre del año es uno de los más bajos de los últimos 5 años.

Hay un dato complementario: entre el decil de mayores ingresos y el de menores, la distancia de ingresos pasó de 13 a 14 veces. Es decir, hay mayor desigualdad en el entramado social, algo que suele ocurrir en momentos de dificultades económicas persistentes debido a que los estratos menos acomodados poseen limitadas herramientas para hacer frente a esa coyuntura.

Pero hay más lecturas dentro del informe de distribución del ingreso. Porque allí se puede observar una caída generalizada de la situación social en Argentina. Para comprobar eso sólo es necesario observar que para estar en el 10% de la población de mayores ingresos es necesario ganar más de 280 mil pesos (al segundo trimestre del año). Del otro lado, el decil de menos ingresos apenas reúne menos de 35 mil pesos mensuales. Ambos grupos tienen la misma cantidad de población.

El ingreso medio del decil más alto es de 424.244 pesos, mientras que el del otro extremo alcanza los 19.500 pesos. Si se suman todas las personas del 10% de mayores recursos alcanzan un ingreso total de $778,6 millones contra los $35,7 millones del decil más bajo.

Si se observa lo que acumulaban un año atrás, tomando la tasa de inflación, el grupo de mayores ingresos casi logró sostener su poder adquisitivo, algo que no ocurrió con el de menores recursos.

Hay un dato más que marca la brecha por género de manera dramática: en el decil de menores ingresos la mayoría son mujeres, todo lo contrario a lo que ocurre en el de más ingresos. En el decil 1, hay un 6,5% de mujeres y un 3,5% de hombres, mientras que en el 10 hay 6,5% de hombres y 3,5% de mujeres.

Por su parte, entre la población ocupada (los trabajadores dependientes -personas asalariadas- y los independientes -patrones y cuenta propia–, distintos regímenes horarios, calificaciones) hay también brechas significativas. El decil de más ingresos escala a un promedio de $409.289, mientras que el más bajo se ubica en torno de los $18.900. Si se combina esta categoría de ocupados con la situación de género se observa que los hombres ganaron en el segundo trimestre del año, en promedio, unos $160 mil frente a los $117 mil de las mujeres. Esa brecha es la más alta de las últimas cuatro mediciones del Indec con una distancia del 26,6%.

Ese porcentaje es, durante el mandato de Alberto Fernández, el cuarto más alto de la serie.

Por otra parte, cuando se toman los hogares, para estar en los de mayores ingresos se debe superar los 500 mil pesos (siempre al segundo trimestre del año), aunque ese grupo suma en promedio unos $717 mil mensuales. El hogar promedio de menores ingresos apenas reúne $54 mil. El grupo familiar que no reúne 200 mil pesos mensuales está ubicado en la mitad más pobre de la población, según el trabajo del Indec.

Todo esto tendrá un ingrediente más que permitirá clarificar más el escenario social del país esta semana cuando se conozca el índice de pobreza e indigencia. El miércoles el Indec tiene agendado entregar el informe que, por el efecto inflacionario de la primera mitad del año y las dificultades de los ingresos de avanzar en paralelo, reflejará un deterioro. Es el reflejo de un prolongado estancamiento de la economía nacional en combinación con una inflación que hasta aquí no encontró resultados, un tema que no logra hacer pie en la campaña electoral a pesar de su relevancia y del poco tiempo que queda hasta los comicios del 22 de octubre.